Olvidos ¿casuales?

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Túnez nos tiene ahora absortos. Así es la realidad informativa: imanes que se comen todo lo adayacente para centrarse en lo llamativo. Nos olvidamos sin embargo del entrelíneas, de lo apasionante que es un país o una realidad cuando las luces y las camaras no están presentes. Es divertido ver, por ejemplo, como Sebastián Piñera, el presidente-héroe de Chile gracias a la película mediática de los mineros, lucha ahora contra la caída sin límite de su popularidad, ya rozando el 40%. La gestión del gestor no parace tan buena; el ejército chileno anda rescatando turistas atrapados por las protestas sociales, y el Gabinete de Piñera ha girado 180 grados para pasar de la tencocracia y la aparente pluralidad a la politiquería y la derecha sin disimulos.

 

Tambien es curioso leer que en Bolivia las reservas internacionales superan por primera vez en la historia los 10 mil millones de dólares; que en Ecuador se ha reducido la pobreza cinco puntos en los últimos 5 años o que el demoníaco Chávez le ha dicho a la oposición que está dispuesto a negociar. Entrelíneas pasan muchas cosas y pocas se cuentan.

 

Acá en Otramérica pasan más de las que parecen. Para bien y para mal. Pero hay pocas miradas concentradas en este pedazo del planeta. Casi nadie mira al conflicto entre Costa Rica y Nicaragua, nadie mira a la crisis del agua en Panamá que tiene a algo más de un millón de personas sin agua potable desde hace 40 días…

 

Algunas veces quiero pensar que estos olvidos mediáticos son casuales pero, por desgracia, mi bondad no alcanza para tanto y termino ensañándome con esa maquinaria occidental, primermundista y pedante que decide qué es lo importante y qué no lo es.

Me perdí en Otramérica, esa que no es Iberoamérica, ni Latinoamérica, ni Indoamérica, ni Abya Yala... y que es todas esas al tiempo. Hace ya 13 años que me enredé en este laberinto donde aprendí de la guerra en Colombia, de sus tercas secuelas en Nicaragua, de la riqueza indígena en Bolivia o Ecuador, del universo concentrado de Brasil o de la huella de las colonizaciones en Panamá, donde vivo ahora. Soy periodista y en el DNI dice que nací en Murcia en 1971. Ahora, unos añitos después, ejerzo el periodismo de forma independiente (porque no como de él), asesoro a periódicos de varios países de la región (porque me dan de comer) y colaboro con comunidades campesinas e indígenas en la resistencia a los megaproyectos económicos (porque no me como el cuento del desarrollismo). Este blog tratará de acercar esta Otramérica combatiendo con palabras mi propio eurocentrismo y los tópicos que alimentan los imaginarios.