Sobre lo efímero

736

 

Las tormentas me alejaron de este barrio y las tormentas me vuelven a traer. Hace tiempo que no me asomo por estas calles, pero sigo aquí.

 

Estos días de agosto tienen algo nostálgico, de cuando éramos niños. Como cuando llegaba el último día las vacaciones y por el retrovisor del coche veíamos alejarse para siempre ese mundo idílico lleno de sol, arena y amores de verano. Todo lo construido se destruía tras la primera curva de la carretera.

 

Sin embargo, hay cosas que perduran, no todo tiene la fragilidad de una ilusión. Por ejemplo un cuadro, un libro o una canción.

 

En 2005, John Mayer participó en el álbum “Possibilities” de Herbie Hancock para crear Stitched Up. Desde el azar de una combinación de notas que nace durante un ensayo en el estudio, el talento del pianista Herbie Hancock, quien ya interpretó a Mozart con la Filarmónica de Chicago a los once años, junto con el resto de músicos, la guitarra y la voz de Mayer, convierte esa melodía en canción.

 

Por algo tan inexplicable como el azar, un aroma, un roce o un gesto, puede nacer algo y por algo igual de inexplicable se puede destruir. Vivimos como si no lo fuera, pero todo lo que nos rodea y lo que construimos es mucho más frágil de lo que pensamos.

 

Debió ser el año 1985 cuando me encontré con Antonio Yenes en la discoteca Jácara de Madrid y me contó su proyecto: un bar de copas con música en directo que sería el relevó del agonizante Rockola que se llamaría Honky Tonk. De aquel bar de copas a lo que hoy es esta sala de conciertos han pasado muchos años, pero entonces era un sueño que Antonio hizo realidad. Tiempo después lo vendió y ya lo dirigen otras manos y otras cabezas con otros criterios que han ido destruyendo poco a poco, casi sin que nos diésemos cuenta, aquel sueño. Hacía años que Antonio ya no pisaba el Honky Tonk, pero el año pasado apareció por allí un sábado en un concierto nuestro; fue la última vez que le vi y ya no volveré a verle porque se nos fue este verano.

 

Parece que las vacaciones se terminan y ese mundo se ve cada vez más lejos por el retrovisor del coche.

 

@Estivigon