Domingo, 3 de marzo
En la última entrada de sus diarios, William S. Burroughs escribió: “No hay nada. No hay sabiduría final ni experiencia reveladora; ninguna jodida cosa. No hay Santo Grial. No hay Satori definitivo ni solución final. Solo conflicto. La única cosa que puede resolver este conflicto es el amor. Amor puro. Lo que yo siento ahora y sentí siempre por mis gatos. ¿Amor? ¿Qué es eso? El calmante más natural para el dolor que existe. AMOR”. Murió el 2 de agosto. En el documental ‘A Man Within’ uno de los entrevistados se sorprende del tiempo que Burroughs vivió con las locuras que hacía.
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Miércoles, 6 de marzo
Escenas del barrio de Salamanca, cortesía de María:
—Una le ha dicho a otra «Tía, voy to tarde que vengo de misa, que hoy salgo de trabajar a las dos y no me daba tiempo».
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Viernes, 8 de marzo
Laura Fernández escribe en ‘Babelia’ sobre ‘Crudo’, la novela de Oilvia Laing:
. Nadie está viviendo su vida, sólo la está viendo pasar, en mitad de un aluvión de información innecesaria e imparable que busca su lugar (y es siempre uno privilegiado) y lo ocupa, restándole, cada día, tiempo a tu tiempo.
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Miércoles, 13 de marzo
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Jueves, 14 de marzo
Cuando a John Connolly le preguntaron si había algo por lo que mereciera la pena vivir, él respondió: “Sí, tres cosas: escribir un libro, una cena para seis en el Savoy e ir al Mediterráneo en compañía de alguien a quien tu conciencia te permita amar”. Lo leo en ‘La novela de la Costa Azul’.
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Viernes, 15 de marzo
Le preguntan en ‘Babelia’ a José Corredor-Matheos qué encargo no aceptaría jamás. “Ahora que estoy a punto de cumplir 90 años, ninguno”, responde.
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Mavis Gallant:
. Mi método para conseguir algo publicable era el mismo que utilizaba para escribir ficción en casa: no empezaba la segunda frase hasta que la primera sonaba real. ¿Real con respecto a qué? A cierto arreglo mental, supongo. Escribía a mano, con lápiz, haciendo cambios constantemente. Borraba, rellenaba, lo pasaba a máquina, corregía, volvía a pasarlo a limpio. Dicen que una ventaja de practicar el periodismo a una edad temprana es que te enseña a escribir rápido. Cualesquiera que fueran mis enseñanzas, entre ellas no se incluía la velocidad. Siempre estaba al límite de la fecha de entrega, incluso fuera de plazo. Al pensar en aquella ultrajante lentitud mía, no sé cómo no me despidieron una decena de veces. O tal vez sí. Yo era capaz de escribir un inglés inteligible, cobraba la mitad que un hombre y parecía tener una fuente inagotable de ideas para artículos, entrevistas o historias para trabajar junto a un fotógrafo.
. Hay algo que siempre quiero decir acerca de leer relatos cortos. Y lo hago ahora porque tal vez sea la última oportunidad que tenga para hacerlo: los relatos no son capítulos de novelas. No se deberían leer uno tras otro como si fueran correlativos. Hay que leer uno. Luego cerrar el libro. Leer otra cosa. Volver más tarde. Los relatos pueden esperar.
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Domingo, 17 de marzo
La anécdota se la leo a Ignacio Peyró:
. En una boda de mucho prestigio, la curiosidad de Pla empieza a incomodar a Gregorio López-Bravo, canciller de la dictadura. En un momento dado, el ministro le señala el whisky con el dedo: “Señor Pla, ¿no estará usted bebiendo demasiado?” Respuesta para los anales: “no se preocupe, señor ministro, porque esto se mea todo”.
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Lunes, 25 de marzo
Gila dejó esto escrito: “En el otro rincón del retrete había una pequeña pila de hierro con un grifo y en una de las paredes un gancho de alambre, en él se colgaban trozos de periódico cortados en cuadritos con mucho cuidado, tiras de papel que usábamos como papel higiénico. Nos limpiábamos con el periódico del día. El día que no nos pasábamos por el culo algún discurso oficial, nos pasábamos la foto de algún ministro”.
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Viernes, 29 de marzo
A.M. Homes, entrevistada por Laura Fernández:
. Por primera vez en mi vida me está costando horrores escribir. Lo intento, pero no hay manera. La pulsión de estar conectada todo el tiempo a lo que está pasando ahí fuera está haciendo que incluso deje de leer. El mundo se ha vuelto demasiado fascinante. Y necesito que sea aburrido para poder escribir. Me pregunto qué clase de libros escribiremos en el futuro y si los escribiremos.
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Miércoles, 3 de abril
Martin Amis sobre Philiph Roth:
. No tenía más que 26 años y uno de los inconvenientes de empezar joven es verse obligado a crecer en público. Era un norteamericano orgulloso de serlo y también era judío. Era un norteamericano orgulloso de serlo y también era judío. Un talento tan terco como el suyo habría sabido de inmediato que la narrativa requiere libertad: que, sin duda, la narrativa es libertad y que la libertad es indivisible (de ahí, tiempo después, su apasionada defensa de los escritores checoslovacos). Sin embargo, podría argüirse que entre una cosa y otra a Roth le costó unos quince años encontrar su voz. La carrera posterior fue convencional; la carrera anterior había sido desaforadamente excéntrica, una suerte de flagelo misterioso y fascinante.
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Domingo, 7 de abril
Los libros imprescindibles de Stephen Dixon:
. ‘Bartleby, el escribiente’, de Herman Melville. . ‘Hambre’, de Knut Hamsun. . ‘La mujer zurda’, de Peter Handke. . ‘El proceso’, de Franz Kafka. . ‘Los muertos’, de James Joyce. . ‘Rayuela’, de Julio Cortázar. . ‘Los funerales de la Mamá Grande’, de Gabriel García Márquez. . ‘El idiota’, de Fiódor Dostoyevski. . ‘Cuentos completos’, Anton Chéjov. . ‘Canta la hierba’, de Doris Lessing. . ‘La montaña mágica’, de Thomas Mann. . ‘Las aventuras de Augie March’, de Saul Bellow. . ‘Sangre sabia’, de Flannery O’Connor. . ‘Viaje al fin de la noche’, de Louis Ferdinand Céline. . ‘No se vuelve a casa’, de Thomas Wolfe. . ‘El corazón de las tinieblas’, de Joseph Conrad. . ‘El relato Ping’, de Samuel Beckett. . ‘Bajo el volcán’, de Malcom Lowry. . ‘Las primeras 49 historias’, de Ernest Hemingway.
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Martes, 9 de abril
Ramón J. Sender le escribió esto a Carmen Laforet en una carta:
. La amistad es tan rara ahora… Dicen que no hay tiempo, pero el poco que tiene la gente lo dedica a envenenarse la vida. La verdad es que la culpa es de todos. Nos pasamos la vida quejándonos de la soledad y defendiendo la soledad al mismo tiempo. Cuando alguien se acerca demasiado, lo mandamos a hacer gárgaras, y luego nos quejamos.
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Martes, 16 de abril
Sender: “He visto varias veces las puertas del infierno, dentro de mí, y son muy superiores —mucho más horrendas— que todo lo que dicen los curas de media casta o de casta entera”.
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Tallón: “A veces miro los títulos de los libros por mirar, sin ver, como cuando consultas el reloj y no te fijas en la hora, solo ejerces el movimiento”.
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Martes, 23 de abril
Robert Stone, sobre la heroína, en una entrevista. Lo leo en el prólogo de Fresán a ‘Dog Soldiers’:
. “La heroína no solo es una manifestación de ruina moral. Si se toman y abstraen todos los deseos humanos y se hace un paradigma a partir de ellos, este sería el esquema: activa los centros de placer del cerebro. Es deseo puro y abstracto. Reemplaza el dinero, el sexo y la compañía. Es una sustancia mágica y poderosa; tradicionalmente, se supone que es un obsequio de los dioses, y también una maldición. Es una sustancia cargada con su propia mística. Si usted lee la poesía que le dedican los adictos, notará que a aman y la temen. Se refieren a ella como si fuera Dios. Es la Gran H. Una mezcla de adoración y de odio. La heroína es algo realmente espantoso”.
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Miércoles, 24 de abril
Jorge Herralde se llama Jorge de Herralde: “Me quité el ‘de’ en mis tiempos de jinete. Era una señal de rebeldía contra el padre. Luego me lo volví a poner para tratar con los franceses, que son muy amantes de la ‘particule’”.
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Viernes, 3 de mayo
Vargas Llosa sobre Gil de Biedma:
. Jaime Gil de Biedma exhibía su inteligencia con total impudor y cultivaba, como otros cultivan su jardín o crían perros, la arrogancia intelectual. Provocaba discusiones para pulverizar a sus contendores, y a los admiradores de su poesía que se acercaban a él, llenos de unción, solía hacerles un número que los descalabraba. Hacía lo imposible para parecer antipático, altanero, inalcanzable. Pero era mucho menos malvado de lo que hubiera querido ser y menos duro y cerebral de lo que se presenta en su Diario, cuando, en un círculo restringido de amigos, en la alta noche, se cansaba de posar, ponía de lado la máscara del maldito, y aparecía el fino lector, el hombre descuartizado entre una vocación y un oficio, el de la ambivalencia sexual, el vulnerable y atormentado muchacho que escribía versos.
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Entrevista en ‘El Mundo’ a Óscar López, presentador de ‘Página 2’:
—¿Cómo es su biblioteca?
—Tuve una enorme, miles y miles de volúmenes. Pero decidí que no podía vivir atado a eso y al final me quedé con una biblioteca esencial. Fue doloroso.
—¿Cómo hizo la purga?
—Me hice preguntas. ¿Lo vas a releer o no? En ese caso, ¿estará en las bibliotecas públicas? Me quedé con espacio para 2.500 libros, y solo entra eso en casa.
—¿Y si aparece un libor nuevo que desea tener?
—Entonces entra uno y sale otro. Hago lo mismo con la ropa. Los libros han sido para mí como el tabaco, una adicción. Al hacer la purga lo pasé muy mal, pero ahora vivo menso agobiado.
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Lunes, 6 de mayo
“A menudo las mejores voces de nuestra narrativa —escribe Marina Sanmartín en ‘ABC Cultural’, son las que menos brillan, no les importa tanto conquistar la fama y el espacio en la prensa como la literatura en sí misma, el ejercicio de descubrimiento que implica construir una historia. Para ellas, escribir es un fin y no un medio, el objetivo único; y más allá del texto les preocupan muy pocas cosas”.
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Martes, 7 de mayo
Me entero por Marta Rebón de que Borges decía, sobre la traducción, que en realidad “es el texto original el que es infiel a la traducción”. Borges, en su currículo, anteponía sus traducciones a su obra original. Cuenta Rebón en ‘Babelia’ que el autor argentino entendía la traducción como “un acto de creación literaria”, y no como una “correspondencia palabra por palabra”.
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Todos los suplementos culturales han celebrado estas semanas la obra de Juan Eduardo Zúñiga. Es amplia y variada. Zúñiga tiene cien años y tiene la suerte de recibir esta especie de homenaje en vida. En ‘La Esfera de Papel’ Manuel Llorente lo describe como uno de los escritores más peculiares de nuestra literatura: “No se ha atenido a modas, ha ido a su aire, haciendo de la discreción una forma de vida. No se ha escondido pero nunca ha sido de los que han peleado para salir en la foto”. Zúñiga, simplemente, se ha dedicado a escribir, no a medrar. “No comprendo bien esta fama de autor secreto que me acompaña –dice él–, aunque es verdad que soy un tipo discreto”. Contra los plumillas ávidos de corazones digitales, Zúñiga: “De joven uno sueña con las trompetas de la fama y luego solo quiere escribir y lo he conseguido rescatando el tiempo para ello”.
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Miércoles, 8 de mayo
Umbral escribió sobre Cela:
. Ya he dicho que a Cela no acabó de irle nunca la literatura de periódico, y ésa es una de sus pequeñas frustraciones. El artículo diario resuelve muchas cosas, literaria y económicamente, pero tiene que enganchar, y los directores saben cuándo engancha, no hay manera de engañarles. Cela no enganchó nunca por ser demasiado literario, por demasiado original o por demasiado banal. El artículo es banalidad, pero lo bano y lo vano, con be y con uve, han de esconder una acidez de verdad, una miel de revelación que Cela nunca puso en este género. […] Aparte defectos de forma, los artículos de Camilo presentan esta deficiencia emocional que requiere el lector de periódico, que no tiene tiempo más que para los impactos: el impacto del gol, el impacto del KO, el impacto del fusilamiento, el impacto de un artículo corto, violento y sentimental, como su propia vida.
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Viernes, 17 de mayo
Me cuenta LP. que los niños de la visita de hoy al periódico están preguntando muy bien: ¿Cómo ganáis dinero?, ¿quién os cuenta las noticias?, ¿cómo vais a los sitios?, ¿y si Elsa Pataki se separa, vosotros mandáis a alguien a hablar con Elsa Pataki?…
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Miércoles, 22 de mayo
“Otra vez vimos televisión sin audio”, escribe Marcelo Lillo en el cuento ‘El fumador’:
—¿De qué crees que hablan? —dije.
—De política. Todos tienen corbata y mueven las manos.
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En ‘El Cultural’ le plantean a Andrés Trapiello si no hay muchos falsos prestigios en nuestro mundo literario. “Prestigio viene del latín”, responde: “Praestigium, engaño, impostura. Sígase el razonamiento”.
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Sobre la impostura también le preguntan a José Carlos Llop en otro número de ‘El Cultural’:
. La impostura es algo muy de la sociedad postmoderna. A partir del triunfo del relativismo, y del triunfo de las redes sociales y de fotografiar la vida más que de vivirla, o de hacer las cosas para poderlas contar, la impostura es un modo de relación.
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Viernes, 24 de mayo
Esto que escribe Boyero sobre la proyección de ‘Mektoub, my love: intermezzo’ en Cannes es fantástico:
. Su metraje, según nos anunciaban en la programación, era de cuatro horas. Pero a las tres horas y 25 minutos ha finalizado, con un fundido en negro y sin que apareciera ningún título de crédito en la pantalla. Se han encendido las luces de la sala y todos los asistentes han salido disparados. No sabemos si termina de forma tan extraña, si el director ha acortado en el último momento la duración primitiva o si ha sido un fallo de la proyección que tendría arreglo. Pero nadie ha permanecido en su asiento, algo tan lógico como humano.
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Lunes, 27 de mayo
Entrevista a Millás en ‘El Cultural’:
—Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
—La comprensión del análisis sintáctico.
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Leo a Antonio Iturbe en ‘Culturas’:
. Decía Joseph Conrad hace cien años que el ser humano siempre se cree muy moderno en su época. En la nuestra, que nos parece tan chic, hemos vuelto a hábitos de los tiempos del desarrollismo como el pluriempleo.
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Miércoles, 29 de mayo
Abascal (Vox) ha dicho hoy: “La autocrítica ya nos la hacéis los medios”.
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Miércoles, 5 de junio
Millás escribe desde el Museo del Prado:
. Parecerá increíble, pero hay muchas personas que, pese a hallarse dentro, continúan fuera. Lo aprecias en sus rostros vacíos de emoción y en el modo en el que arrastran los pies por los pasillos y las salas: han enviado a su cuerpo a las entrañas de la pinacoteca, pero ellas se han quedado en la calle, como el que deja al perro a las puertas del supermercado.
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Miércoles, 12 de junio
Dos subrayados de lo que escribe en ‘El País’ Juan Cruz sobre José Manuel Caballero Bonald:
. Va para 93 años y ya no es serio salir a escuchar tonterías a los salones vacíos y a las depauperadas tabernas
. “Cada vez hay más mediocres encumbrados. Esos son los que hacen más ruido”.
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Entrevista de Andrea Aguilar a Jon Fosse:
—¿En Oslo vive dentro del recinto del Palacio Real?
—Sí, Dios mío, así es. En 2011 me ofrecieron esa casa en la que podía quedarme toda la vida gratis. Hubo otros escritores antes. La construyó un poeta que no es famoso fuera de Noruega, porque es imposible traducirle, pero que es una gran figura nacional y todos los niños estudian su obra en el colegio. Luego se arruinó y la abandonó. Desde los años treinta es cedida a un escritor o compositor. Está en la esquina del parque, junto a la casa del jefe del Tribunal Supremo. Así que están el rey y la reina, la juez y yo. Es extraño.
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Viernes, 14 de junio
Sherwood Anderson escribe en ‘Winesburg, Ohio’: “Que todos y cada uno de los mortales son Cristo y que a todos los crucifican. Esto es lo que yo quiero decir”.
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Viernes, 12 de julio
Tallón:
. Los libros leídos te conforman. Su lectura produce un efecto, que se acrisola e incorpora a lo que somos. Y lo que somos es algo que no admite renuncia, ni interrupción, ni fin. Los libros permanecen con nosotros porque “son” nosotros. También te los quedas porque cabe la posibilidad de que quieras leerlos una segunda vez, y porque, aun acabados y guardados, te parece que cumplen una función relevante: ser expuestos, ser mirados y en ese momento quizá ser recordados.
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Martes, 23 de julio
Escribe Natascha Wodin en ‘Mi madre era de Mariúpol’:
. Lidia hace un triste balance: “Me he vuelto más tosca”, escribe, “he pedido gran parte de mi espíritu crítico, de mis sentimientos más finos. El sistema ha vencido”.
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Viernes, 26 de julio
Leo lo que publica David Manjón sobre Juan García Hortelano en ‘El Ministerio’:
. Especialmente cómico resultó el lapsus del autor durante la entrevista con Joaquín Soler Serrano en el programa de televisión A fondo (1979), abordando este mismo asunto: “Realmente sí que es una sociedad un poco alcohólica en la que bebemos… en la que vivimos”.
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Lunes, 29 de julio
‘The New York Times’ le ha hecho una entrevista a Javier Marías en la que le preguntan sobre libros. Y él responde sin tapujos: “No leo apenas a mis contemporáneos. Durante décadas intenté estar al día, pero se pierde mucho tiempo, y este es limitado”. No necesita quedar bien.
. Tiendo a evitar las memorias y los diarios desde que se han convertido en un mero medio para quejas y banalidades.
. Organizo mi librería por idiomas o países, pero en un estricto orden cronológico del año de nacimiento de los autores.
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Escribe Álex Grijelmo:
. Como señala el lingüista canadiense Steven Pinker en El sentido del estilo (2019), la buena escritura genera confianza. Si los lectores ven en el autor un cuidado por la coherencia, añade, deducirán que se preocupa también por otras virtudes menos evidentes. Del mismo modo, los periodistas precisos en los pequeños detalles suelen informar con igual pulcritud sobre los asuntos de mayor enjundia. Y la gente lo sabe.