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Diario de una guerraGuerra en el Donbás y la escasa operatividad de la aviación

Guerra en el Donbás y la escasa operatividad de la aviación

Ilustración: Damián Flores

JUNIO

(1 de junio, miércoles)

Según fuentes ucranianas, parece que Severodonetsk está a punto de caer en manos rusas. Al día de hoy controlaban casi el 80% de una ciudad que está destruida.

La entrega a Ucrania de los lanzamisiles americanos M 142 HIMARS ha provocado la reacción del Kremlin. Kiev se ha comprometido a no emplearlos contra objetivos en territorio ruso. Por su parte, Alemania ha anunciado la entrega de sistemas de misiles antiaéreos para su despliegue en las ciudades ucranianas para defenderlas de los ataques rusos, como los que sigue sufriendo Járkov.

No se descarta que la evolución de las operaciones en el Donbás, favorable a las tropas rusas, permita a Moscú trasladar efectivos al sector de Járkov para intentar de nuevo tomar la ciudad.

Los rusos están ampliando poco a poco el territorio bajo su control e intensificando su voluntad de anexionarse las zonas que controlan. La facilidad para adquirir la nacionalidad rusa en Jersón muestra una voluntad de permanencia y normalización, a la rusa naturalmente.

(2 de junio, jueves)

El presidente Zelenski reconoce que Ucrania ha perdido el 20 % de su territorio y que mueren entre sesenta y cien soldados diarios. El desgaste de las fuerzas ucranianas tras casi cuatro meses de guerra es grande. Rusia también está teniendo pérdidas importantes pues según el Foreign Office avanzan en Lugansk, pero a costa de numerosas bajas.

Kiev vuelve a fortificarse ante la amenaza de un ataque tras la caída del Donbás, que probablemente no tardará en producirse.

Las fuerzas rusas siguen progresando en Severodonetsk, donde los ucranianos apenas controlan un tercio de la ciudad.

Según los ucranianos, su primer suministrador de armamento es Rusia en referencia a la artillería, vehículos y carros de combate capturados. No es nada extraño, pues durante la Guerra Civil, el ejército franquista llegó a tener operativas varias unidades con carros de combate rusos T-25 capturados a los republicanos. Por su parte, los finlandeses durante la Segunda Guerra Mundial, emplearon carros rusos KV-1 y T-34 capturados en el frente de Leningrado. No es, por tanto, una boutade de la propaganda de Kiev.

El Secretario General de la OTAN aventura que la guerra será larga. No solo tiene datos para afirmarlo, sino que los acontecimientos apuntan a que así será y que, tras su estabilización, acabará con negociaciones, lo que no sabemos es ni cuándo ni en qué condiciones.

Poco a poco, las noticas de la Guerra de Ucrania han desaparecido de las primeras páginas de los periódicos, incluido los extranjeros, y las noticias han perdido extensión. ¿Dentro de unos meses será como la de Afganistán? No se puede descartar. 

(3 de junio, viernes)

Las unidades chechenas empleadas por los rusos han tomado gran parte de Severodonetsk, aunque las fuentes ucranianas hablan del rechazo del ataque.

El Newsweek recoge el asunto de la enfermedad de Vladimir Putin. Desde ahora, dado el medio, el rumor diríamos que se ha desplazado algo hacia la noticia.

Interesante, por la visión de conjunto que proporciona en unas cuantas páginas, el libro de desafortunado título En la tete de Vladimir Putin, del filósofo francés Michel Eltchaninoff, editado en 20o1. Aquí se ha traducido, empeorando el título original, como En la cabeza de Vladimir Putin –mejor hubiera sido «en la mente», «el pensamiento”, “las ideas de…»– y se ha editado de manera espantosa, con una cubierta inenarrable. Dicho esto, el contenido es otra cosa. Eltchaninoff da una visión de la idea del mundo, y sobre todo de Rusia, que tiene Putin. Su concepción de Rusia y de su papel, enlaza con las mismas tendencias entre las que oscila Rusia desde el siglo XVIII –occidentalismo, eslavismo y eurasianismo o turanismo– y sus principales representantes. Merece la pena extenderse en el contenido. Hay empezar con lo referido a Putin, cuya idea del mundo y de Rusia, según Eltchaninoff, responde a un mosaico, a un collage de ideas que se asientan en tres grandes corrientes del pensamiento ruso: el paneslavismo al que se suma el sovietismo, el tradicionalismo anti moderno, y el eurasianismo que defiende el ultraconservador y populista Aleksandr Duguin. Para Putin, Occidente es históricamente el responsable de todos los males de Rusia, y también un enemigo espiritual e ideológico. El tradicionalismo eslavista de intenso contenido religioso se opone a un Occidente laico, débil y sin valores morales, en el que dominan la homosexualidad, las cuestiones de género y la cultura multirracial. Así se entiende que el Patriarca Ortodoxo de Moscú, el Papa de la Iglesia Ortodoxa, aliado de Putin, declare que la de Ucrania es una guerra ideológica entre la civilización occidental y el mundo ruso. Todo dentro de la eslavofília anti occidental más tradicional.

Según Michel Eltchaninoff, los pensadores que han conformado las ideas de Vladimir Putin, y de gran parte de la sociedad y la política rusas, serían sobre todo Iván Ilyín. Un ideólogo ruso blanco emigrado, teórico de una democracia fuerte y plebiscitaria basada en la figura de un líder carismático, muy diferente de la democracia liberal de Occidente. Aunque muere en 1954, Ilyín teoriza acerca de cómo será la Rusia postsoviética, a la que sitúa siempre frente a un Occidente que no soporta la singularidad de Rusia y que secularmente hace lo posible por desmembrarla, incluso enviando ideas disolventes y contrarias al espíritu eslavo y a la religión como es la noción de libertad y el marxismo. Nostálgico del zarismo, nacionalista y partidario de la violencia como método político y del autoritarismo, Iván Ilyín era un admirador de Franco y de Oliveira Salazar.

Otro pensador sería Vladímir Soloviov, un filósofo idealista de finales del siglo XIX cercano a Dostoievski, que se incluye en el paneslavismo religioso. Para Soloviov, Rusia sería la encargada de salvaguardar la Europa cristiana al ser depositaria de los valores ante la inmoralidad de Occidente. Un nacionalismo eslavófilo de corte religioso y mesiánico que también compartía Alexander Solzhenitsin, autor también citado por Putin.

También Nikolai Berdaiev, teórico antibolchevique del conservadurismo, de los valore tradicionales, es otra de los filósofos presuntamente de cabecera de un Putin del que Michel Eltchaninoff dice que no ha leído más allá que algún resumen o algún informe. Todo sin olvidar la influencia de   Vladislav Surkov, muy próximo al presidente ruso   al que se ha llamado el Rasputín de Putin. Surkov sería el teórico del putinismo, de esa combinación de tradición, anti occidentalismo, anti modernidad y autoritarismo, que intenta expandir por África y América como alternativa al dominio de Occidente y de la modenidad.

En lo referente al eurasianismo, Vladimir Putin se apoya en el neoturanista Alexaner Duguin, un personaje extraño vinculado con la extrema derecha, el tradicionalismo antimoderno, el autoritarismo de Carl Schmitt, el ocultismo, el paganismo neofascista.  Como se ve un cocktail intenso y confuso, como una combinación de Rasputín y del siniestro peronista López Rega, pero con más lecturas. Los eurasianistas, tan alejados del eslavismo como del occidentalismo, miran preferente a Oriente y sitúan a Rusia como una realidad del Dniéper al Pacifico. Un mundo que, naturalmente, lideraría Rusia. Uno de sus más destacados teóricos sería Lev Gumilev, hijo de la poeta Anna Ajmátova, quien ensalza la Horda de Oro, el mundo tártaro, la cultura de la estepa y la figura de Gengis Khan. Todo en la línea de Nikolai Tubetskoi, muerto en 1938, quien señalaba al mundo grecorromano como el enemigo de Rusia y a la época tártara y mongola como un periodo de esplendor y progreso. Una consideración que les distancia de los eslavófilos, igualmente opuestos a Occidente, pero inclinados a las raíces eslavas y cristianas de Rusia. En fin, un panorama ideológico de gran complejidad que supone la existencia de varias miradas sobre Ucrania. 

(4 de junio, sábado)

Según Kiev, los rusos retroceden tras ocupar casi dos terceras partes de Severodonetsk debido al contraataque ucraniano. Está claro que las noticias y la realidad tienen cuando menos desajustes

Kiev comunican la muerte de cuatro soldados holandeses, australianos, alemanes y franceses miembros de la Legión Internacional de Defensa, que reúne a los voluntarios extranjeros al servicio de Ucrania. Creo que entre ellos hay españoles y, lo que es más raro, latinoamericanos.

Putin ha cesado al general Alexander Dvornikov, el llamado «Carnicero de Siria», a causa de la lentitud del avance. Le sustituye como responsable de las fuerzas rusas en Ucrania el general uzbeko Gennady Zhidko.

Los ceses afectan también a los ucranianos, pues hace dos días Zelenski ha cesado y detenido al jefe de seguridad de Járkov y ha purgado los servicios de seguridad. Es la espuma de un hervor interno, de choques de servicios de información, de agentes dobles y juegos de espionaje que tiene como escenario una ciudad que están cerca de Rusia, del Donbás, donde los partidarios de Moscú abundan, y del frente. Es Járkov, otra urbe que, como tantas otras tiene mucho de La extraña retaguardia que fue Madrid durante la Guerra Civil. Estoy seguro que en Lvov y en Odesa el ambiente no es muy diferente.

Los bombardeos sobre Sloviansk, una ciudad que es la clave de Lugansk, continúan.

(5 de junio, domingo)

Rusia ha bombardeado de nuevo Kiev, y amenaza con escoger otros objetivos para sus fuerzas si Ucrania recibe misiles americanos capaces de alcanzar territorio ruso. De nuevo Moscú agita la política de la amenaza que nunca ha abandonado.

Severodonetsk está dividido entre las fuerzas rusas que ocupan una parte de la ciudad y las ucranianas que resisten y que incluso han recuperado algunos barrios de la urbe. La guerra de momento parece que se ha vuelto a centrar en el Donbás, como sucede desde el 2014.

Tensión entre Francia y Ucrania al reclamar Macron que no se humille a Rusia. El tono de protesta de Kiev es alto sin duda gracias a los apoyos de Londres y Washington y a una opinión pública occidental muy favorable. Esto de humillar implicaría una derrota de Rusia o un diktat a lo Versalles, una imposición ante una rendición, y ni una cosa ni otra parecen probables.

Ucrania de momento está consiguiendo que la boutade lanzada por el Príncipe Metternich en los días de la Restauración –aquello de que el Este, o sea, Asia, empezaba en un extremo del jardín de su casa en Viena– no se cumpla.

(6 de junio, lunes)

Hoy se cumplen setenta y ocho años del desembarco en Normandía y todavía hay supervivientes que lo conmemoran. Da idea de la cercanía de la guerra mundial. La guerra de Ucrania es otra muestra se la persistencia de sus efectos.

En Severodonetsk la situación de las fuerzas ucranianas se complica, de ahí la visita relámpago de Zelenski a Lisichansk, en frente del Donbás.

Rusia ha perdido otro general, en este caso de muy ilustre apellido, Roman Kutuzov, caído en Popasna, en Lugansk. Es el cuarto general que los rusos reconocen han muerto, aunque ninguno cuyo apellido haya aparecido por las páginas de Guerra y paz.

Recoge Juan Pedro Quiñonero en un recomendable artículo en el ABC el contenido cultural de la guerra de Ucrania, apoyándose en textos y declaraciones de Volodomyr Yermolenk, Anne Applebaum, Luc Ferry, Claudio Magris, Peter Sloterdijk, Timothy Snyder y Jacques Julliard. Todos coinciden en que está en juego la identidad de Ucrania, basada todavía en la diversidad cultural, en la fuerza de la cultura frente a estructuras políticas ajenas e impositoras. Una identidad que es la de Europa, y que ahora está en juego en el Donbás. Un muy oportuno artículo de Quiñonero, casi un microensayo, que pone el foco donde no es habitual hacerlo. Y es que es de esos periodistas y escritores que saben de qué hablan cuando escriben acerca de una guerra.

(7 de junio, martes)

Ya es una evidencia: la caída de la exportación del trigo ucraniano al cerrarse los puertos del Mar Negro ha dado lugar a una escalada de los precios de los alimentos, que afecta a África y a Europa. Como en siglos pasados se combinan escasez y carestía de los cereales y, por extensión, de los alimentos. Todo vuelve, hasta una peligrosa inflación que no acaba de marcharse. En Europa hablar de inflación es recordar la Alemania de Weimar.

Otro asunto es el precio de la energía y su oferta. El boicot al gas y al petróleo ruso, en caso de prolongarse la guerra, dará lugar en invierno a una subida de precios y a la escasez de combustible. Es el momento que espera Rusia, el del invierno, pues históricamente el invierno es ruso. Ahora, más que nunca se cumplen los versos de Louis Brauquier de su poema El invierno es un reino…, cuando dice que «el invierno es un reino de aves de mal agüero».

A pesar de los comunicados optimistas de Kiev, las noticias de Severodonetsk no parecen buenas para las fuerzas ucranianas.

(8 de junio, miércoles)

Los ucranianos han abandonado Severodonetsk y combaten a las afueras de la ciudad, lo que impide el control total por los rusos. Sin embargo, el avance ruso por la región del Donbás parece tener éxito. Según el presidente Zelenski, en Severodonetsk se juega el destino del Donbás.

El trigo ucraniano, como siempre, está en el centro del conflicto. Ahora, las autoridades prorrusas de los territorios ocupados del sur exportan cereales vía Turquía.

Una secuencia de la guerra de Ucrania en el noticiario muestra a un soldado de Kiev disparando una ametralladora MG42, la misma que utilizaron los alemanes en el frente del Este en 1942, cuando se empleó por primera vez con una eficacia tan espectacular como sangrienta. Tanta, que ese modelo sigue en activo tanto en el ejército español como en otros.

Vemos como no solo se repiten los combates en los mismos escenarios de la Segunda Guerra Mundial, sino también como en este conflicto está presente en otros detalles como el empleo de este modelo de armamento, Es el testimonio de un pasado que se obstina no ya en permanecer, sino en revivir.

Continúan los bombardeos sobre Járkov.

(9 de junio, jueves)

El presidente Zelenski y los mandos ucranianos están convirtiendo a Severodonetsk en una especie de Verdún, igualmente tan innecesario estratégicamente. Proclaman que en la lucha por la ciudad se juega el futuro del Donbás. Las tropas rusas bombardean la ciudad de manera indiscriminada con artillería y misiles, como si fuera un conflicto del pasado.

Según el comandante Petro Kuzik, alto mando ucraniano en la zona, la única posibilidad para resistir es la llegada de armamento occidental moderno y con capacidad de oponerse a la acción de la artillería rusa. De nuevo acusan a Rusia de practicar una táctica de tierra quemada, de destrucción indiscriminada.

Aniversario del nacimiento de Pedro el Grande. Como era de esperar y con una retórica tan previsible como hueca, como corresponde a toda retórica, el presidente Vladimir Putin despliega el nacionalismo eslavo, trasnochado y agresivo, que inspira su política, incluida la acción en Ucrania. Las declaraciones que celebran el aniversario traslucen que se cree su heredero.

Las previsiones de inflación para los próximos meses no bajan, y además el Banco Central Europeo va a dejar de comprar deuda de los países. De momento, ya ha subido la prima de riesgo. Son signos de inestabilidad que se unen a la carestía de la energía y de los alimentos.

Han sido condenados a muerte por las autoridades de la república prorrusa de Lugansk tres voluntarios extranjeros capturados, dos británicos y un marroquí. Como se ve, está guerra tiene todos los elementos para ser considerada casi ilimitada: se ataca a la población civil, se viola y roba se ejecuta a prisioneros por parte de los dos bandos. Eso de los brigadistas internacionales en favor de los dos bandos es uno de los secretos de esta guerra.

(10 de junio, viernes)

Tan antigua como la guerra, pues no deja de ser una manifestación del conflicto, es la exhibición de la victoria y la descalificación del enemigo, cuando no la humillación del vencido. Dos elementos cuya finalidad es el estímulo de la moral y el fortalecimiento del poder. Todo ello no es otra cosa que la esencia de la propaganda de guerra, una actividad que acompaña a este acontecimiento casi de sus inicios, convertida con el tiempo en un instrumento de combate que tiene como escenario la retaguardia y como destino a toda la población. Una de las manifestaciones más espectaculares de la propaganda son las exposiciones de guerra basadas en los trofeos tomados al enemigo, que además de proclamar la victoria obtenida, permiten mostrar una imagen desfavorable del derrotado.

Quizás el antecedente de estas exposiciones de guerra sean las entradas triunfales en Roma, cuya noticia recoge Tito Livio. Son los llamados trionfi, los desfiles que llevaban a cabo caudillos victoriosos como Pompeyo, Julio César o Augusto, por citar algunos, mostrando cautivos, armas y tesoros que luego se depositaban en un lugar escogido para su exhibición. Una práctica ceremonial y compleja que fue adoptada por Bizancio –es famosa la entrada en Constantinopla del general Belisario ante Justiniano– y que luego se prolongó durante la Edad Media. Precisamente, en el otoño medieval castellano, tan guerrero y moderno, como de un gótico casi surrealista a fuer de flamígero, es cuando se producen entradas triunfales que conmemoran alguna victoria, muy doméstica, contra los nazaríes. Es el caso de la entrada llevada a cabo en 1410 por Fernando de la Cerda en Sevilla tras tomar Antequera, en un resplandor de caballeros desfilando con estandartes de seda, penachos y joyeles. Luego, la modernidad simplificaría las cosas, como muestran las sencillas exposiciones de la Primera Guerra Mundial o la muy interesante, por reveladora de su contenido ideológico, de la Guerra Civil, celebrada en 1938 en el Kursaal de San Sebastián por los franquistas, en la que el material de guerra tomado al Ejército Popular se combinaba con muestras de las atrocidades republicanas. Una exposición que se anticipa a la más reveladora de postguerra, Así eran los rojos, inseparable de las varias organizadas por la Alemania nazi por la Europa del Nuevo Orden contra los judíos y el bolchevismo. Unas exhibiciones en las que la épica de la victoria de la Antigüedad cede ante la deshumanización del enemigo ideológico.

Ahora, en Kiev, acaban de inaugurarse tres exposiciones que muestran la importancia del arte en la guerra y que confirman la condición artística, de objeto artístico, del material bélico, en un despliegue tan conceptual como pop. La más previsible por repetida sería la dedicada a los dibujos infantiles, que tanto gustaban a Jean Dubuffet, que muestran la idea que tienen los niños ucranianos de la guerra, reveladora de su sufrimiento. Otra cosa es la titulada «Rusia asesina niños», en la que las instalaciones del artista ucraniano Anton Lohov y la participación de los protagonistas son la base de una muestra dedicada a las víctimas infantiles de la guerra. Las piezas están formadas por material de guerra, escombros, restos de todo tipo y juguetes llevados por familiares de los niños. Sin embargo, la más ambiciosa quizás sea la titulada «Ukraine-Crucifixion», un enunciado expresivo, propio del género de las exposiciones de guerra, que no es casual tenga como sede el Museo de la Segunda Guerra Mundial. Es una muestra de gran eficacia propagandística que muestra con acierto tanto la voluntad de combate de Ucrania como la agresión de Rusia, al tiempo que acercar la guerra a la población. También está la muestra que ha organizado Yuriy Savchuk, comisario de la exposición, a partir del material abandonado por las fuerzas rusas. Las piezas son los habituales restos de tanques, helicópteros, proyectiles y misiles, pero también hay mapas con anotaciones, cascos, raciones de comida, y documentación de los soldados como tarjetas de crédito y de identidad, pasaportes, notas manuscritas acerca de los acontecimientos, cartas e incluso botas que forman una instalación titulada «Estrella Roja». Junto a ello hay iconos y cruces encontradas entre las ruinas dejadas por los rusos, así como la reconstrucción de un refugio como el que los ucranianos sitiados en Hostomel pasaron más de un mes.

El propósito de estas exposiciones ucranianas es mostrar la realidad de la guerra, mantener la cohesión de la sociedad y fortalecer la moral con el relato de las victorias alcanzadas, al tiempo que demonizar al enemigo, quizás el propósito esencial. Tanto las piezas como la intención de las exhibiciones coinciden con las de otras muestras de guerra del pasado, distinguiéndose solo por los criterios estéticos y artísticos empleados, en los que ahora predomina lo espectacular de las instalaciones y lo tridimensional, así como por un lenguaje más elaborado. Eficaces e impactantes testimonios de la guerra que está teniendo lugar, estas exposiciones inauguradas en Kiev demuestran como el conflicto de Ucrania enlaza también en la propaganda con ese pasado que no pasa y al que tanto recuerda.

(11 de junio, sábado)

Los ucranianos insisten a Occidente en la necesidad de contar con artillería y abundante munición para mantener a raya a las tropas rusas. Altos mandos del ejército insisten en que es la artillería el arma esencial de la campaña, de la que los rusos disponen ampliamente y de la que hacen un uso intensivo. Desde la Segunda Guerra Mundial, el ejército ruso ha tenido una poderosa artillería. Su empleo durante la Operación Bagration en la primavera de 1944 y en la ofensiva sobre Berlín casi un año después, es un ejemplo de ese empleo masivo y de la táctica seguida por el Ejército Rojo. Hay que recordar que la artillería está en el origen de la propia Rusia, pues el Principado de Moscú se impuso a las ciudades mongolas, herederas de la Horda de Oro, cuando a finales del siglo XV el zar Iván III se armó con arcabuces y sobre todo de cañones. Esta artillería fue fundida y creada por un italiano, Palo Debossis quien puso las bases de lo que Fernand Braudel llama la línea del Kremlin que siguen hasta hoy día. Luego sería Iván IV, el Terrible, quien un siglo después dio un paso en la expansión de Moscovia al controlar Kazán y Astrakán, es decir, el curso completo del Volga. La tecnología que le dio la superioridad a Rusia vino, el igual que elementos culturales, de Occidente. No es de extrañar que la artillería se encuentre en la esencia de Rusia, que sea un arma inseparable de su ejército, casi del propio Estado, y que en el siglo XX la mayor concentración artillera de la historia la hayan desplegado los rusos ante Berlín, en abril de 1945.

Lo sorprendente es como en esta guerra del siglo XXI, la aviación, al menos tal y como se entiende hasta ahora su operatividad, apenas haya tenido protagonismo alguno. Apenas se sabe de operaciones aéreas, ni casi se han mostrado imágenes de helicópteros y aviones ucranianos, pues del lado ruso la expulsión de periodistas occidentales limita toda la información. Eso del dominio del aire al que se refería el general italiano Giulio Dohuet después de la Gran Guerra, además de tener algún resabio futurista, parece no contar en esta guerra, o al menos mediante aviones, pues lo misiles y los drones son otra cosa.

Aunque no es fácil llegar a Kiev al no existir vuelos, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ha llegado esta mañana a la capital de Ucrania de manera inesperada. El viaje, realizado en tren y durante doce horas, desde Polonia, es una muestra del apoyo de Occidente al presidente Volodomir Zelenski.

Mientras tanto, Járkov ha sido de nuevo bombardeado lo cual quizás augura un nuevo ataque en este sector por parte de los rusos.

Tremenda ola de calor con altas temperaturas, propias del verano profundo, el ferragosto. Ahora, en Ucrania se combate en manga corta. El verano es la estación de las operaciones complejas, de los despliegues de fuerzas, del empleo masivo de la aviación. Si eso no sucede, no hay voluntad de avanzar.

(12 de junio, domingo)

Se repite lo sucedido en Mariúpol y en la metalurgia Azovstal, ahora en Severodonetsk y en la planta química Azot, donde se han refugiado medio millar de civiles. La situación en el eje Lisichansk-Severodonetsk parece muy difícil para los ucranianos. No es imposible que ambas ciudades cayeran en manos rusas en los próximos días.

Ha habido un ataque ruso con misiles de crucero lanzados desde el Mar Negro contra un depósito de armas en Chortkiv, en la provincia de Ternópil. Estas acciones hacen mucho daño a las fuerzas ucranianas, siempre al límite en lo que se refiere a material, municiones y combustible. En este caso se trata de un depósito de misiles anticarro Javelin, especialmente importantes para los ucranianos.

(13 de junio, lunes)

Cada vez se insiste más en que la actitud progresivamente hostil de Argelia hacia España hay que vincularla con Rusia, un tradicional aliado del país magrebí. Hace unas semanas estuvieron de visita en Argel tanto el inefable Nicolás Maduro como el ministro de Asuntos Exteriores de Moscú, el tétrico Lavrov. No es una casualidad este desfile. La UE ha debido advertir a Argel de las consecuencias de esa actitud en esto momentos

Como preveía, en el frente de Járkov los rusos han lanzado un ataque local que ha tenido éxito. La revitalización de este sector señala una mayor disponibilidad de fuerzas por parte de los rusos, que también pueden destinarán parte de los nuevos batallones a otros frentes.

El proceso de absorción de las zonas conquistadas se escenificó ayer durante la celebración del día de Rusia. En Jersón y Mariúpol se celebraron ceremonias de entrega de pasaportes rusos por las nuevas autoridades de ocupación. Es la evidencia de la división de la población, que causará nuevos conflictos entre los prorrusos y los proucranianos, es decir entre colaboracionistas y nacionalistas. De nuevo surgen las coincidencias más indeseables con la Segunda Guerra Mundial.

A media tarde llega la noticia de fuentes ucranianas de que las tropas rusas controlan el centro de Severodonetsk.

(14 de junio, martes)

Google ha registrado una caída espectacular en la búsqueda de información referida a la guerra de Ucrania.  Un dato más que apunta a su estancamiento en no mucho tiempo. El desinterés a veces preludia el final del conflicto.

Los ucranianos han optado por defender Severodonetsk, una táctica que en declaraciones de Zelenski está costando un precio aterrador en vidas humanas. En las operaciones del Donbás, los rusos están empleando aviación parece que con mayor intensidad que en acciones anteriores.

Kiev ha hecho públicas sus necesidades de armamento, especialmente de artillería y carros de combate, lo cual supone revelar las carencias ucranianas, que de todas formas son evidentes. Al tiempo, la viceministra de Defensa ucraniana, Anna Maliar, ha insistido en que los suministros de Occidente no han llegado, y cuando lo hacen es con mucho retraso. Ambos, Zelenski y Maliar, han dejado claro la dependencia de Ucrania del armamento extranjero, lo que no es ninguna noticia. No es extraño, pues Rusia ha bombardeado con eficacia en las últimas semanas tanto los depósitos y almacenes como las fábricas ucranianas, lo que deja al país sin capacidad de producción de material de guerra.

El paso del tiempo contribuye a que todo empiece a estar confuso: el Papa afirma que la guerra de Ucrania es la Tercera Guerra Mundial, al tiempo que sugiere que Rusia se ha visto provocada por la OTAN para intervenir. En este caso, el Vaticano creo que no ha estado fino en sus análisis de política internacional.

 (15 de junio, miércoles)

La fotografía de Severodonetsk, con el ya viejo perfil industrial de chimeneas y fábricas, la vegetación floreciente y columnas de humo espeso que envuelven las ruinas, es el paisaje de la guerra en verano, la estación de la guerra en Rusia.  Severodonetsk se parece cada vez más a Mariúpol. Los rusos aumentan su control de la ciudad cada día. Esta guerra está derivando en una guerra esencialmente urbana, a lo sumo de arrabal, de las afueras, sin apenas despliegues en campo abierto ni maniobras complicadas. Una estrategia que beneficia al bando que dispone de menos fuerzas. La guerra urbana es el recurso del débil, pero todavía más es la trampa en la que las ventajas de la superioridad numérica y de la calidad del armamento desaparece. Stalingrado está en el origen. Sin embargo, el riesgo está en el desgaste que sufren los contendientes al prolongarse los combates, algo que a larga perjudica al más débil. Hay que reconocer quem tras los ejemplos del siglo XX, la guerra urbana es la antiguerra, en la que desaparece la escasa regulación de los combates que pervivían tras el periodo abierto con la Gran Guerra. En la guerra urbana del último siglo, la épica no tiene cabida pues entre las ruinas, el nuevo paisaje de la batalla, la distinción entre civiles y militares ha desaparecido totalmente.

Se confirma el empleo creciente de la aviación por parte de los rusos, quienes tienen en la artillería el arma predilecta desde los días de la que llaman la Gran Guerra Patria. Su disponibilidad de cañones y katiuskas, de morteros y obuses es enorme en comparación incluso con la OTAN.

Cabe imaginar que la guerra acabara estancándose poco a poco en otoño, con las primeras lluvias. Será el momento de cavar trincheras, de mejorar los refugios, cuando la guerra de movimientos, que tampoco son excesivos, deje su lugar a la de posiciones. Poco después quizás llegue el momento de las negociaciones. Veremos, pues en este conflicto es difícil acertar en cualquier previsión.

Madrid se ahoga de calor. Temperaturas elevadísimas, incluso para el pleno verano.

(16 de junio, jueves)

Macron, Scholz y Draghi han llegado hoy en tren a Kiev casi por sorpresa. Aparentemente, un gesto importante de respaldo a Ucrania por parte del núcleo duro de Europa. Es un reconocimiento de su soberanía y una confirmación del apoyo a su integración en la Unión Europea y de entrega de armamento y suministros, sí, pero también es una muestra de la incipiente división de la OTAN. Por un lado, Estados Unidos y los países del este como los Bálticos y Polonia, partidarios de armar a Ucrania y de la continuación de la guerra hasta la retirada de Rusia, es decir de su derrota. Frente a ellos, Francia, Alemania e Italia, apostando por la necesidad de una negociación y de acabar con un conflicto que está trayendo una crisis energética, económica, de deuda y alimentaria. El mensaje, adelantado por Macron en los últimos días varias veces, seguro que ha sido captado por Moscú. Probablemente las próximas semanas se incrementarán las operaciones.

(17 de junio, viernes)

Un responsable de Gaspron justifica la reducción del suministro de gas a Alemania afirmando que funcionan con sus reglas, no con las de otros. Al mismo tiempo señala a «los europeos» (sic) como los responsables de la inflación y de la crisis energética. Una terminología reveladora autoexcluyente, que separa a Rusia del continente y que deja claro la importancia del partido anti occidental, algo que no es bueno ni para Europa ni para la propia Rusia. No habría nada peor que una Rusia orientalizada, con China como modelo.

Polémica en la Unión Europea por la aceptación de la adhesión de Ucrania, aunque sea con la exigencia de llevar a cabo reformas para democratizar el país, que sin duda tiene aún mucho que mejorar en ese aspecto. Moldavia también ha visto aceptada su propuesta. Conviene no olvidar que, en ambos países, existen elementos incompatibles con las exigencias de democracia y seguridad occidentales, como la presencia activa de oligarquías gansteriles y de una corrupción rampante. Tradicionalmente, las guerras no son la ocasión idónea para luchar contra estos elementos; al contrario, estos momentos de escasez, descontrol y trafico generalizado son favorables a la aparición y fortalecimiento de estos grupos, como sucedió en la Europa de los años de la Segunda Guerra Mundial.

Últimamente apenas se habla de los combates en los medios de comunicación, aunque se filtra que las pérdidas en hombres y material son muy elevadas en ambos bandos.

(18 de junio, sábado)

Ucrania parece afianzarse en lo político, pero no en lo militar. El apoyo europeo a Kiev y la voluntad ucraniana de aproximarse a la UE, probablemente alteren el contexto geopolítico de la zona. Ucrania puede que por primera vez se sustraiga a la secular influencia rusa, si sobrevive a la invasión y mantiene el apoyo de Occidente sin fisuras, lo que está por ver. Este respaldo no se refleja en la entrega de armamento pues ni los suministros prometidos por Francia o España y, aun menos por una reticente Alemania, están llegando a un ejército ucraniano que tiene muchos problemas de material. Satisfacer las demandas de artillería, lanzacohetes, tanques y blindados realizadas por Kiev para detener a los rusos y lanzar una ofensiva para recuperar el terreno perdido, son inviables.

Según declaraciones ucranianas, las fuerzas de Kiev habrían perdido la mitad de sus efectivos. Ciertamente, el frente que tienen que cubrir es muy amplio, con dimensiones propias de la guerra mundial, de ahí la urgencia ucraniana, que sabe que está en una carrera contrarreloj y que el retraso en la llegada de la ayuda puede ser fatal ante unas negociaciones de las que Kiev no quiere ni oír hablar y que ahora Occidente silencia, pero que todos sabemos que no tardaran mucho. De hecho, un mandatario ucraniano ha señalado al mes de agosto como el momento en el que se reanudaran las conversaciones. Hasta entonces, los contendientes intentarán mejorar sus posiciones.

Las visitas de mandatarios europeos, como la un tanto intempestiva de Boris Johnson, en un evidente gesto de que Gran Bretaña no se quede tras la Unión Europea, y las promesas de apoyo a Kiev no se traducen en envío de material.

La situación militar en las últimas semanas es favorable a Rusia, quien progresa en la ocupación de Severodonetsk, amenazando a la cercana Lisichansk. Los bombardeos continúan, pero, a pesar de que las capacidades de Moscú son mucho mayores que las ucranianas, no se aprecia ningún movimiento en otros frentes. Es evidente que los rusos tampoco disponen de hombres y materiales que le permitan llevar a cabo operaciones simultáneas.

Ciertamente, como se dice, Ucrania se juega su existencia y Rusia la victoria, que en el caso de Putin es lo mismo.

Europa, estremecida por una ola de calor atroz desde hace días. Las condiciones climatológicas se están convirtiendo en un problema propio de otras épocas.

(19 de junio, domingo)

Jens Stoltenberg, ha advertido que la guerra en Ucrania podría durar años Una idea que se está extendiendo cada vez más y que comparto. Que la guerra se estanque, es una mala noticia para Ucrania, para Europa y creo que también para Rusia.

Las operaciones siguen, y sin duda no son ajenas a las negociaciones que se van a reanudar tras su interrupción a finales de marzo. De ahí la pretensión de Kiev de llevar a cabo una ofensiva en el sur que le permita llegar con fuerza a las conversaciones.

Según Moscú, un ataque con misiles a una dacha en la provincia de Dniepropetrovsk, en la que se estaba celebrando una reunión, ha causado la muerte a más de medio centenar de altos mandos rusos, responsables del frente sur.

Se señala que la violencia sexual ejercida por los soldados rusos es una táctica de guerra. No sé si será una conducta ordenada o impulsada por el mando, pero la realidad es que recuerda a lo sucedido en Prusia Oriental y Alemania en los meses finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando Ilya Ehrenburg animaba desde Pravda y Estrella Roja a los soldados a violar a las mujeres alemanas. Es de todas formas una conducta que en todas las guerras acompaña a las tropas en mayor o menor medida, que en estos días repugna aún más.

(20 de junio, lunes)

Hay movimientos de tropas rusas en el sector de Járkov que posiblemente anuncian el intento de tomar la segunda ciudad de Ucrania, un objetivo que creo es de primera importancia para Moscú. De momento, los bombardeos sobre la ciudad se han intensificado.

Según un reportaje de varios periodistas de Le Monde tras participar en un viaje organizado por Moscú por los territorios ocupados, revela el proceso de rusificación llevado a cabo en ellos. Hay que ver estas medidas como una prueba de la voluntad de Rusia de anexionarlos. Por su parte, Kiev ha intensificado la desrrusificación de Ucrania al prohibir la difusión de obras, canciones o películas en ruso.

Tensión por Kaliningrado a causa de las limitaciones al transporte ferroviario impuestas por Lituania a la circulación de mercancía rusas sometidas a sanciones. Moscú ha advertido al respecto a Vilna. Es un incremento de la tensión en la zona. Kaliningrado, si alguna vez vuelve a ser Königsberg, lo será por voluntad de Rusia. Además, esta renuncia es una opción muy improbable, pues es una de las principales bases navales de la flota rusa en un Báltico de hielos, bloqueado en invierno.

(21 de junio, martes)

Increíblemente Severodonetsk todavía resiste, aunque los rusos han tomado una aldea de las afueras. No creo que tarde mucho en caer en manos de Moscú, aunque creo que este pronóstico lo he formulado ya varias veces. Es la equivocación elevada a método

Intenso bombardeo sobre Járkov, que confirma la vuelta de la guerra a este sector.

Lituania ha intensificado la tensión con Rusia al limitar la circulación de trenes rusos por su territorio con rumbo al enclave ruso de Kaliningrado. Moscú ha llamado al representante de la UE y le ha advertido de que las consecuencias las sufrirá especialmente Lituania. En esta situación, cualquier descontrol no sabemos dónde puede acabar.

La cada día más evidente crisis económica y su vinculación con la guerra de Ucrania, acabará llevando a Kiev a la mesa de negociaciones. La forma de presionar por parte de Occidente será la reducción del suministro de armas a los ucranianos. Falta que Rusia se avenga, cediendo en lo que le corresponda, a los posibles acuerdos. El otoño será esencial. Si la guerra llega al invierno, todo es posible.

He mandado a Diario de Sevilla una tribuna dedicada a las exposiciones de guerra que he escrito el pasado día 10. Imagino que la publicaran dentro de dos domingos pues antes de ayer publiqué otra acerca de otro asunto.

(22 de junio, miércoles)

Crece la tensión en el Báltico. Primero ha sido a causa de las restricciones impuestas por Vilna para el paso de los trenes procedentes de territorio ruso en dirección a Kaliningrado, y a la afirmación de Moscú de que responderá con medidas prácticas, no diplomáticas. Ahora, las declaraciones del presidente Joe Biden insistiendo en el apoyo de Estados Unidos a Lituania y recordando la vigencia del artículo 5º del Tratado de Washington, que vincula a los firmantes, en caso de un ataque. Por último, la afirmación del comandante de las Fuerzas Armadas finlandesas, Timo Kiniven, según la cual Finlandia se ha preparado para la guerra desde hace décadas y que, en caso de ataque ruso, ofrecería una firme resistencia. Como se ve, el tono de las últimas horas está subiendo. Todo, sin perder de vista Ucrania y los rumores de movilización del ejército de Bielorrusia.

Han llegado cañones autopropulsados alemanes a Ucrania como parte de la ayuda europea.

Los rusos reconocen la destrucción de una refinería cerca de Rostov debido a un ataque ucraniano, presumiblemente con drones. Una acción semejante a la de hace unos días que acabó con unas plataformas petrolíferas rusas en el Mar Negro.

Las tropas rusas avanzan en Lisichansk, manteniendo el cerco de Severodonetsk. Parece que todo Lugansk no tardará en ser ocupado por los rusos.

Hay que reconocer que las sanciones económicas impuestas a Rusia no han servido apenas para limitar la actividad bélica de Moscú.

(23 de junio, jueves)

Los ucranianos están a punto de evacuar Lisichansk ante la posibilidad de ser cercados por los rusos, que ya comienzan a rodear la ciudad.

Sin embargo, el día ha traído buenas noticias para Kiev. La UE ha aceptado la candidatura ucraniana y moldava para considerar su integración, al tiempo que las fuerzas ucranianas han recibido los esperados sistemas de misiles de precisión HIMARS enviados por Estados Unidos, una eficaz artillería móvil que incluso sirve contra buques. Según fuentes de Kiev, estas armas tienen tal importancia que permitirán no solo frenar el avance ruso, sino también llevar a cabo una contraofensiva en verano. Veremos en los próximos días en que se traducen estos entusiasmos ante el empleo de un nuevo tipo de armas recibidas.

Conviene no olvidar que la UE ha exigido a Ucrania y Moldavia cumplir con una serie de condiciones imprescindibles para incorporarse sobre todo de democratización del sistema, que distan de cumplir. Su integración se retrasará seguramente, pues esto no es ni más ni menos que un gesto frente a Rusia y un propósito de futuro en relación con ambos países.

La tensión por Kaliningrado/ Königsberg afortunadamente hoy no ha aumentado.

La crisis energética y la amenaza de recesión se afianzan. Rusia sabe regular sus envíos, que ha suprimido a Alemania por su apoyo a Kiev. Berlín ha declarado la alerta energética y afirma que volverá al carbón.

Noche de San Juan inusualmente fresca. Hoy llega el verano, un asunto de calendario, no climático.

La cumbre de la OTAN en Madrid es el acontecimiento de los próximos días.

(24 de junio, viernes)

Se confirma la derrota ucraniana en Severodonetsk, de donde se han retirado hoy. La ciudad industrial de cerca de doscientos mil habitantes antes de la guerra está prácticamente en ruinas. Ahora parece que es el turno de Lisichansk, también a punto de caer en manos rusas. Se puede decir que en unos días todo el Lugansk será ruso. Veremos que sucede a partir de ese momento. Probablemente, el próximo objetivo de Moscú será intentar tomar Járkov.

De acuerdo con información del ISW americano, la defensa antiaérea rusa ha mejorado notablemente de manera que impide el empleo eficaz por parte ucraniana de los drones turcos Baktiar, que tan eficaces habían sido hace semanas. A ello hay que añadir la falta de pilotos que tienen las fuerzas aéreas ucranianas para explicar su escaso recurso a los medios aéreos. Esto, junto con el reforzamiento ruso con unidades de refresco, explicaría los reveses sufridos en Lugansk por las tropas de Kiev.

Según fuentes oficiosas del gobierno ucraniano, se da por hecho la pérdida del Donbás, una victoria que Rusia podrá presentar como tal a sus ciudadanos que siguen apoyando sin apeas fisuras detectables al gobierno de Putin.

Por cierto, ahora que hay combates ya no se habla de la salud de Vladimir Putin, algo que es una especie de culto a la personalidad a la inversa practicado por Occidente. Se diría que es una especie de magia simpática en la que se revela lo que gustaría que ocurriese.

Asesinato en Jersón de un ucraniano colaboracionista con las autoridades rusas. Son comportamientos propios de la Europa ocupada en los años de la guerra mundial. Por su parte, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov ha comparado en Bakú a la UE y a la OTAN con las tropas de varios países de Europa y a los voluntarios europeos que se integraron en las fuerzas de Hitler que atacaron a la Unión Soviética. Podría haber recurrido también a la Grande Armée de Napoleón, que reunía a casi todas las nacionalidades de Europa.

Las quejas ucranianas por lo anticuado de su material están justificadas, aunque los rusos tampoco deben contar con recursos muy modernos. Una filmación de hoy muestra como un misil ruso lanzado en plena noche se vuelve unos minutos después de salir contra la lanzadera explotando. Algo cómico, excepto para los servidores.

(25 de junio, sábado)

Lawrence Freedman –¡cuánto tiempo hace ya que propuse la edición de uno de sus trabajos!– ha publicado un libro dedicado a la guerra de Ucrania. Concluye en su conocida tesis de que la superioridad militar no es suficiente para alcanzar la victoria, y que Vladimir Putin ha subestimado todas las capacidades de resistencia ucranianas y la reacción de sus aliados. En consecuencia, la victoria rusa al día de hoy es inalcanzable. Pronostica una guerra larga y, en caso de confirmarse la ocupación de los territorios controlados por Rusia, prevé un conflicto largo y enquistado pues ya existe una suerte de insurgencia, de resistencia antirrusa, en la zona del Donbás. Un análisis interesante que comparto en gran parte.

Hay que preguntarse qué efectos tendrá la prolongación del conflicto sobre Europa, especialmente sobre los países situados más al Este, es decir, los que tienen frontera con Rusia y saben lo que eso significa. Los gastos militares subirán, la crisis energética se mantendrá al igual que la alimentaria. Todo cuando los efectos de la pandemia del covid aún no se han superado. Hay países que verdaderamente no tiene ningún interés ni en el orden mundial, ni en las cuestiones de bienestar y desarrollo. Todo obedece a la herida que desde hace dos siglos desangra a Occidente: el nacionalismo que está en el origen de los conflictos. No se nos olvide que incluso una familia tan poco convencional como la de Thomas e Heinrich Mann, se dividieron con ocasión de la Gran Guerra a la hora de apoyar o no a la Alemania del Kaiser.

Según fuentes de las milicias prorrusas del Donbás dirigidas por Alexandr Jodakovski, ya se combate en las calles de Lisichansk, una localidad ucraniana que se encuentra en una situación muy comprometida.

Numerosos puntos de Ucrania han sido bombardeados por los rusos, incluidos objetivos cercanos a Lvov, donde han muerto voluntarios polacos. Al mismo tiempo, Rusia amenaza a Lituania y anuncia el envío de misiles a Bielorrusia.

Apenas se habla en las últimas semanas de Bielorrusia, y quizás su protagonismo en las próximas semanas se acentúe si hay algún conflicto con Lituania, con quien comparte amplia frontera, al igual que con Polonia. Todos son ecos de los recurrentes tambores de guerra que suenan por Europa.

(26 de junio, domingo)

Oleada de misiles de crucero rusos sobre las ciudades ucranianas, con una intensidad desconocida en lo que va de guerra. Dnipró, Járkov y Kiev han sido bombardeados de manera indiscriminada por Rusia causando numerosos muertos civiles. La táctica de destrucción de ciudades y de castigar a la población civil seguida por los rusos complica la resolución del conflicto, tanto como incrementa el rechazo internacional.

Putin viaja por el entorno de Rusia: visitará Bielorrusia, Tayikistán y Turkmenistán. Unos viajes encaminados a pasear el pabellón, pues a poco más pueden responder. Como los dictadores de raza, sus viajes están limitados a un entorno favorable. Rusia no solo está prácticamente aislada, sino repudiada internacionalmente. Hay que procurar controlar el sentimiento antirruso, aunque no sea fácil debido el rechazo que genera Vladimir Putin y la política del Kremlin y el respaldo del que gozan en el país.

Cumbre de la OTAN en Madrid. Para celebrarlo se ha celebrado una manifestación en contra de la Alianza Atlántica que tiene ecos de otra época, aquella en la que existía el pacto de Varsovia. Apenas se habla entre los manifestantes de Ucrania, agredida, ni de Rusia, agresora, y si de Estados Unidos como beneficiaros del conflicto, algo más que probable por otra parte. La pregunta de dónde se detendrían los rusos si no existiera la OTAN planea en Europa. No es de extrañar que en estos momentos el 83% de los españoles sea favorable a la Alianza Atlántica.

Hoy se ha publicado en Diario de Sevilla el artículo titulado «Propaganda de guerra», dedicado a las exposiciones celebradas en Kiev que les envié el otro día.

(27 de junio, lunes)

En un centro comercial de la ciudad de Kremenchuk, junto al rio Dniéper, ha caído un misil ruso cundo dentro había más de mil personas. El número de víctimas de momento se desconoce.

Todas las fuentes apuntan a una mayor duración del conflicto de lo previsto, a pesar de que Rusia hoy está oficialmente en quiebra al no poder hacer frente a los pagos internacionales. Las sanciones económicas no están obligando a Rusia a ceder en su agresión a Ucrania y en sus amenazas a Europa.

Lituania ha sufrido un ataque cibernético de Rusia, que ha afectado a sus elementos informáticos. Es la respuesta de Moscú al bloqueo de Königsberg, pues ahora me resulta más difícil que nunca a llamarla Kaliningrado.

Madrid está tomada por la cumbre de la OTAN, que ciertamente es una cumbre histórica por el contexto bélico en que se celebra y por la presencia de los nuevos países miembros, tradicionalmente neutrales. La ciudad ha cambiado el ritmo.

(28 de junio, martes)

A pesar de la declaración de los líderes del Grupo G7 asegurando que Putin no ganará la guerra, la idea de que Ucrania no vencerá y que no recuperará el territorio perdido, se extiende cada vez más. Incluso, se duda de su futuro como Estado soberano.     Es la actual una situación que favorece a Rusia. Las declaraciones de Lavrov, quien no baja el tono violento al referirse al gobierno nazi de Kiev, referidas a la inutilidad del armamento recibido por Ucrania, son reveladoras.

Parece que Ucrania está empezando a resentirse de las pérdidas diarias en hombres y material, que contrastan con la superioridad rusa en hombres y recursos.

Los bombardeos indiscriminados de los rusos sobre las ciudades ucranianas continúan. Es inevitable que resuciten las sombras de las V-1 y V-2 lanzadas por los alemanes contra Londres en otoño de 1944 de manera indiscriminada, pues las semejanzas son muchas. Cada vez más surgen rasgos propios de un conflicto viejo.

Según las declaraciones de Patrick Sanders, nuevo comandante en jefe del Ejército británico, Europa está como en 1937, antes de la guerra mundial. La idea es no ceder ante la presión de Rusia y disuadir su expansión territorial.

La guerra en Ucrania, como señala la ya mítica revista Foreign Affairs, cada vez se parece más a la Primera Guerra Mundial, con la artillería convertida en arma esencial y una guerra de posiciones, sin apenas maniobras ni ocupación de territorios. Señala el articulista que solo una ventaja tecnológica en el armamento podría inclinar la victoria hacia uno de los contendientes. Los suministros de armas occidentales a Ucrania abundan en su creencia en esta idea.

De todas formas, si acudimos a lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial y lo sucedido con las llamadas armas secretas y la superioridad tecnológica que desplegaron los alemanes en los últimos meses, vemos que apenas sirvieron para condicionar los acontecimientos. Se me puede argumentar que la cantidad de medios fabricados y destinados al combate fue muy pequeña, teniendo en cuenta las necesidades bélicas y que eran insuficiente para tener efectos importantes, y tendrían razón.

Comienza la Cumbre de la OTAN en Madrid.

(29 de junio, miércoles)

Con la guerra de Ucrania y sus repercusiones en forma de sanciones de Occidente, y la consideración de Rusia como la mayor amenaza para la OTAN, se confirma el giro hacia el Este, o mejor, hacia Oriente, de Moscú. Esta guerra va a desoccidentalizar a la cultura y a la sociedad rusa tanto como l<lo hizo la Guerra Fría. Entonces Europa se veía como una amenaza, pero también como parte –la perteneciente al Pacto de Varsovia– del llamado socialismo real, aunque fuera por imposición. Ahora el distanciamiento es quizás más intenso, pues toda Europa se contempla desde Moscú como un enemigo en potencia. Ciertamente, la historia ha dado motivos a Rusia para temer una invasión desde el Oeste, aunque fueran la respuesta a una amenaza o un ataque ruso. La guerra de Ucrania va a suponer un triunfo del eslavismo turanista y una aproximación a China y a todo lo que sea Asía, deseuropeizando la política y la sociedad rusa.

Hoy no se entiende la viñeta de El Roto, el Bagaría de El País, que como hacia el dibujante de El Sol, firma lo que son casi unos editoriales gráficos. El texto que acompaña a su dibujo de la iglesia ortodoxa de cúpulas de bulbos de cebolla –»Después de mil guerras, Rusia seguía siendo Europa…»– ni sé sabe que significa, ni creo que sea exacto, pues estos momentos Rusia carece de una verdadera voluntad de integrarse en Europa, no solo por lo inevitable de su situación excéntrica, sino también por sus métodos y su concepción de la política, como su inclinación al sometimiento de las naciones limítrofes, percibidas como terreno a conquistar.

Al día de hoy, la frontera de la OTAN con Rusia, eso que tanto preocupaba a Moscú, se ha duplicado con la entrada de Finlandia en la Alianza Atlántica. Una organización que se ha fortalecido casi de manera única en su historia debido a la guerra de Ucrania, es decir, a la invasión rusa. La OTAN ahora es netamente europea, aunque la dependencia militar de los Estados Unidos sigue siendo absoluta.

Siria ha reconocido a los Manchukuos del Donbás, las repúblicas de Lugansk y Donetsk, títeres de Rusia. Ya hizo propio con las repúblicas secesionistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, controladas por Moscú. El nuevo orden de Putin solo tiene el respaldo diplomático del régimen de Bachir el Assad, tan genocida como el Estado Islámico al que combatía, de Corea del Norte y de Irán. No son países que precisamente garanticen progreso y libertad a sus ciudadanos y a la comunidad internacional.

(30 de junio, jueves)

Se acaba de publicar un ensayo de Marta Rebón, traductora del ruso, titulado El complejo de Caín, en el que recoge el sentimiento anti ucraniano existente en Rusia. Da idea de su intensidad el hecho de que exiliados y disidentes soviéticos como el premio Nobel Joseph Brodsky, fuera un ferviente anti ucraniano. Cosas de los nacionalismos.

Una pequeña pero simbólica victoria ucraniana: Rusia se ha retirado de las Isla de las Serpientes, situada en el Mar Negro, frente a la desembocadura del Danubio, ocupada desde el primer día de la guerra. Parece que el tráfico de cereales podría reabrirse. El éxito ucraniano parece que obedece al continuo bombardeo al que sometían a la guarnición y a la acción audaz de un grupo de infantería.

Por el contrario, Rusia continúa su avance en Lisichanks al tiempo que se reactiva el frente de Járkov. Es evidente que ahora el Donbás es el centro de todas las operaciones y de los planes de Moscú.

Fin de la Cumbre de Madrid. En todos los medios se recoge la declaración de Joe Biden en la que se resume la situación de actual de la OTAN: “Putin quería la finlandización de Europa y ha conseguido la otanización de Europa”. A ello hay que añadir el incremento de los presupuestos de defensa de los países miembros para equilibrar las contribuciones trasatlánticas y su presencia en la OTAN. Una decisión cuyas repercusiones en ciertos países como España están por ver.

Desde ahora, la OTAN es más que nunca el brazo armado de la UE, pues la mayoría de sus miembros lo son también de la Alianza Atlántica. Eso sí, con la omnipresencia de Estados Unidos. ¿Y pensar que hace unos meses Macron decía que la OTAN estaba en estado de muerte cerebral?

La OTAN ha mandado un mensaje claro a Rusia en relación con Ucrania y con la integridad territorial de sus miembros. Todo acaba con términos belicistas y tensión con Rusia e incluso con China. El futuro aparece cada vez más inestable y no deja de ser cierto, como señala Sergei Lavrov, que un telón de acero ha caído entre Rusia y Europa. Es una consecuencia de la invasión de Ucrania el que ahora el mundo sea más peligroso e inestable.

Otra de las conclusiones, ya casi evidencia, es el convencimiento de que la guerra de Ucrania no va acabar pronto.

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