Padecer juntos no es compadecer

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PADECER JUNTOS NO ES COMPADECER
Tercer viernes del mes de abril
Muchos hablan de cómo cambiaremos
cuando acabe la peste. Nuevas leyes,
dicen, protegerán mejor al viento,
habrá más hospitales, los ancianos
tendrán quien les escuche y los países
desheredados obtendrán ayuda
para que no se extienda más el virus.
Dicen que cambiaremos porque todos,
en los dos hemisferios de la Tierra,
en las aldeas y en los rascacielos,
tememos por primera vez lo mismo.
Yo no lo creo. Caminé ciudades
en guerra, casas destruidas, pueblos
arrasados en lágrimas, he visto
el espanto en los ojos de los hombres
a ambos lados de todas las fronteras,
y he sabido que el miedo parte almas
como deshace pólvora el mortero,
para que los demás tu miedo teman.
Padecer juntos no es compadecer.
No cambiaremos por temer lo mismo
(la enfermedad, la muerte, la miseria),
únicamente si lo mismo amamos
(la libertad, la paz y la justicia)
valdrá el dolor reimaginar el mundo.

 

                                                           Gonzalo Sánchez-Terán

 

 

 

Gonzalo Sánchez-Terán ha trabajado desde 2002 implementado proyectos de emergencia en campos de refugiados y desplazados internos en Guinea Conakry, Liberia, Costa de Marfil, República Centroafricana, la región de Dar Sila, en la frontera entre Chad y Darfur, y la frontera entre Etiopía y Somalia.En 2001 publicó el poemario, Desvivirse (ed. Visor); en 2008, junto al periodista Alfonso Armada, el epistolario, El Silencio de Dios y otras metáforas. Una correspondencia entre África y Nueva York (ed. Trotta); y en 2020, Si esto sirviera para hablar del río. Diario poético del año de la pandemia (ed. Franz).