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Mientras tantoDe mi Diario / Semana 6 / 2016

De mi Diario / Semana 6 / 2016


 

¡¡¡ ADVERTENCIA  !!!

LA ENTREGA DE LA SEMANA PRÓXIMA NO APARECERÁ EN FRONTERAD NI LES LLEGARÁ POR EMAIL

HASTA EL DOMINGO 21 POR LA TARDE (HORA EUROPEA) 

 

Weiß/Colonia, 7.2., san Ricardo, rey, Domingo de Carnaval

Larga conversación matutina con Willy, dándole vueltas y revueltas a todos los puntos débiles del texto que terminé de traducir anteayer. Y que no son pocos. Hasta Willy, cuyo punto fuerte es el idioma neerlandés, se ve a veces en apuros para entender algunas frases de este texto, y eso en parte me consuela, sobre todo cuando al final concordamos en una solución que es la que yo, ya, de todos modos, había traducido por vía de prueba. Laus Deo!

 

El corso carnavalesco del domingo en Colonia, el de los barrios y las escuelas, es el segundo más importante del calendario de las carnestolendas, pero es también, de los dos punteros, el más interesante, el más creativo, el que no está subordinado a intereses comerciales, como será el de mañana lunes. Y este año desfila la escuela de Vincent y Vincent fue uno de los ganadores en el sorteo para participar en la parte principal de la participación (¡hala, hala, parezco Groucho Marx en Una noche en la ópera, en la escena del contrato!) en vez de tan sólo arrojando caramelos y ramilletes al gentío. Desfilaron con el # 46 y como su escuela tiene un club de remo de larga tradición en la ciudad, los ganadores del sorteo iban disfrazados de remeros, en esquifes con los correspondientes agujeros para que se metieran por ellos los chicos, quienes al mismo tiempo que caminaban con el esquife alrededor de la cintura, iban remando por la calle. Un golpe visual de lo más divertido, y que me recordó una de las muchas gemas que brillan en el Diccionario del mar, de mi carnal: «Jesucristo tuvo la astucia de hacer el milagro donde mejor quedaba: nadar en la tierra no se lo hubiera celebrado nadie». 

 

Marina me escribe a propósito de los audilibros o fonolibros, de los que sólo conoce uno leído por su propio autor, José Luis Sampedro, y me pregunta si sé algo de una versión del Quijote hecha por RNE, si habrá sido editada en CD. Le contesto: «Autores que lean bien sus textos son habas contadas, Günter Grass, por ejemplo, era casi más genial leyendo que leído. Le añadía una dimensión de narración oral al texto que no es frecuente en los autores. Os copio el enlace con una muestra de su talento como narrador oral, en donde lee de El tambor de hojalata, del capítulo titulado «Mariposa y bombilla», a tres páginas del final, cuando dice: “Yo vi la luz de este mundo en forma de dos bombillas de sesenta vatios. Por eso, todavía hoy, el texto bíblico ‘Hágase la luz, y la luz se hizo’ me parece el eslogan publicitario más logrado de la empresa Osram”. ¡Genial obertura de la autobiografía de Oskar Matzerath! Y de la versión del Quijote de que me hablas no sé nada. El Quijote se editó como audilibro recientemente en Alemania, en un álbum de 4 CD, son 48 horas, con la voz de Christian Brückner. Él es una de las voces privilegiadas del doblaje alemán, os mando la lista de sus doblajes (los de Robert de Niro son legendarios, y quienes saben inglés aseguran que CB es mejor actor vocal que RdN). Además de eso fundó una editorial de audilibros, Parlando, que ha sacado en ese formato muchas obras de la literatura universal. Cuando le entregaron hace poco el premio del gremio a la labor de su vida, lo entrevistaron para la tele y en el enlace que os copio a renglón seguido va incluida su voz, para que sepáis cómo suena la prosa de Cervantes en los oídos alemanes (y además veréis por la foto que el pergeño de CB tiene mucho de quijotesco)».

 

Larga conversación vespertina con don Maderuelo para evacuar consultas que no tienen que ver con el idioma en el texto traducido del neerlandés, sino con la obra de Ulises Carrión y de sus adláteres. Después de colgar me quedo más tranquilo. Creo que, hasta sin quererlo de un modo consciente, he conseguido desenredar la madeja del a veces inextricable texto original.

 

Weiß/Colonia, 8.2., Lunes de Carnaval

2:00 am : Sonny Boy, la mejor peli neerlandesa que he visto en mucho tiempo. Tengo que llamar el martes a Saturn para preguntar si la tienen en DVD incluyendo la versión original, la quiero no sólo ver de nuevo sino hacerlo oyendo el neerlandés en que se filmó. Acudo a la ficha en el impagable www.imdb.com y descubro que no se ha estrenado ni en España ni en Latinoamérica. Es de lo más raro, porque pelis tan buenas como esta se dan pocas en un año.

 

2:20 am : Al parecer hay gente a la que le preocupa lo que pasará con nuestro planeta en 5.000 millones de años. De lo contrario no me explico el documental que pasan en uno de los canales de la ZDF y en el que, además, tuve la consoladora ocasión de saber que Júpiter posee la virtud de apartar de nosotros los meteoritos que nos pueden hacer pupa. Antes de escribirle un email al presidente del Real Madrid, proponiéndole que contrate a Júpiter como entrenador, apago la tele, dejo acá mi comentario y me voy a dormir.

 

Avalancha de comentarios descalificatorios desde Nicaragua a cuenta de mi disección de la “Oda a Roosevelt” de Rubén Darío, en Nexos. Parece que les toqué el honor nacional mientras toleran a un régimen que hace que su país sea gobernado por el Vaticano y Pekín. Uno de los comentaristas desciende al nivel del juego de palabras más abyecto y me llama todo el tiempo “Baba”, sin darse cuenta de que las suyas sí son meras babosadas, concepto tan nicaragüense. Además ninguno de ellos parece haber leído lo que atestiguo en el primer párrafo: «Adelanto –sin pretender prejuiciarlos– que me parece un poema grandioso y perdurable a pesar de esa disección mía que le seguirá». El nacionalismo ciega y cretiniza de manera irreversible.

 

Ayer, después de leer mi artículo sobre Rubén Darío, mi disección de su “Oda a Roosevelt”, Pepe Baena me escribe desde Punta Umbría: «No tengo nada que decir respecto a la aportación del poeta a la poesía universal, no obstante me pregunto: ¿Puede haber algo bello que no nos guste y que rechacemos? A mí me pasa con el nicaragüense, su musicalidad empalagosa llena de almíbar mis oídos, como me pasa con la Gran Odalisca de Ingres o con el Retablo de los Dominicos de Churriguera y con los retablos barrocos, en general, así como con esas vírgenes doloridas y relamidas que llenan nuestras calles en la Semana Santay sigo preguntándome si algo feo puede llenarte o parecerte hermoso como me ocurre, por ej., con las Señoritas d’Aviñó del malagueño universal». Le contesto: «Estoy en principio de acuerdo con tus rechazos, Pepe, aunque la poesía de Darío no me llene de almíbar los oídos, más bien de una hojarasca que no me dice nada (sus princesas exóticas y toda la pesca). Pero la musicalidad es indudable y la destreza en el uso del lenguaje también. De manera que si paso por alto lo que no me gusta o no me va es nomás atendiendo a lo que  Bertrand Russell postuló acerca de la relatividad«Para que todo sea relativo tiene que haber algo absoluto como referencia». En otras palabras, eso que no me gusta o no me va o me parece feo o fuera de lugar está ahí para resaltar la belleza del conjunto. Si todo fuese bello, paradójicamente, no podríamos verlo como tal. Es lo que decía Goethe del arco iris, que si durasen un cuarto de hora no los miraría nadie».

 

Hoy cumpliría 85 años, si viviese, James Dean. Cuando en septiembre del 55 se mató con su auto (por culpa de otro, no suya) le dediqué un poema que se publicó en la revista Camino, de Huelva, en una página donde hay que resaltar dos cosas: a) la errata en el último verso, decía «nos» en vez de decir «no» (de ahí el borrón que se ve), y b) el dibujo de Alberto Vázquez que lo ilustra es muy superior al poema :


Nosferatucita me escribe desde Medellín: «Yo todavía tengo afiche de Dean en mi casa. Nunca dejamos de ser rebeldes sin causa». Le respondo: «A la versión definitiva del poema que tengo en mi archivo la ilustré con un affiche que sería divino (Jesús en la cruz y la Virgen arrodillada a sus plantas) si encubriese más lo humano. Como dijo un colega nuestro del siglo XVII».

 

Weiß/Colonia, 9.2., Martes de Carnaval

2:30 am : Ocho cortometrajes geniales de Buster Keaton. Lo que me pregunto es si a los niños de hoy les podrían hacer reír. Ellos están acostumbrados a que las cosas que le pasan a BK no existan en sus juegos virtuales sino deformadas por la conversión a dibujos asimismo virtuales. A lo peor consiste en eso lo que Ortega y Gasset llamó “la deshumanización del Arte”. Pienso que Ortega, en nuestro mundo virtual, habría andao más despistao qu’una chiva en un garaje, pero quizás estoy siendo injusto con él, que era mucho más inteligente y más sabio que yo.

 

Estoy desayunando más tarde que de costumbre cuando a las 11:08 am suena el teléfono y una voz femenina de persona bien educada me pregunta si soy Ricardo Bada, le respondo que lo soy y me dice que está llamándome desde Radio Belgrano, en Buenos Aires, para ver si les podría hacer el favor de una breve crónica sobre el accidente ferroviario. Qué cuál accidente, pregunto. Un choque de trenes cerca de Múnich, me contesta. Le digo que lo siento mucho, pero que me entero del mismo por su llamada. Se despide dándome las gracias y excusándose por haberme molestado. Le aseguro que no ha sido ninguna molestia. Cuando cuelgo me quedo pensando en nuestras reuniones de pauta a las 9 am en la redacción de la Deutsche Welle, programando los informativos de las 12 am y las 2 pm. ¿Cómo me habrían mirado los colegas si hubiese llegado a proponerles como tema un choque de trenes cerca de Córdoba/Argentina?

 

Weiß/Colonia, 10.2., Miércoles de Ceniza

En lo de la neumóloga. Mi volumen pulmonar es el mejor registro –74%– que he tenido en años, y los pulmones están completamente limpios. Esa es la buena noticia. Y la mala es que me tocará usar el maldito inhalador para el resto de mis días en este valle de lágrimas de cocodrilo.

 

Hacía muchísimo tiempo que no veía La confesión, la peli de Costa Gavras, y a partir de hoy, en el canal Arte, van a dedicarle un ciclo a este que es uno de mis directores favoritos. No me voy a perder ninguna de las pelis que pasen, en especial Estado de sitio, donde Yves Montand actúa la otra cara de la moneda que en La confesión. Me encantan los actores todoterreno. Pienso por ejemplo en Gregory Peck, que fue Atticus Finch, el personaje más entrañable de la historia del cine, y fue también nada menos que el abominable Dr. Mengele, el frío asesino de Auschwitz.

 

Weiß/Colonia, 11.2.

Llamo a Wassennaar y charlo largamente con Héctor. Acordamos que pasará con nosotros el fin de semana próximo, del 19 al 21. Esa sí que va a ser una gran alegría para nosotros.

 

Continúa la saga de la comandante Candice Renoir, la policial francesa. Tengo que repetirme, no es una serie en profundidad, como las escandinavas, pero tiene su encanto y está muy bien actuada. La única falla que le veo es no aprovechar el entorno, la bellísima Sète, sino en planos generales, aéreos, para pasar de una secuencia a la siguiente.

 

Mi orgullo por la traducción del texto neerlandés es grande. Creo que ahora, ya, tras la tercera y definitiva relectura y corrección, con lima –y con gamuza–, el texto es uno digno de una revista en castellano pero como diría mi querido Lope: «Esto es sudor, quien lo sudó lo sabe».

 

Weiß/Colonia, 12.2.

2:00 am : Vuelvo a ver The Holiday, con Cameron Diaz y Kate Winslet. En realidad me tomo con ella, congruentemente, vacaciones de la traducción del texto neerlandés. Pero también quería verla de nuevo porque la primera vez que lo hice sé que descubrí en ella uno de esos tics que se ven en todas las pelis (los autos siempre encuentran donde aparcar, el protagonista siempre carga en el bolsillo interior de su saco un pañuelo blanco bien doblado para ofrecerlo a la protagonista cuando llora, etc). Lo descubrí y no lo anoté. Y ahora, después de la palabra FIN sé que esta vez no lo he descubierto, o mejor dicho, recordado. Cuestión de verla una tercera vez. No será tiempo perdido.

 

Voy a Rodenkirchen a comprar las entradas para el concierto de mañana, y esperando el autobús de vuelta me siento en el banquito de la parada; al poco se me acerca una de las vecinas que tengo en el Pflasterhofweg y que siempre quiere platicar conmigo y a quien no he conseguido desanimar a fuerza de monosílabos. Entretanto he llegado a la conclusión de que si alguna vez se me ocurriera contestarle con una frase, de repente resulta que, sin yo saberlo, es cardíaca y le provoco un infarto. Mejor seguir como hasta ahora.

 

Al llegar a casa tengo una llamada en el contestador, es de Nono, que me llamó desde Granada, o sea, desde Torrenueva, sin dejar mensaje. Lo llamo y el mensaje es que ha muerto Hilde. Hilde Moral, una de nuestras mejores amigas. En su cortijo de La Chucha, primero con ella y con Pepe, con Hilde sola después de morir Pepe («compañero del alma, tan temprano» dice el epitafio de su tumba, elegido por mí), algunas de las más felices y recordables horas de mi vida las he pasado en La Chucha, con ellos. Ahorita, y en pocos meses, llevamos una racha imparable de huecos en el calendario perpetuo de la cocina (donde están todas las fechas de nacimiento de nuestros amigos para poder felicitarlos en sus cumplesantos respectivos): Béa, Jorge Pomar, Brigitte, hoy Hilde sí, los tiros van cayendo cada vez más cerca. Oremus. Y vos; Hilde, descansá en pazah, y dale un abrazo a Pepe de mi parte, pero por dinyplicado.

 

Weiß/Colonia, 13.2.

1:05 am : Alrededor de las 10:30 pm de ayer viernes, Gmail deshabilitó mi cuenta email y me dejó en calzoncillos en medio del friísimo invierno virtual. Pese a que he rellenado dos veces el formulario que me asegura que «Al ponerte en contacto con nosotros, certificas que la cuenta es de tu propiedad y nos autorizas a revisar internamente el contenido de la cuenta para poder evaluar la solicitud con más precisión y rapidez. Nos pondremos en contacto contigo lo antes posible», a pesar de eso, no hay respuesta positiva dos horas y ½ después. Lo peor no es eso sino que este archivo dejó de ser, en el lugar donde se encontraba, aquel que tengo registrado como DIARIO y pasó a ser uno que se llama “3–Microsoft Word”, lo cual significa que mi servidor no es tal sino mi dueño. Por dicha dispongo de una copia que al parecer todavía puedo seguir manejando a despecho de las sevicias de Gmail.com (algo que compruebo de manera inmediata abriendo el archivo “3–Microsoft Word”, en el que no se ha regisrtrado esto que estoy escribiendo). Uno podría terminar paranoico si le hiciera caso a estas máquinas de mierda, pero por mi parte he decidido mandarlas a tomar por el culo y ojalá que no sean en4adictas.

 

A las 1:40 am, antes de apagar este chisme, por fin una respuesta de Gmail.com: «Estimado usuario de Google: Gracias por comunicarnos tus dificultades para acceder a tu cuenta de Google. Hemos revisado tu solicitud y hemos detectado que todavía hay una apelación pendiente relacionada con tu cuenta. Espera a recibir el resultado de la apelación actual. Gracias por tu paciencia. Atentamente, El equipo de Cuentas de Google». Ahora resulta que el reclamo es de Google, donde jamás he tenido una cuenta. Renuncio a entender nada, y atiendo a la vehemente sirena del último ferry en dirección a Escocia. Por la mañana veremos qué hay de nuevo. O de viejo. Y la verdad que es me importa un reverendo carajo.

 

11:05 am : Estamos en las mismas de anoche, ni un solo paso adelante. Vuelvo a rellenar el formulario ad hoc y escribo en el espacio destinado a cualquier dato que yo crea que puede ser útil: «Es la tercera vez que reclamo para que me vuelvan a habilitar la cuenta. Quousque tandem abutere, Google, patientia mia?» Dicen que Google lo sabe todo. ¿Sabrá latín?

 

Hoy en Huelva queman el choco (en Isla Cristina la sardina) aunque en realidad son ceremonias carnavaleras del Miércoles de Ceniza, como el entierro de la sardina en Madrid. Nosotros, por ser el cumpleaños de Carlitos, lo celebramos con él y con Ulli en el Bistro Verde, lugar al que tengo que traer a Héctor el sábado próximo, para que coma los Rievvkooche colonienses, una de las recetas típicas de la cocina renana, y especialmente la de esta ciudad donde nació Agripina.

 

En la Philarmonie el concierto del quinteto de El Niño Josele. Hemos invitado a Rebeca, Angie y Vincent, y conseguido boletos a última hora en tres lugares distintos, yo me banqué el asiento solitario para que la abuela estuviese con el nieto y las dos cuñadas juntas. Ha sido una noche maravillosa, el público literalmente absorto en las interpretaciones. Para Angie era además la primera vez que veía/oía un concierto con guitarra española, bajo, batería, caja, piano, clarinete, saxo soprano y keyboard (seguramente habrá una palabra española para este instrumento, pero no se me antoja buscarla). Ovaciones prolongadas que obligaron a un bis doble, primero sólo la guitarra, el saxo y la batería, luego los cinco intérpretes. Otra noche andaluza para recordar en la vieja Colonia Claudia Ara Agrippinensium, donde no en balde se establecieron gran cantidad de soldados ya licenciados, gran mayoría de los cuales procedían de allá, de la provincia Bética.

 

Ya en el domingo 14,  a las 0:35 am, antes de subir esta semana de mi diario a la página web de Fronterad : Sin novedad en el frente Gmail.com, sigo con la cuenta inhabilitada y a más de nada menos que 24 horas todavía no se me ha explicado la razón de semejante medida. ¿Quién puede creer que la Cibernética es una ciencia exacta?  Los cybercretinos, sólo ellos.

 

**********FIN**********

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