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Mientras tanto¡Sanitario!

¡Sanitario!


En su libertad, opta cada día por sentarse a mi lado. Es rubia y delgada, y sus movimientos son delicados. Es zurda, y al escribir parece que envuelve los folios con su brazo. Estudia Enfermería. Lo sé porque, disimuladamente, me fijo en sus apuntes. Supongo que me ha elegido a mí porque casi no me muevo al estudiar, pero a saber. En cualquier caso, yo estoy encantado.

Las enfermeras son personajes muy recurrentes en el cine bélico. Cuando un soldado ha visto el horror, cuando ya no cree en nada y está perdido, una bella mujer lo cuida y lo cura. Entonces el soldado piensa que algún sentido debe tener su existencia, porque de lo contrario no lo mimaría así un ser tan maravilloso. Quizá hoy están mal vistos ese tipo de personajes, quizá son considerados como vestigios del peor heteropatriarcado. No lo sé. Pero a mí me gusta montarme películas y pensar que una enfermera está haciendo más llevadera mi oposición, mi guerra.

Hoy, al llegar, he apoyado mi mochila en su silla un momento, para guardar las llaves. Pero luego se me ha olvidado ponerla a mi lado derecho, en el suelo. Y cuando ella ha llegado, al ver que su sitio estaba ocupado, en lugar de decirme nada, se ha sentado un lugar más allá. Tan pronto como me he dado cuenta, he quitado la mochila. Pero ha continuado organizando sus apuntes. Y lo he lamentado: no quería que pensara que he dejado mi mochila para evitarla, para ampliar mi propio espacio.

Después he temido la llegada de cualquiera y la pérdida de este vínculo que me permite estudiar en calma. Cualquier desalmado podría haberse sentado a mi lado y obstaculizar mi estudio. Y encima ella pensaría que soy un imbécil y un desagradecido.

Pero, inesperadamente, se ha estirado desde más allá sin que me diera cuenta y, con los dedos índice y corazón de su mano derecha, me ha tocado el codo. La he mirado sorprendido y me ha preguntado si estaba libre el asiento que nos separaba. He asentido sonriendo. Entonces se ha cambiado de sitio y ha vuelto a sentarse a mi lado. Y desde ese momento he permanecido casi inmóvil y muy concentrado: ha sido una tarde muy productiva. Me alegra que no me haya malinterpretado.

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