“La amistad dije yo, la hermandad de haber pasado juntos una vida dura. ¿No les conmueve eso? Joder, dijo otro con sorna, como cansado de oírme contar historias de peruanos pobres en el Perú.”
“Putamadre, cómo éramos de pobres en esa época ¿no? Conchesumare. Yo le cuento a mis hijos que el MegaPlaza antes era un terreno abandonado, un botadero de basura, y no me creen, carajo, creen que siempre ha estao ahí.”
“¿Te acuerdas del paquetazo de Fujimori? 500% de inflación de un día para otro. 80% de peruanos pobres. ¿Cómo fue que sobrevivimos?”
“Los peruanos estamos en flujo turbulento, dijo. Hoy, los peruanos nos matamos unos a otros, rompemos el orden; pero un día volveremos a nuestro cauce, continuaremos al futuro, volveremos al flujo laminar.”
“Esa época no había televisión ni nada en aquí. No era como en ahora que televisión parabólico lo tenemos, como en Lima lo tenemos. En ese época, en cambio, nada lo sabíamos de afuera. Nada lo sabíamos de qué cosas ya también estaba pasando en el mundo, guerras, congresistas, rateros, nada lo sabíamos en ese tiempo.”
“Salud por el Perú. Por el peruvian miracle”.
Todas las citas son de Cementerio de barcos (Planeta. Lima, 2019)
Cementerio de barcos es una jornada de recuperación de la memoria. Es una pastilla contra el olvido. Es una novela para ver la política peruana desde los ojos del hombre que sobrevive en las chacras, en las tierras alejadas, en los barrios pobres, en la residencia universitaria de la universidad pública menospreciada, agachado en los puestos de comida, al lado de los camiones estacionados al borde de la carretera, en las bibliotecas mal financiadas por el Estado.
Es también un testimonio de fe y constancia, un pergamino con lo mejor de los seres humanos que sobrevivieron al cataclismo de los 80s y los 90s en el Perú: terrorismo, hiperinflación, abuso militar, ignorancia.
Cementerio de barcos es un canto al saber que viene en los libros, a las posibilidades que nos da la literatura y sobre todo la poesía, es un documento lleno de ingenieros que aman las letras, un lado B necesario para los intelectuales caídos en números. Es un canto a la vitalidad del Perú, a la juventud, a la tenacidad, a la disciplina que viene acompañada de libertad.
La historia del Elmer Ccasani (doble c que se pronuncia como j), el Gato─porque cuando parece que va a morir cayendo, cae parado─pobre inmigrante serrano, campesino humilde, inteligente, sobresaliente, lector empedernido, talento matemático y artístico juntos: nobleza, amor a los demás, ansiedad por saber. Es la historia que tendrían que leer los peruanos más pequeños que no saben para qué sirve la educación, la literatura, la ingeniería, el rock and roll, los idiomas, el arte y la poesía.
Sobre todo la poesía.
Cementerio de barcos es una novela imprescindible, un gol de media cancha de la Editorial Planeta, de su autor Ulises Gutiérrez Llantoy. Un viaje que enseña, una bitácora y un mapa de lo que se puede salvar, de lo que hay que rescatar, lo que hay que mejorar y lo que no hay que volver a hacer en el Perú. Un libro que ojalá se pusiera de moda.
Cementerio de barcos se presenta el 4 de agosto de 2019 en la Feria Internacional del Libro de Lima.