Cuando vuelvo a un museo (como el de Arte Moderno) recuerdo que no se puede tocar. Pregunto por si acaso cambiaron las normas en la ausencia.
—¿Se puede tocar?
—No.
—¿Desde cuándo?
—¿Cómo?
—¿Que desde cuándo no se puede tocar?
—No sé.
—¿Y puedo hacer fotografías?
—Sí.
—¿Muy de cerca?
—¿Cómo?
—¿Que si puedo hacer fotografías desde muy cerca?
—No sé.
Cuando entro en el museo me limito (es la frontera) a hacer fotografías a obras y a personas. Luego miro las fotografías y puedo. Ahora.
Cuando veamos a un urubú de cabeza roja nos acercaremos e intentaremos tocarlo y volará y nos acordaremos de los museos cerrados y el arte y la vez que rozamos con la uña del dedo índice la obra de Dalí cuando no vigilaba nadie, y las golondrinas callaron.