Bella revuelta. La caja de herramientas para hacer la revolución

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Si quieres que los medios cubran tu acción, dales una historia que no puedan rechazar: una que muestre tu posición muy claramente, con mucha imagen, con un giro inesperado o con mucho humor

 

Hazles el trabajo a los medios, por Andy Bichlbaum  

 

 

No odies a los medios, conviértete en los medios

Jello Biafra

 

 

Resumen: Muchas veces los periodistas quieren cubrir un asunto importante, pero no pueden hacerlo por una razón u otra. Una acción creativa correcta, como hacer tú las fotos o el vídeo, puede darles la excusa y los materiales que necesitan.

 

Si quieres que los medios cubran tu acción, dales una historia que no puedan rechazar: una que muestre tu posición muy claramente, con mucha imagen, con un giro inesperado o con mucho humor. Si un periodista ya estaba interesado en cubrirla, esta ayuda le dará el pretexto o la munición extra que necesita para convencer a su jefe.

 

Si no puedes incluir toda la información relevante en esta estratagema, no te preocupes. Si puedes hacerlo, magnífico, pero en cualquier caso puedes adjuntar toda la información necesaria en una nota de prensa. La acción solo precisa aportar un gancho, un punto de partida, levantando el velo que oculta una situación muy clara y señalando verdades evidentes, pero de las que se habla muy pocas veces. Si la acción es eficaz en ese punto, a los periodistas les encantará escribir sobre ella y la opinión pública (animada por una campaña bien orquestada) puede hacer el resto.

 

Cuando los Yes Men anunciaron que la Cámara de Comercio de Estados Unidos apoyaba la legislación sobre el cambio climático o que la Dow Chemical Company iba a asumir su responsabilidad en el desastre de Bhopal o que General Electric iba a devolver sus 3,2 miles de millones de dólares de impuestos desgravados, no hacían más que acciones divertidas que señalaban realidades tan sencillas como innegables: el Congreso estaba loco al no apoyar la legislación sobre el cambio climático, Dow Chemical debería limpiar Bhopal, General Electric debería pagar sus impuestos.

 

Muchos periodistas desean escribir sobre estas verdades evidentes, pero no pueden hacerlo por razones editoriales. Crear una acción divertida y espectacular que sea un acontecimiento noticiable en sí mismo les permite hacerlo.

 

Como sabían que los medios tenían mucho interés en su boda en 1969, John y Yoko decidieron hacerles el trabajo. Pasaron la luna de miel en la cama, hablando de la paz, dirigiendo así su propia repercusión con sus actos, palabras y los carteles que pegaron detrás: “Paz pelo, paz cama”.

 

Facilita el trabajo de los periodistas todo lo que puedas. Dales lo que necesitan: una nota de prensa concisa, fotos con permisos de publicación o un buen vídeo con la noticia, repleto de hechos, cifras y tomas de sonido que ilustren tu posición.

 

Es necesario que documentes tu propia acción y que hagas accesibles tus fotos y grabaciones. El bombardeo con confeti de Newt Gingrich no se habría convertido en viral si no hubiera habido un cómplice grabándolo en vídeo. Cuando Brad Newsham organiza pancartas humanas, contrata un helicóptero y un fotógrafo profesional para sobrevolar el acto, y luego entrega las fotos tomadas a los medios interesados que no habrían podido hacerlas por sí mismos.

 

Cuanto más clandestina sea una acción, más importante es que la documentes tú mismo. Nadie sabe cuándo ni dónde va a haber una guerrilla musical o un comando rápido, salvo los organizadores, así que tienes que contar con fotógrafos y grabadores de vídeo para estas acciones. Pero después no te limites a colgar tu material en Flickr y en YouTube y a esperar que funcione. Prepara un plan para que esas imágenes lleguen a los medios. Cuando Agit-Pop llevó a cabo la guerrilla musical Public Option Annie, editaron su grabación a toda velocidad, inmediatamente después de la acción, y la colocaron en puntos clave del ciclo diario de noticias. msnbc, cnn y Comedy Central prepararon historias con ese material.

 

Posibles fallos: A muchos periodistas no les gustará emplear una grabación que tiene una orientación concreta, pero aun así esto puede empujarles a hacer su propio relato.

 

 

Coloca a tu objetivo frente a un dilema, por Andrew Boyd y Joshua Kahn Russell

 

Resumen: Prepara tu acción de modo que tu objetivo se encuentre obligado a tomar una decisión entre posibilidades que te favorezcan.

 

Si diseñas bien tu acción, puedes colocar a tu objetivo en una situación donde tenga que responder, pero sin buenas alternativas, es decir, les va mal si eligen, les va mal si no lo hacen. De hecho, muchas acciones con objetivos concretos (como los bloqueos,  sentadas, sentadas en árboles, etcétera) precisan de tal dilema para ser exitosas.

 

Imagina el bloqueo de un edificio. Un bloqueo tácticamente efectivo no le deja a tu objetivo más que dos opciones: una, negociar contigo/atender tus demandas, o dos, reaccionar con fuerza (violencia contra ti o detención). Este es un dilema. No permitas que tu objetivo se escape por la puerta de atrás, y no te coloques a ti mismo en una situación en la que puedan esperarte a la salida con impunidad. Debes forzar un dilema claro. De otro modo dejas que tu objetivo y/o la policía determine el éxito de tu acción, en vez de ser tú quien lo haga. Asegúrate de cubrir todas las salidas, literal y figuradamente.

 

Los activistas creativos pueden adaptar esta visión táctica para colocar a su objetivo en un dilema parecido a nivel simbólico.

 

Veamos el caso de Cindy Sheehan. En el verano de 2005, tras la muerte de su hijo, el cabo del ejército Casey Sheehan, en la guerra de Irak, Cindy acampó delante del rancho de Texas del presidente Bush, que acababa de empezar sus vacaciones de tres semanas. Citando las propias palabras del presidente, juró no abandonar hasta que Bush le explicara en persona cuál era la “noble causa” por la que había muerto su hijo.

 

Cuando los medios empezaron a informar de la falta de respuesta, Bush se encontró atrapado en un dilema: malo si se encontraba con ella, malo si no lo hacía. Encontrarse con ella suponía un fiasco en los medios. No hacerlo implicaba que ella tenía razón. En ambos casos perdía. Nunca se encontró con Sheehan y Camp Casey, como se conoció su acampada, se convirtió en uno de los momentos decisivos que dirigieron a la opinión pública estadounidense en contra de la guerra.

 

O veamos la acción Whose Tea Party? Los congresistas republicanos se reunieron en el barco del Boston Tea Party para realizar una escena preparada para los medios: arrojar a la bahía un cofre con la etiqueta de “tax code” [legislación fiscal]. De pronto se encontraron desafiados por un chinchorro de activistas, la “balsa salvavidas de la familia trabajadora”, que se colocó en el agua bajo ellos suplicando que el cambio fiscal propuesto no los aplastara. Con las cámaras grabando, el objetivo tenía dos posibilidades: o bien tiraba la legislación fiscal y hundía la balsa (que fue lo que hizo) o no realizaban su intención declarada de deshacerse de la legislación fiscal. Al arrojar el cofre y hundir la balsa, representaron cumplidamente su papel en la obra de los activistas, en la que la reforma de impuestos propuesta por los republicanos “hundía a la familia trabajadora”. Retirarse también habría minado el argumento republicano al suponer simbólicamente que el impuesto perjudicaría a las familias trabajadoras. Como ocurrió en Camp Casey, este dilema no fue una coincidencia feliz, sino un elemento clave del diseño de la acción.

 

Para que este principio funcione, con frecuencia tienes que estar preparado para esperar a tu oponente. Cindy Sheehan se comprometió a acampar fuera del rancho de Bush mientras duraran sus vacaciones. No se iba a ir a otro sitio. Ahora le tocaba responder a él y no supo qué hacer. De modo parecido la balsa salvavidas de la familia trabajadora apareció en el agua suplicando que los republicanos no hicieran recaer el peso de los impuestos sobre las familias trabajadoras, mientras los medios documentaban el acontecimiento. A diferencia de muchas acciones, en este caso no había guardias de seguridad que los echaran, así que pudieron esperar sin más, y cuanto más dudaban los republicanos, más reforzaban el mensaje de los manifestantes.

 

Posibles fallos: Con esta acción puede pasar lo mismo que con los gatos: si se intenta acorralar a uno en una esquina, se puede provocar una respuesta violenta. Si pretendes eliminar la opción de la huida en una situación de “lucha o huida”, necesitas tomar todas las precauciones necesarias para reducir el riesgo para ti y tus aliados, por si acaso el objetivo decide revolverse.

 

 

El modelo de propaganda, por Simon Enoch

 

 

Cualquier dictador admiraría la uniformidad y obediencia de los medios

de comunicación estadounidenses.

Noam Chomsky

 

 

Resumen: El modelo de propaganda busca explicar la conducta de los medios de comunicación que trabajan dentro de la economía capitalista. El modelo propone que los medios producirán sistemáticamente contenido informativo coherente con los intereses de las élites políticas y económicas.

 

Orígenes: (Edward S. Herman y Noam Chomsky). El modelo de propaganda busca explicar la conducta de los medios de comunicación examinando las presiones institucionales que limitan e influyen en el contenido de las noticias dentro de un sistema orientado a obtener beneficios económicos. En oposición a las teorías liberales que sostienen que el periodismo es un adversario del poder establecido, el modelo de propaganda dice que los medios de comunicación que son propiedad de las empresas sistemáticamente producen contenidos que sirven a los intereses del poder establecido.

 

El modelo de propaganda aparece por primera vez en 1988, en el libro Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media, de Edward S. Herman y Noam Chomsky, que sostiene que “la materia prima de las noticias” pasa a través de cinco filtros que conforman lo que el público acaba recibiendo. Estos filtros determinan qué acontecimientos se consideran dignos de publicar, cómo se los cubre, dónde se los coloca dentro del medio y cuánta cobertura reciben.

 

Los cinco filtros son los siguientes:

 

―La propiedad concentrada, la riqueza del propietario y la orientación hacia el beneficio de las empresas de medios dominantes. Las empresas de comunicación tienen intereses comunes con otros sectores de la economía, y por tanto un interés auténtico en mantener el clima político y económico que facilite sus beneficios. Es muy improbable que sean críticos con las políticas económicas que les benefician directamente.

 

―La publicidad como fuente principal de ingresos. Para obtener beneficios, la mayoría de los medios necesitan grandes ingresos publicitarios, que constituyen la parte más grande de su facturación. Por tanto, va en contra de los intereses de las empresas de comunicación el producir contenidos que puedan molestar a sus anunciantes.

 

―Apoyarse en información proporcionada por fuentes oficiales y “expertos”. Las élites tienen recursos para “facilitar” rutinariamente el proceso de recogida de noticias proporcionando fotografías, conferencias de prensa, ejemplares impresos, informes de think-tanks y noticias enlatadas. Así se aprovechan de la necesidad de los medios de conseguir contenido barato y continuo. Además se suele ver a los dirigentes empresariales, políticos y funcionarios gubernamentales como fuentes de información creíble e imparcial, desechando la necesidad de comprobar los hechos o de otra investigación de fondo, que es cara. Este filtro fue muy visible durante los días previos a la guerra de Irak de 2003, cuando los medios de Estados Unidos aceptaron los comunicados oficiales de modo acrítico, sin investigar su veracidad o exactitud.

 

―Dar caña para disciplinar a los medios. “Dar caña” se refiere a los comentarios negativos sobre una noticia que pueden servir para controlar y castigar a los periodistas o a las organizaciones de noticias que se salen del consenso. Dar caña incluye las quejas, las querellas y peticiones y sanciones gubernamentales.

 

―Un enemigo o amenaza exterior. Este tipo de filtro se manifestó durante la Guerra Fría con la etiqueta “anticomunismo”. Todavía funcionan filtros como aquel, especialmente en el clima político posterior al atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. El filtro moviliza a la población contra un enemigo común (terrorismo, inseguridad energética, Irán…) al tiempo que demoniza a los oponentes de la política estatal diciendo que son poco patrióticos o que están aliados con el enemigo.

 

Los medios de comunicación de masas hacen con frecuencia de herramientas para fabricar el consentimiento a partir de supuestos no cuestionados que sirven a intereses egoístas de élites políticas y económicas.

 

El modelo de propaganda sugiere que los medios sirven últimamente para “fabricar consentimiento” dentro de una selección estrecha de opciones políticas al servicio de las élites. Nos permite comprender las presiones institucionales que tiñen el tratamiento informativo de las causas y acciones de los activistas. Comprendiendo los límites de la “objetividad” y las contradicciones dentro del periodismo, podemos desarrollar tácticas que los aprovechen, al tiempo que sorteamos los filtros de las empresas, y apelar directamente al público a través de medios alternativos. Como sugiere el mismo Herman, “nos gustaría pensar que el modelo de propaganda puede ayudar a los activistas a comprender en qué deben emplear sus esfuerzos para influir en la cobertura de los medios de comunicación mayoritarios”.

 

 

 

 

 

Estos textos pertenecen al libro Bella revuelta. La caja de herramientas para hacer la revolución, de Andrew Boyd y Dave Oswald Mitchell (editores), recién publicado por  la editorial milrazones. El título original es Beautiful trouble. A toolbox for revolution. (Pocket edition). Publicado de acuerdo con OR Books, Nueva York, con mediación de Oh! Books Agencia Literaria. La traducción es de Jesús Ortiz Pérez del Molino, revisada por Paco Gómez Nadal.

 

 

 

Autores de la edición original: Rae Abileah, Ryan Acuff, Celia Alario, Phil Aroneanu, Peter Barnes, Jesse Barron, Andy Bichlbaum, Nadine Bloch, Kathryn Blume, L. M. Bogad, Josh Bolotsky, Mike Bonanno, Andrew Boyd, Kevin Buckland, Margaret Campbell, Doyle Canning, Samantha Corbin, Yutaka Dirks, Steve Duncombe, Mark Engler, Simon Enoch, Jodie Evans, John Ewing, Brian Fairbanks, Bryan Farrell, Janice Fine, Lisa Fithian, Cristian Fleming, Elisabeth Ginsberg, Stan Goff, Arun Gupta, Silas Harrebye, Judith Helfand, Daniel Hunter, Sarah Jaffe, John Jordan, Dmytri Kleiner, Sally Kohn, Steve Lambert, Anna Lee, Stephen Lerner, Zack Malitz, Nancy Mancias, Duncan Meisel, Matt Meyer, Dave Oswald Mitchell, Tracey Mitchell, George Monbiot, Brad Newsham, Gaby Pacheco, Mark Read, Patrick Reinsborough, Simon Roel, Joshua Kahn Russell, Leónidas Martín Saura, Levana Saxon, Maxine Schoefer-Wulf, Nathan Schneider, Kristen Ess Schurr, John Sellers, Rajni Shah, Brooke Singer, Matt Skomarovsky, Andrew Slack, Phillip Smith, Jonathan Matthew Smucker, Starhawk, Eric Stoner, Jeremy Varon, Virginia Vitzthum, Harsha Walia, Jefferey Webber y la Coalition of Immokalee Workers.

 

 

 

 

Los seis casos referidos a España se publican bajo licencia Creative Commons, pueden reproducirse libremente siempre que se reconozca la fuente, no se usen comercialmente y se distribuyan con la misma licencia.

 

 

 

 

Andrew Boyd es escritor, humorista y veterano creador de campañas para el cambio social. Dirigió la campaña satírica Billionaires for Bush, que duró una década. Fue cofundador de Agit-Pop Communications, una premiada agencia subversitaria, y del movimiento nacido en redes The Oter 98%. Ha escrito Daily Afliccitions, Life’s Little Deconstruction Book y The Activist Cookbook. Se le puede encontrar en andrewboyd.com

 

Dave Oswald Mitchell escribe, edita e investiga en la intersección de las crisis económicas y ecológicas. Editó la publicación activista canadiense Briarpatch Magazine desde 2005 hasta 2010 y escritos suyos se han publicado en Robble, Reality Sandwich, Rolling Thunder y Upping the Anti. En Twitter: @daveomitchell

Autor: Andrew Boyd y Dave Oswald Mitchell, editores