Necesitamos el placer, eso es un hecho indiscutible e indispensable, y diría que más allá de eso necesitamos que entiendan nuestra necesidad… o al menos que la respeten. Me
llama poderosamente la atención el hecho de que cuando alguien no entiende por qué disfrutas con algo lo tache automáticamente de tontería ¡como si las tonterías no fueran importantes! ¿Qué es lo realmente digno de recibir ese título, la salud? Claro que la salud es importante, pero cuando la tenemos qué hemos de hacer ¿maravillarnos de lo sanos que estamos? La saludo es básica pero ni de lejos es suficiente porque el placer está en las pequeñas cosas.
Hay que potenciar el placer y sobre todo hay que cotidianizarlo. No encuentro motivos para tener que acercarme a él sólo de vez en cuando como si se fuera a romper o a gastar. Recuerdo cómo mi abuela guardaba lo que le gustaba para momentos especiales, le pirraban los polos de limón pero en todo un verano podía comerse sólo uno -o dos a lo sumo- La idea era que cuando repites demasiado algo que te agrada al final termina por dejar de gustarte… puede que sea cierto, pero… ¿Y qué? Existen tantas actividades
que pueden resultar placenteras que merece la pena llegar a hartarte de alguna después de haberla disfrutado a gusto cuántas veces hayas querido ¿Por qué es el placer siempre lo que tiene que acabar esperando? ¿Qué puede haber de malo en priorizarlo? Creo que las personas que nos han enseñado -con la mejor voluntad, seguro- que “lo bueno si breve dos veces bueno” se equivocan de lado a lado porque, de hecho, el placer está en disfrutar de lo que te gusta en la medida en que cada uno lo sienta ¿De verdad nadie se plantea que cuando te dicen de un placer “ya es suficiente” en realidad lo que hacen es molestarte? ¡Déjame en paz! Yo diré cuando es suficiente, no necesito que nadie me racione mis buenos momentos.
No me cabe ninguna duda de que si saciáramos más a menudo nuestro apetito de placer todos seríamos más felices; pitaríamos menos en los atascos, saludaríamos a la gente con mejor cara y soportaríamos mejor aquello que no nos gusta. Sé que hay quien se confunde arrojando la sombra de que la búsqueda del placer puede ser irresponsable. Por algún extraño motivo hay quienes piensan que buscar nuestros momentos de deleite nos aleja de
nuestras obligaciones, pero eso es una gran mentira. Nuestra existencia en la tierra es limitada, pero dura toda la vida, es decir, que tenemos tiempo suficiente -por mucho que nos gustara tener más- para cumplir con los demás y con nosotros mismos.
Cuando oímos la palabra “placer” normalmente pensamos automáticamente en sexo de modo que todos los tabús y secretos que le acompañan aparecen de forma irremediable. El sexo es placentero, sin duda, y deberíamos practicarlo muchísimo más, pero son tantas las cosas que también lo son que es injusto que el sexo se adueñe de la palabra. El placer está en una conversación y en un gazpacho fresquito en verano; está en planificar un fin de semana especial y en el color azul; está en tirarse en la cama cuando estás reventado
sin siquiera quitarte la ropa y en llevar a cabo ese fin de semana especial que
antes planificaste.
¿Propósito? Comprometerme conmigo mismo a
satisfacer más a menudo mis deseos. Cubrir mis pequeñas necesidades, buscar el
placer.
quien no sea consciente de
quien no sea consciente de eso, lastimita me da!
De los placeres no deberíamos
De los placeres no deberíamos hartarnos, me refiero a los positivos.Las tonterías son necesarias, nunca me reí por algo serio.
Yo tengo una pregunta…
Yo tengo una pregunta… Dices que deberíamos buscar el placer, y eso está muy bien. Además, atribuyes actividades al placer que a muchas personas no se les habría ocurrido, porque como bien dices, normalmente se suele relacionar placer con sexo.
Ahora bien, hay placeres que conllevan consecuencias. Hay placeres que no sólo te incumben a ti, si no a otras personas. Hay placeres buenos, y placeres malos, depende del punto de vista.
La pregunta es… ¿Se te ha ocurrido pensar que quizá hay placeres que, llevándolos a cabo, puedan perjudicar a terceros? A ver, me he leído lo que has puesto, y en ningún momento has hablado de excesos. ¿Qué pasa si no sabemos el límite? ¿Qué ocurre si, en lugar de limitarnos a disfrutar con el placer, sobrepasamos el límite? Yo tengo una ligera idea. Pueden ocurrir dos cosas cuando alguien sobrepasa el límite de la búsqueda de placer:
-Se hace daño a uno mismo. Esto puede ocurrir… veamos si no, aquellos que buscan bienestar en la bebida… al cabo de algún tiempo, tras algunos excesos, es el hígado quien paga las consecuancias.
-Puedes hacer daño a alguien. Este es el peor, desde mi punto de vista… No hay nada más LAMENTABLE, que observar cómo por culpa de que algunos busquen el placer, otros deban sufrir por ello.
Vale, has dicho que deberían respetar nuestra necesidad de placer… pero también, hay que respetar a aquellos que no tienen el mismo concepto de placer que tú. El respeto siempre es importante, pero sólo funciona si realmente es MUTUO.
Así pues, estoy de acuerdo contigo, deberíamos buscar el placer, pero siempre teniendo en cuenta que quizá los demás no tienen el mismo concepto que tú, y por lo tanto deberías respetarlos, y también teniendo cuidado de no sobrepasar los límites, porque si no, del placer podemos pasar al sufrimiento.
En realidad, estamos tan
En realidad, estamos tan acostumbrados a ir andando por la calle y que la gente vaya con esa cara seria, inexpresiva, que cuando vemos a alguien que anda sonriendo se nos hace extraño y automáticamente pensamos mal. He leído el blog y los comentarios. Diré que en mi opinión, todos los excesos son malos. Las cosas llevadas al límite llevan consecuencias. Pero no hay nada de malo en vivir incorporando el placer al día a día. El gusto de levantarse y tomarse un buen desayuno con calma, mientras lees un trozo del libro que te gusta, o escuchas la radio, o ves la televisión antes de irte con calma al trabajo, en vez de tomarte un café corriendo mientras coges las llaves del coche para salir rápido, no es un placer que merezca la pena? Este tipo de placeres son los que deberíamos llevar a cabo diaria y repetidamente. La sociedad funciona a base de lo que se tiene que hacer, de lo que se supone que se debe hacer. Poca gente se para y piensa: «De acuerdo, y qué es lo que me apetece hacer?». Todos hemos vivido ese momento de acabar de hacer algo que realmente nos apetecía y nos gustaba, y salir a la calle y ver el mundo de otro color. Ir andando con una sonrisa y notar que todo es increíblemente bueno. Por qué no podemos tener esa sensación diariamente? Quizá son mis 19 años lo que me hacen pensar así, pero en realidad llevo ese pensamiento más allá de la teoría. Intento andar sonriendo, intento dedicarme mis momentos para hacer lo que a mí me apetece almenos una vez al día, intento ver siempre la parte «buena» de todo, y no por ello dejo aparte mis obligaciones, puesto que voy a la universidad, trabajo, cumplo con las tareas en casa… Pero todo esto es más agradable cuando sabes que te puedes dedicar 20 minutos a pararte en una cafetería de vuelta a casa y tomarte un café mientras lees un trozo del nuevo libro de Stephen King, o mientras escuchas unos temas increíbles en el coche de camino a cualquier lado, o sabiendo que cuando llegues a casa después de todo lo que «debes hacer» puedes irte a dar una vuelta con el perro y simplemente dedicarte a «perrear con el chucho». Qué hay de malo en hacer aquello que nos apetece? Por qué no podemos decir: «este día me lo dedico entero para mí»? Una de las cosas que más me gustan, aunque suene extraño, es ver a la gente sonreír. Por eso vivo con la filosofía de que cuando regalas una sonrisa, provocas otra. Por qué no hacerle ese favor a la gente? Por qué no sonreírle a la vida y a nosotros mismos? Creedme, merece la pena probarlo. Todos tenemos problemas, y siempre habrá situaciones que no podamos evitar y que nos duelan, soy consicente porque lo estoy viviendo, pero cuando se sonríe, es más fácil seguir hacia adelante. Teniendo como base el respeto ante todo, qué hay de malo en disfrutar de esas pequeñas cosas y de las que no son tan pequeñas? Un café, un abrazo, un viernes por la noche tumbado en el sofá viendo una película, un concierto, una escapada a escondidas por la noche, una conversación profunda de las que dejan huella, un silencio, un polvo, un encontrarse a alguien que no veías hacía tiempo, un aprobado, una paga doble… Hay mil cosas que nos dan placer, entonces, por qué no disfrutar de ellas hasta hartarnos? Por qué vivir sufriendo y tomar placer a cuenta gotas? La vida es VIDA al fin y al cabo, entonces, VIVAMOS! Y si es sonriendo, MEJOR!
Un saludo!
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