En mis pueblos, al despuntar el color rojo de las amapolas en mayo, salimos a buscar aquella amapola de rojo claro, de tres puntos negros, interior blanco, rodeada de amapolas rojas brillantes. Llevamos a cabo expediciones con el cielo, miramos todas, repartidos en grupos de tres personas. A veces damos con ellas porque son muchas las que encontramos. Sabemos que el verano unirá el azul al oscuro de la tierra, hemos tenido suerte y tocamos su pétalo antes de volver a casa a beber agua.
Cuando tenía nueve años mi abuelo me enseñó los buitres en el muladar. Me impactaron tanto que a los doce iba solo a verlos, pero no podía acercarme porque se asustaban. No encontraba nada escrito sobre ellos, solo que eran malos y feos. Entonces fui al muladar, donde tiraban cadáveres, y vi una vaca seca, piel y huesos. Me metí entre sus costillas, puse unas ramitas para que no me vieran. Esperé horas. Cuando los buitres bajaron, saqué la mano y los toqué.
Manu Aguilera
Precioso.