PRIMERA YAYA.- Tengo algo para ti. SEGUNDA YAYA.- No hacía falta que me regalases nada. PRIMERA YAYA.- Acéptalo. Es mi manera de disculparme. Pero hija, si no lo quieres, mira, a mí…
Las yayas con la voz de nunca
Rellano. Una yaya friega silbando. Se entretiene un rato con una mancha que no consigue limpiar y maldice. Desiste, se apoya en la pared y juega con un cigarrillo que ha sacado del bolsillo. Suenan pasos, firmes pero lentos, que suben por las escaleras. La yaya se deshace del cigarro y vuelve a recoger su fregona para limpiar vagamente. Otra yaya aparece.
PRIMERA YAYA (limpiando).- No pises, por favor.
SEGUNDA YAYA.- Ay, perdona. (Silencio.) ¿Desde cuándo te interesa la limpieza del edificio?
PRIMERA YAYA.- Siempre.
SEGUNDA YAYA.- ¿Siempre?
PRIMERA YAYA.- ¡Sí! No me conoces tan bien como tú te crees. Anda que no te falta por aprender…
SEGUNDA YAYA (ríe tímidamente).- Ay, mujer, pero si yo aprendo encantada… si me dejas.
PRIMERA YAYA.- Claro… No sabía que habías vuelto.
SEGUNDA YAYA.- ¿No? Qué raro, ¡si yo te había dejado un mensaje!
PRIMERA YAYA.- Ah, sí… Oye, pues sí que es raro, sí. No… No recuerdo haberlo leído. O verlo. Ya sabes que yo…
SEGUNDA YAYA.- Esta parte ya está seca.
PRIMERA YAYA.- Ah, sí… Pasa, pasa…
SEGUNDA YAYA.- Mira una cosa… He estado pensando…
PRIMERA YAYA.- Sí. Yo también.
Ríen.
SEGUNDA YAYA.- Pero…
PRIMERA YAYA.- Tengo algo para ti.
SEGUNDA YAYA.- No hacía falta que me regalases nada.
PRIMERA YAYA.- Acéptalo. Es mi manera de disculparme. Pero hija, si no lo quieres, mira, a mí…
SEGUNDA YAYA.- ¡No seas alcornoque! (Recelosa.) Claro que lo quiero… ¿Es un soborno? Mira, ¡no quiero saberlo!
PRIMERA YAYA.- Esta vez es diferente. Son entradas para ver una danza.
SEGUNDA YAYA.- Me tomas el pelo.
PRIMERA YAYA.- Quiero dar el paso.
Ríen. La PRIMERA YAYA suelta la fregona. Se intentan acercar pero se lo impide el suelo mojado. Cada una intenta cruzar al otro lado sin éxito.
SEGUNDA YAYA.- ¡No sabes cuánto llevo esperando este momento!
PRIMERA YAYA.- No tanto como Godot.
SEGUNDA YAYA.- ¿Qué me dices?
PRIMERA YAYA.- ¡Que nos vamos a La Cuarta Pared a ver una versión de Esperando a Godot en danza! ¡La voz de nunca!
SEGUNDA YAYA (sofocada).- ¿Con Luz Arcas, Ignacio Jiménez, Juan Manuel Ramírez? ¿Y Begoña Quiñones?
PRIMERA YAYA.- ¡Claro! El premio a la Mejor Intérprete Femenina en la III Edición de los Premios de Teatro Andaluz, sí, boba, sí. Y la dirección y… ¿cómo era…? ¡Ah! ¡La dramaturgia! Ambas corren a cargo de Luz Arcas y Abraham Gragera.
SEGUNDA YAYA.- ¡La Phármaco!
PRIMERA YAYA.- ¡Pero hija, no es moco de pavo! La voz de nunca es una obra escénica total donde confluyen movimiento, palabra y música interpretada en directo por un pianista. La música original toma como punto de partida el Claro de Luna de Beethoven y la Sonata para viola de Shostakovich. ¡Que no te enteras!
SEGUNDA YAYA (ríe).- ¿Eso se te ha ocurrido a ti?
PRIMERA YAYA.- Puede que me lo haya dicho un pajarillo…
SEGUNDA YAYA.- No seas pilla, ¡si te lo dije yo, alcornoque! (Orgullosa.) La voz de nunca baila al Beckett que anticipa la tragedia contemporánea en la que el sentimiento romántico se sustituye por el mito de la nada: el hombre se enfrenta con su insignificancia para rendirle culto; la nueva religión exige sus propios ritos. ¡Ay…!
PRIMERA YAYA.- ¿Te gusta?
SEGUNDA YAYA.- Me encanta. ¡Ven aquí!
PRIMERA YAYA.- Pero mira por dónde vas, ¡cuidado con el suelo!
El Trapo
