Hace unos días tuve una interesante conversación de 140 caracteres con la periodista de moda Vega Royo-Villanova. Hablando sobre las parkas de la firma Woolrich John Rich &Bros., llegamos a la conclusión de que esos abrigos, tan clásicos como su nombre, son para la gente “de toda la vida”, mientras que los plumas suntuosos de la firma francesa Moncler son para “los de ahora”.
Sí, estábamos hablando sobre moda, pero también sobre uno de los capítulos más apasionantes de la sociología: el clasismo. Algunos también lo han llamado «lucha de clases» (Marx), aunque yo prefiero hablar del más romántico (y novelesco) «ascenso y descenso social» (Balzac, Thackeray). “Como dice mi padre, es mucho más elegante ser nuevo pobre que ser nuevo rico. Aunque esas cosas ya son lo de menos”, concluyó Vega.
Nuevos pobres o nuevos ricos. Esa es la cuestión. Una cuestión en apariencia banal, pero no menor en los tiempos que vivimos, de recesión y desempleo salvaje. La última década de la historia de España podría resumirse en algunos de los estandartes de la nueva riqueza: los adosados de lujo, los “chic outlet shoppings”, los coches importados y la masificación de lo exclusivo “ad infinitum”. Probablemente la próxima década de la historia de este país estará marcada por la decadencia de todos esos emblemas: las macro urbanizaciones fantasma, los centros comerciales vacíos y las deudas “ad infinitum” de los nuevos ricos.
Nuevos ricos, viejos ricos… ahora casi todos somos nuevos pobres. Y ya que tenemos que hacer frente a este largo y durísimo invierno económico, creo que es mejor abrigarnos con una de esas parkas de Woolrich «de toda la vida». Discretas, elegantes, funcionales. Seguramente algunos echarán de menos las épocas pasadas, de dinero nuevo, de casas nuevas, de coches nuevos y de nuevísimos Moncler a rabiar. Bueno, por suerte esas cosas ya son lo de menos.
