Vuelve la bandera

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Ayer Albert Rivera apareció con la chaqueta azul cielo de Beckham el día de su presentación en el Bernabéu para anunciar su candidatura a las generales. Sólo le faltó decir: ¡Hala Madrid! con acento inglés para que todo el mundo lo comprendiese...

 

Ayer Albert Rivera apareció con aquella chaqueta azul cielo de Beckham el día de su presentación en el Bernabéu para anunciar su candidatura a las generales. Sólo le faltó decir: ¡Hala Madrid! con acento inglés para que todo el mundo lo comprendiese. Lo de Albert fue sintomático como ese rostro épico y sombreado de Pablo Iglesias remedo de la imagen escultórica del Che en la Plaza de la Revolución. De esto al pin y a la camiseta de puesto ambulante quedan dos mítines. Antes allí vendían trapos y chapas con logos y fotografías de grupos musicales. También aquellas caritas Acid House, que aún siguen vendiéndose. La carita de Pablo hoy es una de esas pero con barba y coleta ondeando al viento, distanciado él ya definitivamente de la mirada trascendente de Ernesto. De todos modos, el espectáculo verdadero ha sido el de Snchz enmarcado en la bandera. Una tan grande que era casi el dibujo de la bóveda, como el cielo que llevaba Albert sobre los hombros, bajo la que vivía confinado Truman en su show sin saberlo. Uno hasta temió que en cualquier momento le cayera a alguno un foco en la cabeza y descubriesen el engaño, o despertasen del ensueño. Parecían españoles sin complejos volviendo a ponerse unas hombreras. El desfile en el que se renuevan las tendencias: “Vuelve la bandera”, titularía un Vogue de verano. Se preguntaba uno qué hacía Zapatero en el front row con ese mensaje tan discutido y discutible, y se soñó con que del escenario iba a emerger una pasarela por la que empezarían a pasear clásicos como él. ¿Quién quiere, por ejemplo, a los ángeles de Victoria’s Secret si tiene a César Luena contoneándose con un bikini de diamantes? Ya podían aprender en el PP donde todo es seco, sobrio como una procesión castellana. Mariano presenta a los suyos con una tonalidad sepia salpicada de vicepresidencias que es como un cuadro de Miró para colorear: aquí pones un poco de Maroto, y allí otro poco de Casado… Aunque sólo fuera para rellenar, al menos, podrían haber nombrado a Heidi Klum.