Matanza en Tucson

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“Matanza en Tucson” suena a título de película estadounidense en la que un sádico asesino con una máscara y una sierra eléctrica va descuartizando a jóvenes universitarios en un enorme caserón incomunicado en medio de ninguna parte. A menudo me planteé por qué gustaban tanto ese tipo de argumentos en aquel país, hoy me pregunto si no será porque allí no se ven como simple ficción… En esta ocasión me voy a disfrazar un poco de viejo ermitaño de larga y sucia barba para gritar desde un púlpito improvisado que el final se acerca, avisados quedan.

 

Según las interpretaciones que estoy leyendo y escuchando de los expertos en política exterior, la masacre de Tucson resultante del intento de asesinato de la congresista demócrata Gabrielle Giffords, se debe a la fatal conjunción entre el desequilibro mental del tirador, el calado que tiene cada vez más el discurso delirante del ala más radical de los republicanos y la asombrosa facilidad con la que puedes hacerte de un arma de fuego en los Estados Unidos. Lo del desequilibro supongo que merecería un estudio en profundidad y lo de las armas es simplemente alucinante, pero lo del Tea Party y sus soflamas ultra patrióticas tiene una lectura bastante sencilla según mi parecer.

 

Estamos en el preocupante punto en el que se presenta como graciosa la aparición de personajes como Sarah Palin, es como si pertenecieran a un circo friki divertido pero inofensivo, nada más lejos de la realidad. Las ideas más lesivas de la ultra derecha se están haciendo cada vez más hueco en nuestras sociedades ante la pasividad general. Cuando publican que Berlusconi prostituía a una chica de diecisiete años se sonríe de soslayo y dice “¡menudo personaje!” Cuando la líder -o lideresa- del Partido Popular de Cataluña hizo un “juego” para iPhone en el que se disparaba contra los inmigrantes sin papeles -ahí ponía “Inmigración Ilegal”, porque la dialéctica es muy importante- se pasa por alto como si fuera una consecuencia lógica de la actual crisis económica; cuando Sarkozy expulsó de Francia a miles de gitanos con el único argumento de su procedencia étnica, se atacó a la Secretaria Europea que lo condenaba porque no era correcto comparar aquello con lo ocurrido en la Alemania nazi… en la frontera de Estados Unidos con México hay estadounidenses civiles que patrullan armados a la caza del inmigrante porque les han convencido de que ese es su deber para con su patria. En una “tertulia” de las que se pueden ver actualmente en la plural TDT española, un periodista dijo que este país no tendría la suerte de que le ocurriera lo mismo que a Polonia y el presidente muriera en un accidente de aviación. Nadie hizo el menor comentario, se siguió hablando como si nunca se hubiera dicho semejante bestialidad ¿Qué está pasando? ¿Por qué el odio vuelve a ser un sentimiento legítimo en la vida pública? ¿Qué es lo que ha fallado para que tanta gente tenga completamente interiorizado el hecho de que si el vecino no piensa como él entonces es su enemigo?

 

Que un perturbado asesine es triste, pero difícilmente controlable, vale, que haya quien se alegre por ello no es triste, sino peligroso; pero que exista gente que siembre odio esperando que esos perturbados se activen y terminen cometiendo actos como el de Tucson, es sencillamente demencial… y repugnante. Los ideólogos no pueden esconderse tras la ambigüedad, la apariencia de corrección y los grandes palabros porque saben perfectamente a qué están jugando. Estamos siendo testigos de cómo se calienta a un pueblo para que deje de ser inaceptable la discriminación, para que puedan llegar a justificarse actos de segregación y para que tirar una piedra pase de ser un acto vandálico a una acción necesaria. Luego nos llevaremos las manos a la cabeza y nos preguntaremos cómo pudimos llegar a donde sea que lleguemos, pero eso será después…

 

Me bajo del púlpito improvisado, me afeito, me ducho y os digo: el final no está cerca, el mundo no se acaba, y los nazis volverán a tomar Polonia, pero aún así hemos de tener cuidado, el odio nunca fue la solución a ningún problema, nunca.

 

El Chojin es un artista veterano de la escena Hip Hop en España… destacado por la profunda crítica social que lleva a cabo en sus temas, marcó un hito en el rap español con su disco “Sólo para Adultos” (2001), en el que ponía de manifiesto la madurez de su estilo con grandes dosis de compromiso y temática social, y confirmando la consistencia de su rap para ser acogido por el gran público. El Chojin también destaca en otros ámbitos culturales tales como: El teatro, la literatura, la poesía. Siendo este invitado a ponencias, debates y mesas redondas. En estos momentos se encuentra colaborando con La 2 Noticias dando su punto de vista sobre la actualidad en forma de rap.