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ArpaMi abuela de corcho

Mi abuela de corcho

¡Mi abuela de corcho! es una expresión popular muy utilizada por mi abuela. Aunque desconoce su origen y significado exacto con ella muestra sorpresa o enfado. 

 

Este proyecto supone un acercamiento a la vida de mi abuela Araceli. A través del espacio pretendo mostrar la paradójica complejidad de una vida tremendamente sencilla pero intensa. Su casa, el 32 de la calle San Francisco, es el manantial de los orígenes de mi familia y su paisaje un territorio cargado de evocaciones. Aquí creció mi padre. Él, a menudo habla de su infancia con fantasías y como poeta, suele mezclar realidad y literatura (aquella imagen de su abuelo Esteban, el Berlanga, dirigiendo una caravana de carromatos camino de los montes para recoger el esparto…).

 

Los recuerdos heredados en las historias de mi padre crearon en mí la idea del pueblo como algo literario, irreal; al mismo tiempo que lo vivíamos como un lugar tremendamente mundano, transitando por los caminos en los que recogíamos el regaliz, o entre los enjambres de las huertas. A esta imagen tan  real en la vida diaria como en la imaginación, contribuyeron personajes como mi bisabuela Josefa, siempre de negro y con un enorme moño blanco (yo me imaginaba que el pelo le llegaba hasta los tobillos); o un pariente mudo que cantaba con entusiasmo en una reunión familiar.

 

El 32 de la calle San Francisco de Corella (Navarra) es un museo improvisado cuyos pasillos y caminos guardan la memoria familiar. Un pequeño refugio sencillo y fascinante.

 

 

 

Salvador Arellano es periodista y fotógrafo. En FronteraD ha publicado las fotografías de Una historia de contrabandistas y del perfil de Pilar Goizueta: “Aquí lo primero son los animales” 

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