Sublime:
El recorte de pelo de Charlize Theron.
Grotesco:
El abismo entre la legalidad y la legitimidad del recorte español: Rajoy no toca a los altos cargos, en una reforma que aplasta a los ciudadanos corrientes, como si fuera el peso de los beneficios sociales el que ha arruinado al Estado, y no los banqueros y sus prácticas.