
Los adictos a las series siempre estamos abiertos a encontrar buena mercancía. El blog Elemental, de El País, es una buena fuente de información, augura mercancía de primera. Recomendaba Longmire, y me puse a verla. Me gusta descubrir series en la tercera temporada, te otorga un gran margen, y ver los capítulos de dos en dos. Pero pocas series eliminan, momentáneamente, al resto de series. Desde que he descubierto Longmire no he visto ningún capítulo de ninguna otra serie. A veces tu mente, tu cuerpo, te pide salir a tomar aire fresco, pero no puedes evitarlo, tienes que llegar al final.
Longmire está basada en una novela policíaca escrita por Craig Johnson. Creada por John Coveny y Hunt Baldwin, productor de The closer, Trust me, está protagonizada por Robert Taylor (Walter Longmire). Walter es el sheriff en el tranquilo condado de Absaroka, en el Estado de Wyoming, en pleno oeste americano, un lugar de naturaleza extrema, donde se mezclan la América profunda con la reserva de los cheyenne. Sí, un western con indios, sin praderas, pero con reserva y la dignidad y las costumbres intactas. Walter es un sheriff que ama su trabajo pero detesta la muerte y la violencia. Un sheriff alejado de la corrupción y de la violencia fácil.
Walter ha pasado de los 55, es viudo, tiene una hija, habla poco, pero tiene un rostro increíblemente expresivo. Ya no se conserva como cuando jugaba en el equipo de fútbol americanen de la Universidad South California, pero es increíble lo bien que le quedan los vaqueros, el cinturón con hebilla, la cartuchera y la estrella; además de su mirada, su tristeza, su silencio, su abandono.
El autor de la novela se declara admirador de Ford, pero yo creo que le debe más cosas a Hawks y a Eastwood. A Hawks por ese toque de comedia con las llamadas de teléfono. Walter no tiene móvil y recibe llamadas continuamente en los teléfonos privados de sus ayudantes, vecinos…, y en los teléfonos públicos de bares, hoteles…, y en la lucha de sexos. Cada vez que su ayudante, una mujer de una contundencia varonil y una sexualidad apabullante, le llama por su nombre, Walt –bueno, no le llama, le grita, pronunciando cada letra–, se te eriza la piel. Son pura sexualidad. Cada vez que grita su nombre les ves pescando, de barbacoa y por supuesto practicando sexo. Su grito casi siempre está en off, sobre el plano de Walter, su rostro reacciona con una ligera mueca contenida. Sabemos que el grito anticipa un nuevo crimen, una prueba, una dificultad, pero todos sospechamos lo que pasa por la cabeza de Walter. Y a Eastwood le debe la hermandad entre Walter y el protagonista de Sin perdón, un hombre profundamente enamorado de su mujer que se rompe cuando muere asesinada.
Desde mi punto de vista Ford construye grandes hombres cuando las cosas van bien, pero se le escapan cuando las cosas se tuercen, y construye peor las escenas entre hombres y mujeres que nuestros dos directores favoritos. Hawks y Eastwood dibujan hombres en cualquier circunstancia y nuna rehuyen una buena escena con una mujer atractiva.
Para mí, la serie tiene un atractivo personal: Mi padre se parece a Walter. También son hermanos, podía adjuntar foto, pero me parece un exceso. Mi padre era rubio y apuesto, muy apuesto, y la vida le puso la misma expresión en la mirada y la misma tristeza en su rostro. Durante años me he preguntado qué era ser un hombre. He tardado mucho en encontrar la respuesta. Un hombre es aquel que se da cuenta, a través de un acontecimiento, que no tiene ningún poder, ningún control sobre la vida, que su poderío físico, intelectual, es una anécdota. Encaja la noticia con dificultad y sigue afrontando la vida siendo fiel a sus principios. La mayoría de las personas, casi todos los hombres, se rompe como una caña cuando se desvanece el poder, pero ellos siguen con su vida. Eastwood, Hawks, Walter, mi padre… tienen esa expresión de lucidez, esa valentía de comprobar su ausencia de poder y no romperse. A veces una sonrisa borra esa expresión y descubres o recuerdas cómo era su rostro cuando creían que eran fuertes y poderosos como Sansón, pero quién quiere a Sansón teniendo la posibilidad de mirar a los ojos a un hombre de verdad. Cuando los hombres llegan a ese punto es cuando realmente la historia se pone interesante. Por fin encuentras lo que siempre has estado buscando: un hombre desnudo.