Naranjas y manzanas comían los monos -en vez de carne- en lo alto del peñón de Gibraltar, con una panorámica aérea de 400 metros de altura. Esta deliciosa pareja de madre e hijo de macacos gibraltareños se cruzó en el camino de Faba, sin mostrar perturbación alguna ante el fotógrafo ni ante su cámara. Sobre las aguas plata del Estrecho, el almuerzo aéreo de los simios rebosaba una intimidad conmovedora.
Fotos: Gabriel Faba