Queridos Reyes Magos

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Reyes Magos

 

Queridos Reyes de Oriente y Moliente,

 

   No os había escrito hasta ahora, pero sólo os quería pedir que no esperéis a pasar por mi casa después de hacer toda la ronda, que no parezca que me dejáis lo que no quiere  nadie. Aún así que sepáis que nunca he descambiado nada, ni los pañuelos de tela, ni el  puzle de 3.000 piezas del paisaje nevado, ni el cojín con la foto familiar imprimida. De hecho aquel jersey tres tallas más grande lo uso de batamanta.

 

   Me gustaría recordaros que este año me he empotrado muy bien, por esto mismo os pido un coche porque el que tenía quedó siniestro total. Repito, un coche, porque no sería buen momento para que me trajerais la bici roja con cestita que nunca pude desenvolver el día 6. Yo siempre pensé que era por falta de espacio debajo del árbol, ahora entiendo el dilema que habría supuesto viajar incómodo en camello y cargar con una bicicleta nuevecita en la saca.

 

   Tiene gracia que fuera otro regalo de reyes el causante del accidente de coche.

 

   Aquella petaca de colonia Hugo Boss, una mala tarde para darle al frasco. Le pegué un tiento y no es que me emborrachara, sino que perdí la visión el tiempo justo para chocar contra una tienda de timbres.

 

   El colisionido fue tremendo.

 

   Pediría el fin del hambre en el mundo, pero no estamos en el concurso de Miss Universo. Mis deseos son más mundanos, vamos, que como nos mundanos de casa sólo quiero que sea rápido, limpio e inodoro.

 

   Siempre dicen que es más feliz el que da que el que recibe, pues a ver si no dais tanto por saco que para eso ya está Papá Noel.

 


Si tuviera un título noveliario sería de suspense o de humor y si pudiera viejar me gustaría llegar a los 90 con buena salud. Mi madre siempre me regañaba por ser un optimista, no por ver el vaso medio lleno o medio vacío, sino por creer que podía beber directamente de la botella. También desde pequeño empecé a desarrollar el gusto por la música, ya que carezco de oído y tacto para tocar cualquier instrumento. Me confieso disléxico habitual, de los que van al cine a leer y devora los bocadillos de los cómics. Así que, bienavenidos a este viaje en blogo porque la realidad que nos rodea es diferente según el cristal con el que se mira, pero quizá, haciendo la vista gorda, podamos verla sin cristal. Por tanto, lo que nos queda es tomarnos la vida con mucho rumor, que la certeza absoluta nunca la vamos a tener e, iluminados por la lámpara del genio, veamos las coincidencias y las coinfusiones cotidianas. Que ustedes lo pacen bien.