Nostalgia alemana

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El ser humano es complejo y por tanto sus sentimientos también lo son, esos sentimientos que nos conducen a la alegría, la tristeza, el amor, el odio, la esperanza o la nostalgia.

 

Precisamente, nostalgia es lo que muchos alemanes sienten en la actualidad. Nostalgia de otra época, de otro sistema económico, de otra forma de afrontar las relaciones sociales y sobre todo de los productos propios de un país que ya no existe. Para definir este sentimiento de nostalgia hacia la RDA compartido por miles de ciudadanos alemanes se ha acuñado un término, Ostalgie acrónimo formado por las palabras Ost (este) y Nostalgie (nostalgia).

 

Ostalgie, viviendo en el pasado

 

La velocidad con la que durante la reunificación se destruyeron símbolos y estructuras de organización a la par que se producía la reducción de la industria del este a la mínima expresión, han contribuido décadas después al surgimiento del fenómeno Ostalgie. Igualmente favorecieron esta ola nostálgica que recorre Alemania, la fuerte, y en ocasiones demagógica, campaña de las autoridades alemanas para eliminar todo rastro de la RDA, incluidas las escasas cosas positivas de aquel régimen. Muchos ciudadanos, especialmente los residentes en el este del país, han reaccionado defendiendo y elogiando algunos de los aspectos de la RDA, alentados en parte, por las persistentes desigualdades económicas que el capitalismo ha producido entre el este y el oeste de Alemania.

 

trabant

 

Crecer en un modelo de sociedad y terminar viviendo en otro totalmente diferente provoca inevitablemente la comparación interna entre ambos. Y en esa comparación que realizan muchos alemanes ¿qué opinan que han perdido con el cambio?.

 

A pesar de que valoran las libertades obtenidas con la reunificación del país, multitud de alemanes añoran los trabajos que perdieron con la misma, la seguridad laboral de la que disfrutaban con la economía planificada, la ausencia de competitividad y las intensas relaciones de comunidad con la familia o los vecinos, donde se compartían problemas y posesiones materiales.

 

Detengámonos en este punto, en la actualidad vivimos en una sociedad en la que las relaciones sociales se han minimizado de una manera brutal, los horarios laborales nos restan tiempo para estar con la familia y el contacto con nuestras amistades se ha comprimido prácticamente a un entorno digital. Por otro lado, la figura del vecino se ha distorsionado pasando de ser un compañero con el que compartir vivencias, a un extraño al que frenar con puertas y saludos esquivos.

 

Esta pérdida del sentimiento de comunidad se vive en todo Occidente, pero especialmente en el este de Alemania, porque durante muchos años fue uno de los pilares donde millones de ciudadanos se apoyaron para soportar los rigores de la RDA.

 

Nostalgia como negocio

 

La Ostalgie ha alcanzado en Alemania, especialmente en Berlín, la categoría de negocio a explotar. En la capital, podemos encontrar tiendas o puestos dedicados exclusivamente a la venta de productos propios de un país que ya existe únicamente en la memoria de los alemanes y en los libros de Historia.

 

Ostalgie

 

Podemos beber un sucedáneo de champán llamado Rotkappchen, comprar mobiliario cuya única pretensión es la funcionalidad, adquirir camisetas de la FDJ, cruzar por pasos de cebra coronados por el Ampelmannchen ( hombrecillo del semáforo) , visitar museos y hoteles con auténticas colecciones de artículos producidos en la RDA o acudir al Festival del coche de fabricación comunista Trabant.

 

En la noche de Berlín, tenemos la posibilidad de acompañar a jóvenes universitarios a cualquiera de las fiestas temáticas sobre la RDA, que se celebran en la zona oriental de la ciudad. En estas fiestas, podemos beber cerveza Radeberger, probar la Vita-Cola (la bebida de cola de la RDA), fumar cigarrillos Caro y escuchar música de los 80 como si el tiempo se hubiera detenido en aquella década. La Ostalgie está e moda y genera cuantiosos beneficios y oportunidades de negocio.

 

¿Por qué?

 

La Ostalgie resulta incomprensible para muchos alemanes, que se preguntan el motivo por el cual algunos pueden olvidar años de represión y escasez abrazando objetos y símbolos de aquella Alemania. La respuesta a la pegunta está en algunas de las escasas virtudes de aquel modelo de sociedad, en los defectos del actual y en esa compleja capacidad del ser humano para recordar únicamente las cosas buenas.

 

Luis Calderón. Periodista y diseñador gráfico en continua formación. Entusiasta de la cultura alemana, la literatura y los nuevos medios digitales. Especializándome en comunicación empresarial y medios sociales. Este blog es una mirada diferente al mundo del periodismo  Dímpel Soto Haciendo honor a su tierra de origen, esta gallega (Vigo, 1984) ha vivido en Galicia, Barcelona, Londres y Madrid. A veces por trabajo, a veces por supervivencia. Periodista de vocación, ha trabajado como redactora y productora de televisión (BTV, TVE, Goroka.TV), así como en prensa digital (UABDivulg@) y gabinetes de comunicación. A día de hoy reflexiona sobre su futuro en dimpelsoto.wordpress.com y se declara adicta al Community Management. Proponedle una entrevista y moverá el mundo... por conseguirla.