Marcelo en el XXV Festival de Teatro Clásico de Peñíscola (II)

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(Puedes leer el episodio anterior aquí.)

Ayer me quedé muy a gusto viendo desfilar a Aquiles por el paseo marítimo de Peñíscola.

Lo chulo es acompañar al muñeco en este entorno paradisíaco.

Eso le dijo Sergio Heredia, de la compañía de La Fam Cía de Teatre, a alguien que pasaba. Todos se hacían fotos con Aquiles antes de que los manipuladores le accionaran. Sé que la palabra manipulador es contradictoria. “Los manipuladores de Aquiles”. Alguno estará pensando que se trata de unos tipos contratados por la compañía para jugar con los sentimientos de Aquiles. Pero lo que hacen es mover algunos botones o tocar algunas cuerdas para… ¡No os lo cuento, que pierde la magia! Aquiles es una marioneta de cinco metros que con música de peli de romanos se paseó por el paseo marítimo de Peñíscola y convocó a todo espectador (grande, pequeño o mediano) que por allí pasaba, o que incluso estaba dándose un chapuzón. Todos le hacían fotos, todos parecían radiantes. Excepto una mujer, que va y dice:

Todos los días hay algo aquí en el paseo marítimo.

Será imbécil, la tía… A ver, que no vengo yo todos los días a Peñíscola (de hecho, es la primera vez) y no soy quién para contradecir a esta payasa, pero tampoco creo que todos los días se monte una como esta del Aquiles como apertura del Festival de Teatro Clásico. Si esa señora comparaba el Aquiles con los artistas de las esculturas de arena de playa, o con alguien que se disfrace de Mickey Mouse cualquier otro día del año, lo que le pasa es que es una rancia y que se merece que le presente en sueños el Aquiles de cinco metros a hacerle cosquillitas con su espada en el chirimbolo. Esa señora no hace falta que siga viendo los demás espectáculos del Festival de Peñíscola, pero el resto de los viandantes que abarrotaban el paseo, sí. Esta señora te puede quitar la ilusión de cuajo.

Aquiles se paseó dos veces, una a las 20h. y otra a las 21h., con pirotecnia final, y se repartieron folletos del Festival para que todos se enteraran de lo que ocurre en Peñíscola durante tres semanas. Entre el primer y el segundo pase pillé a alguien de la organización del festival contándole a un tipo alto que había por allí algo sobre el primer y el último espectáculo:

Sí, inauguramos y cerramos el festival con dos compañías de teatro de calle de Castellón. Abrimos hoy con La Fam Cía de Teatre y su Aquiles y cerraremos con Visitants y sus Maletes de terra. Hoy han venido los de Visitants para ir al castillo y ver por dónde van a hacer el recorrido de Maletes de terra el domingo 24 de julio, es que será por los distintos espacios que hay en el castillo.

El tipo alto puso cara de “ah, que interesante, y comenzó el segundo pase de Aquiles, tras el cual, y tras los fuegos artificiales y los aplausos pertinentes (muchos), algunos dijeron “¡vamos para el castillo!”. Es que la función siguiente era en el castillo, exactamente en el patio de armas:

El patio de armas es un sitio alucinógeno para hacer teatro

Eso dijo de repente uno de los manipuladores de los sentimientos de Aquiles (era bromaaaaa, que solo son manipuladores de botones y cuerdas…).

En fin, que me encaminé hacia el patio de armas y tardé bastante menos que todos los demás, porque, claro, a mí subir cuestas no me cansa porque voy volando, que soy un murciélago, no lo olvides. Vamos, que llegué antes que nadie y vi subir con la lengua fuera a muchos espectadores. “Ay, la subidita al castillo, etc.” ¡Quejicas!


A punto de comenzar
El viento es salvaje

Así que nada, yo estaba allí el primero observando a todos. Abrieron la verja del castillo un poco antes de empezar El viento es salvaje de Las niñas de Cádiz. Te había dicho que hacía un viento salvaje por la tarde en Peñíscola, pero para la hora de la función de Las niñas de Cádiz se relajó un poco y el viento lo trajeron ellas. Además, es que luego supe que el viento que vuelve locos a los gaditanos es el de levante, “la levantera” y el que vuelve locos a los de la Comunidad Valenciana es el de poniente, “la ponentà”.


Las niñas de Cádiz recibiendo aplausos

Mucho disfrutó el público con Las niñas de Cádiz, y mucho aplaudieron todos en pie. Desde donde yo me había colgado bocabajo (soy un murciélago) escuché muchísimas risas, por ejemplo, de las penurias y la mala suerte de Mariola. ¿El público se ríe de la gente que lo pasa mal? ¿Esa es la conclusión que saco? Bueno, es que la situación de El viento es salvaje  es tan hilarante, que el público no lo puede evitar. Cuando la prima viene a contarle a Vero lo que le ha pasado a Mariola y le dice que “está regular ná más”, el público ríe a carcajadas. Y cada vez que Juandesito se quita los tenis… No te cuento más por si la ves en algún momento. ¡A mí me gustan así las tragedias griegas! ¡Volverán a Madrid de nuevo este año, a Teatro del Barrio! En fin, que la función acabó, y justo después pillé a las actrices haciéndose fotos con el director del festival.


Las niñas de Cádiz junto a Javier Sahuquillo, actual director artístico del Festival de Peñíscola

Luego pillé a la compañía Visitants contando a alguien cómo era el espectáculo que cerrará el festival:

Maletes de terra es una pieza de teatro de calle itinerante que cuenta la historia de cinco mujeres desde antes de la República, durante la República, la Guerra Civil, la Posguerra y el Exilio, y pone en valor todo el recorrido vital anónimo de todas las mujeres anónimas que han vivido en esa época, y también de todas esas mujeres a las que se ha olvidado en el campo de la cultura y el arte en esa época.

Y justo cuando estaba a punto de buscar supermercado para ir a dormir, escuché al propio director artístico del Festival, Javier Sahuquillo (que había presentado con una camisa de flores y unas breves palabras la función de El viento es salvaje y el principio del festival) que le contaba a un chaval lo que quedaba para los días venideros:

Mañana vemos No es amor, de Lara Misó y Colectivo sin par, una pieza de danza contemporánea a partir del mito de Sísifo y los bailes de los derviches, y con ello comenzamos a hacer funciones en el Salón Gótico. También nos queda el sábado 9 de julio Els ocells, una comedia muy divertida de La Calòrica. Y ya el martes tenemos Tartufo, con Pepe Viyuela al frente, y dirigido por Ernesto Caballero, un clásico de Molière.

Yo le veía en la cara las ganas de contarle a su contrincante todo hasta el final, y veía los ojos rasgados del que escuchaba, a punto de cerrarse de sueño. Pero no, nada de dormir, que aún quedaban muchas propuestas en la programación…

Después tenemos Noche de Reyes, una de Shakespeare adaptada por Álvaro Tato y dirigida por Helena Pimenta, y que además es la primera vez que actúan en la Comunidad Valenciana, con Victoria Salvador, una de nuestras grandes actrices, en el reparto. Y Lázaro de Leamok, un Lazarillo de Tormes renovado en el Salón Gótico, a ritmo de rap y con un intérprete fantástico, junto a un DJ, Marco Ferreira. Después tenemos La niebla, que es un encuentro imaginario entre Góngora y Quevedo, insultándose en escena, y aparte salen María de Zayas, Felipe IV, y otro montón de personajes de la época que les van a ayudar a contar la historia.

Sahuquillo ya estaba hablando a un ser durmiente. Claro, es que eran ya las dos y pico de la noche y a veces hay gente con sueño, incluso en los festivales. Pero estaba claro que no iba a parar de hablar hasta terminar la programación completa.

Luego ya nos vamos a la Compañía Argentina de Teatro Clásico que viene con El lindo Don Diego con un reparto de doce intérpretes, que están de gira veraniega por España. Después, tendremos Numancia de Miguel de Cervantes y Nao d’amores, con José Luis Alcobendas al frente de los romanos. Y luego está el Quijote de Bambalina, que ya dirigió Carles Alfaro hace 25 años, que fue el gran éxito de la compañía, y que han recuperado ahora; es un espectáculo de títeres iluminado solo con velas, sin texto, y en el Salón Gótico.

Sahuquillo paró a respirar un momento, y se dio cuenta de que a quien estaba hablando quizá se hubiera despistado algo… Le zarandeó un poco. Aquel se despertó sobresaltado. “¿Todo bien?”, dijo Sahuquillo. “Claro”, respondió el chaval. Y Sahuquillo remató la faena.

Después, Torquemada, dirigido por Pérez de la Fuente a partir de las novelas de Torquemada de Galdós, versión de García May e interpretada por Pedro Casablanc. Y para cerrar el festival, una pieza de memoria histórica de calle que llevará a los espectadores por todo el castillo, Maletes de terra, escrita y dirigida por Sonia Alejos, que trata sobre las mujeres republicanas de los años veinte y treinta y la represión que sufrieron.

Había llegado el final del recuento de la programación. El chaval respiró agradecido y cayó rendido en unos cojines de un rincón paradisíaco llamado Agua Clara. Yo creo que hasta roncó un poco. Yo, por mi parte, me sentí abrumado, porque… ¿acaso debería quedarme hasta el final del festival? Realmente no había visto todo lo que estaba programado, solo un par de ellas. ¿Qué hacía con mi vida? Qué dilema…

Decidí buscar supermercado para dormir, y ya mañana sería otro día… Eso pensé mientras salía volando. Pero… Un murciélago funesto se interpuso en mi camino:

ROBERTO.- ¿Y tú quién eres?

MARCELO.- ¿Yo?

ROBERTO.- Que sí, tú.

MARCELO.- Pues mira, no creo que te importe mucho.

ROBERTO.- Oye, panoli, te he visto fisgando en el patio de armas, y te tengo que decir que el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola es mío, así que te lo advierto. ¡O te vas de aquí, o la tenemos!

MARCELO. Los festivales no tienen dueño, no te digo…

ROBERTO.- Eso lo dirás tú.

Salí volando de allí, con Roberto detrás, persiguiéndome. Sobrevolé el mar, una y otra vez, jamás había hecho eso, ¡qué de agua! Es que en Almagro (mi pueblo), de mar poco sabemos. Y qué oscuro estaba todo… qué poco se veía… Seguí volando hasta que…

Continuará…

Marcelo, el murciélago