A día de hoy, en Barcelona ciudad reside millón seiscientas mil personas, uno arriba, uno abajo.
En el distrito de Sant Martí, uno de los diez distritos de Barcelona, residen unas doscientas cuarenta mil personas.
En El Besòs i el Maresme, uno de los diez barrios de Sant Martí, residen unas veinticinco mil personas.
En el número 44 de la calle de Alfons el Magnànim, en el barrio de El Besòs y el Maresme, reside Diana Escudero (Barcelona, 1976), en su día, presidenta de escalera.
Diana viste vaqueros negros y una sudadera con la cara de Micky Mouse, ratón de la que está enamorada.
Encantadora y sin tacha en el trato, fumadora de rubio en tiempo de descanso, y flaca; en boca del gladiador Máximo Décimo Meridio, “nervio y ansia”.
Diana Escudero reside en cincuenta y dos metros cuadrados de una de las dos mil ochocientas viviendas de El Besòs i el Maresme afectadas por aluminosis.
En Barcelona, se calcula que unos cuarenta mil pisos están “enfermos” de esta patología.
“La aluminosis es un material defectuoso en contacto con el agua dulce y, por lo tanto, una dolencia de las estructuras hechas con este material… Es la perdición. Con la acción del agua, las vigas se van deteriorando, se hacen arenilla, y llega el momento en el que todo se puede venir abajo. Por lo que he tenido que luchar, ahora lo sé todo de pe a pa sobre la aluminosis”, describe Diana, que entró a vivir en esta casa el 14 de noviembre de 1995; le costó unos siete millones y medio de pesetas. El edificio, de seis plantas y con cuatro puertas por rellano, lo construyó el Patronato Municipal de la Vivienda (hoy Institut Municipal de l’Habitatge i Rehabilitació), en 1961. Edificio encajonado entre las calles de Alfons el Magnànim, Germans Serra, Teulada y Cristóbal de Moura. “Te puedo asegurar que, cuando lo compramos, no teníamos ni idea de que el bloque tenía aluminosis; éramos unos críos y no sabíamos de lo que nos estaban hablando. Cuando nos enteramos, nos quedamos de pasta de boniato”.
La unidad familiar la componen Diana y su marido, David Fernández, y la hija de ambos, Nerea. Estos dos últimos trabajan en la empresa de limpiezas BCNeta: “Ellos van a limpiar Barcelona”.
Y aparte, tres perros: la pastor alemán Lola y los yorkshire terrier Yaki y Mia.
Película de género folk horror-maldición-gore: “A veces las paredes crujen y entonces los perros salen disparados, ladrando. Ellos me avisan”.
Cualesquiera de los 24 domicilios del número 44 de Alfons el Magnànim posee ya un extenso historial clínico.
“Recuerdo que en plena pandemia, en el 2020, se le hundió el suelo a la vecina de abajo, se abombó. Y entonces llamamos a los bomberos y nos desalojaron unas horas. Apuntalaron diferentes estancias a raíz de eso. En mi caso, en el pasillo pusieron dos puntales, y en el lavabo, seis apuntalamientos de acero pintado que no podemos tocar de ninguna de las maneras», explica.
Efectivamente, el lavabo se parece al interior de una mina.
“No estamos más de diez minutos en el lavabo. Hacemos nuestras necesidades corriendo. Siempre me acordaré del día en el que me estaba duchando y se me cayó un trozo de techo, una placa de cemento, un pedrusco…”.
La raja
Una grieta parte en dos el comedor de Diana, de este a oeste.
Una raja que nace detrás de un cuadro que evoca el skyline de Nueva York, detrás de la pared y sus revoques, en las profundidades del aluminato cálcico. Sube la grieta hasta el techo, pintado de un color cremoso, y recorre la superficie superior del mueble como un dron de reconocimiento RQ-11 Raven.
La raja pasa por encima de una imagen de san Judas Tadeo, patrón de los imposibles; pasa por encima de recipientes de madera con sake Sho Chiku Bai procedente de las bodegas Takara; pasa por encima de las fotografías familiares; pasa por encima del calendario 2025 patrocinado por Ascensors Sales; pasa por encima de un juego de mortero de latón y maja; pasa por encima de un ejemplar de la novela Merrick, de Anne Rice; pasa por encima de un ejemplar del libro de autoayuda El chico de las musarañas, de Aless Lequio y Ana Obregón; pasa por encima de En toga de abogado, testimonio de José María Fuster-Fabra, con la colaboración de la periodista Xiana Siccardi; pasa por encima de la novela Perdona si te llamo amor, de Federico Moccia; pasa por encima de la acción trepidante de La conspiración, de Dan Brown; pasa por encima de una estatuilla de bronce amarillo de la diosa hindú Parvati; pasa por encima de La otra puerta, de Jeffrey A. Wands; pasa por encima de Los signos del Zodiaco y su carácter, de Linda Goodman; pasa por encima de El laberinto, de Kate Mosse; pasa por encima de Nueva generación de guías de aves de España y de Europa; pasa por encima de 1069 recetas, de Karlos Arguiñano… Y después de pasar por media biblioteca y por los adornos de media vida, la grieta se esfuma entre las lamas de la persiana, en la ventana que da a las líneas de tranvía T5 y T6.
¿A qué suena la grieta?
Según las respuestas:
A terror.
A chocolate Crunch.
A papel de lija arrugado.
“Hace muchísimos años se partió en dos este inmueble, se abrió, y en medio cabía una garrafa de cinco litros. Nosotros no estábamos entonces. Nos lo han dicho los vecinos más mayores”, ilustra.
En el Estudio patológico de los edificios del barrio Besós (1978) se redacta una “memoria de lesiones”: “En general, grietas verticales, prácticamente de arriba abajo en los primeros macizos a partir de los testeros. Algunas de estas grietas también se manifiestan en los techos, e indican que los cuerpos externos del bloque tienden a partirse”.
Desde los años noventa, desde que el 11 de noviembre de 1990 se desplomó el número 33 de la calle del Cadí, en el Turó de la Peira, los vecinos se han movilizado.
Diana pertenece a la Associació de Veïns i Veïnes del barri del Maresme, de la que es presidente José Manuel López, al frente de unos trescientos socios.
Para más inri, las placas fluviales del lateral del edificio son de amianto, componente cancerígeno.
Para colmo, a la vecina del Besòs Diana Escudero, que teme que un día se le venga el techo encima, le han detectado un tumor adenoide supraselar con malformación de Chiari tipo 1, más una hidrocefalia.
Minusvalía total.
Fondo y forma. La metonimia como metáfora. Minusvalía total, intervención total.
“Convivimos con el miedo”.
Oscar Frago y la “intervención total”
El arquitecto Oscar Frago (Lleida, 1972), del estudio Codi, se ha hecho cargo de la reparación del número 44 de la calle de Alfons el Magnànim, 44. El encargo, asumido en el 2023, lleva este nombre más pomposo: ‘Proyecto técnico de rehabilitación energética del edificio situado en la calle de Alfons el Magnànim, 44, de Barcelona’. En resumidas cuentas, una “intervención total”. Intervención total y minusvalía total.
“El edificio viene de la época del boom de la construcción [desarrollismo], con fuerte impulso de la inmigración, y arrastraba patologías antiguas. El problema principal es la aluminosis, que se encuentra en las viguetas de los forjados. ¿Qué es la aluminosis? La aluminosis como enfermedad acaba siendo como cualquier otra enfermedad de los hormigones armados. El cemento aluminoso, en contacto con agua dulce y humedad, pierde resistencia…”, alecciona, y se arremanga porque está dispuesto a darle la vuelta a la situación. “En el edificio de Diana hay muchas patologías, pero no riesgo de derrumbe”.
El Ajuntament de Barcelona ha destinado una partida de diez millones de euros para las obras estructurales de unos doscientos edificios en el Besòs, y una parte del dinero procede de los fondos europeos de recuperación económica Next Generation.
José Manuel López y los edificios apuntalados
El presidente de la Associació de Veïns i Veïnes del barri del Maresme, José Manuel López (Zamora, 1954), ha pasado por numerosos entresijos desde la dictadura franquista. Su barrio, en aquellos años previos a la democracia, lo califica como “páramo”.
“Hoy, muchos edificios se sostienen con puntales, y ninguno pasa la inspección técnica, por lo que se han tomado medidas cautelares. De ahí que desde hace años demandemos la rehabilitación en el Besòs”, dice. “O derribábamos los edificios o los rehabilitábamos, y se ha optado por esto último. Así que ahora estamos en esta fase: esperamos que empiecen las obras, que serán tuteladas por el Institut Municipal d’Urbanisme”.
Para José Manuel, el deterioro de los inmuebles cada vez va a más, y el tiempo juega en contra. El líder vecinal habla de “infraviviendas”, habitadas por vecinos vulnerables.
Por ello, la propia asociación de vecinos ha organizado una comisión específica sobre vivienda, una comisión de afectados que se reúne periódicamente.
“Los vecinos están nerviosos porque todo está parado”, explica. “En general, los políticos no se han movido mucho, no hay la acción política necesaria para decidir tirar adelante. No están por la labor. Ni unos ni otros, ni el gobierno ni la oposición… Falsas promesas. Estamos muy descontentos”.
Antonia Navarro y el efecto dominó
“Si el cemento es poroso, entra más agua y eso afecta a la armadura, los hierros que aguantan la presión horizontal de un piso. Al oxidarse el hierro aumenta su volumen y, al aumentar su volumen, rompe el hormigón y se abren fisuras a lo largo de las vigas”.
Esta es la demostración gráfica de cómo afecta el cemento aluminoso a una mala construcción. Como en un efecto dominó, el estropicio se concatena hasta que, en algunos casos, los techos se caen. Así lo explica la geóloga Antonia Navarro, técnica del Laborati de Materials de l’Escola Politècnica Superior d’Edificació de Barcelona, adscrita a la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).
“Quiero dejar bien claro que el problema no es el cemento aluminoso, sino el hormigón con poco contenido en cemento, el de aquellas construcciones ejecutadas de manera rápida y que utilizaron muy poca cantidad de material, por lo que la porosidad es elevada”, dice.
El laboratorio en el que trabaja Antonia ha analizado más de setenta mil muestras de edificios en Barcelona ciudad para saber si el cemento es Portland o aluminoso, y afirma que no existe un mapa que pueda contabilizar el número real de casos.
La UPC organizó en el 2010 las jornadas La aluminosis a debate 20 años después: ¿un problema resuelto o un conflicto latente?, en las que se trató la problemática desde los puntos de vista socioeconómico, legal, judicial, arquitectónico y de comunicación.
Podcast ‘Convivimos con el miedo’: