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“Damas y
caballeros, les habla su capitán. Permítanme pedirles disculpas
por el retraso. Ha sido debido a un pequeño problema técnico que
finalmente ya está solventado. Acabamos de pedir permiso a la torre
para rodar y en cuanto nos lo concedan iniciaremos nuestra marcha a
destino. Les reitero mis disculpas y les deseo a todos un feliz
vuelo. Muchas gracias”
Un coro de suspiros
de alivio resuena en toda la cabina de pasajeros mientras la voz
repite el discurso en un torpe inglés. No cabe ni un alma: parejas
jóvenes, niños, matrimonios de ancianos… hay hasta un grupo de
rock de segunda fila embarcado para ir a dar un concierto.
Por fin la aeronave
rueda, llega a cabecera de pista e inicia la maniobra de despegue.
Algo no va bien, un extraño ruido precede a una monstruosa
explosión. Las llamas lo arrasan todo. Mientras, en la terminal, un
iracundo señor pone una reclamación por el over-booking.