...el regreso de los vendedores ambulantes que, cada año, son más numerosos y más diversos. La nueva política, la nueva feria, nos ha traído a nuestra Endora la edad de oro de la venta ambulante...
Ya están aquí
Hay una película de Lasse Halstrom, ‘¿A quién ama Gilbert Grape?’, en la que, en un pueblo de Estados Unidos donde nunca pasa nada, se produce el mayor acontecimiento cuando llegan los vendedores ambulantes. Arnie, uno de los protagonistas, un adolescente con deficiencia mental (interpretado por Leonardo DiCaprio), asiste cada año con gran excitación a la venida de la caravana, a la que espera apostado en un alto hasta que la ve acercarse a lo lejos a través de una carretera serpenteante. Arnie ríe y grita y hace volteretas al descubrir los primeros reflejos del sol en los parabrisas allí por el horizonte. ¡Ya están aquí!, ¡ya están aquí!, le dice a su hermano Gilbert mientras le tira del pelo y de la chaqueta.
Luego los vendedores ambulantes montan su feria y permanecen en Endora, así se llama el pueblo, todo el verano hasta que vuelven a desmontar sus negocios y se marchan al mismo tiempo que el sol. Uno como la mayoría, afortunadamente, no nació con deficiencia mental, pero se acuerda de cuando era joven como Arnie y corría a la colina a ver llegar la caravana serpenteante de los políticos en elecciones. Hoy he pasado por allí (por el alto) de casualidad y he visto el reflejo del sol que ya no esperaba, el regreso de los vendedores ambulantes que, cada año, son más numerosos y más diversos. La nueva política, la nueva feria, nos ha traído a nuestra Endora la edad de oro de la venta ambulante. Del político ambulante. Una época llena de emociones. Tantas que uno no sabe si darle su voto al del puesto de los helados, al de las pelotas de goma, al de la noria, al de los perritos calientes…