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Mientras tantoDe mi Diario: Semana 03 / 2015

De mi Diario: Semana 03 / 2015


 

Weiß/Colonia, 11.1.

3:05 am : Otra vez que me voy a dormir como en el vals, a las 3 de la madrugada, pero es que 12 hombres sin piedad, que acaban de pasar, no me la pierdo nunca. Apenas veo una imagen suya en la pantalla, me prendo de ella y ya hasta el final. Es una película hipnótica.

 

In re Charlie Hebdo, un par de reflexiones : El problema es que los fanáticos carecen de sentido del humor. Estoy de acuerdo con quienes piensan, y es un tema que se debate mucho acá, y a fondo, en que Charlie Hebdo había tensado el arco casi (ese «casi» es inmensurable) hasta más allá del límite protegido irrestrictamente por la libertad de opinión. Pero lo que pasa es que lo enfocamos desde nuestra mentalidad, y en nuestra mentalidad, por ejemplo, existe la convicción de que al poder, ya sea humano o divino, ¡qué pleonasmo!, puede cuestionárselo y hasta tomarlo a broma. Y entre los musulmanes eso es impensable. Un detalle inesperado que lo demuestra es que en las cortes europeas era común y aceptada la presencia del bufón, que se desconocía por completo en el Oriente… y todavía se desconoce, mientras que sigue habiendo bufones en los gobiernos occidentales, algunas veces al nivel más elevado, pensemos en Berlusconi. La única contrapartida oriental posible del bufón sería el eunuco, así que de ahí se puede colegir el resto.

 

Vamos a cenar a La Esquina con Paul. Si alguien me hubiera dicho, hace sesenta años, que un día estaría yendo con un nieto mío alemán y con una esposa neerlandesa, a comer tortillitas de camarones, soldaditos de Pavía y pinchos morunos en un bar español de tapas en el barrio San Severino de Colonia, barrio en el cual, además, han nacido mi hija menor y tres de mis nietos, me parece que habría pensado en algo así como un cuento de las mil y una noches contado por un idiota. Y hasta me parece, diría yo, que no iría muy desencaminado.

 

Weiß/Colonia, 12.1.

Una inesperada crisis matinal. Nada que me haga suponer, cuando me levanto y mientras me preparo el desayuno, desayuno y leo el diario, que lo primero que haré, después, será meterme en la cama. Recién me levanto muy pasado el mediodía, enfrentado al desconcierto de Diny, que regresa del dentista y el fisioterapeuta y piensa que no tengo todas las tazas en el armario, ¡qué gráfica es esta expresión alemana! Víctor Canicio le encontró la vuelta de una manera irremisible: «¡Claro que no tengo todas las tazas en el armario! ¿cómo si no tomar el té?»

 

Acudo a la cita anual con mi oculista, la única visita médica que hago a gusto y es porque se trata de una de las mujeres más hermosas que he conocido en mi vida. Cuida de mis ojos casi desde que abrió su consulta en Rodenkirchen, y los años y los dos partos no han hecho mella en su belleza ni en su gracia ni en su simpatía. Siempre charlamos un buen rato y una vez le dije que estaba seguro que a su paso por la Facultad de Medicina debió dejar un reguero de corazones rotos, se echó a reír y no lo negó. Por lo demás, me dio luz verde, mis valores oftalmológicos son casi los mismos que los de hace un año, ni siquiera necesito nuevas gafas. Laus Dea! [sic]

 

Weiß/Colonia, 13.1.

1:15 am : Pasaron Verblendung [Millenium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres], que me la perdí cuando la estrenaron y nunca le acerté el día cuando empezaron a pasarla por TV. Es de una gran calidad, puro Made in Scandinavia. Lo que me hace gracia es ver a nada menos que Peter Haber, el sereno y sensato comisario Beck, convertido en un asesino antisemita y sexista, conectado con el partido nazi sueco. Ver para creer. O mejor dicho, si no lo veo no lo creo.

 

Al abrir mi estafeta me encuentro un email de mi sobrina Elena, desde Huelva, donde me dice: «Te escribo poco pero te leo mucho y me encanta, me siento afortunada de tener en mi familia una persona con tanto talento. Gracias por compartir cada día cosas tan interesantes, a veces graciosas, a veces curiosas… Hay personas que deberíais ser eternas…». Y Mónica, al poco, remacha el clavo: «Las palabras que te escribe mi hermana, hazlas también mías. Creo que lo sabes». ¿Qué contestarles si no es parafraseando a César Vallejo? «Comprendiendo sin esfuerzo / que el hombre se queda, a veces, pensando, / como queriendo llorar, / comprendiendo / que mis sobrinas saben que las quiero, / les hago una seña, / vienen, / y les doy un abrazo emocionado. / ¡Qué más da! Emocionado… Emocionado…».

 

Viniendo de La Modicana le cuento a Carlitos que Diny se encontró hace poco en ReWe con Achim y él le contó a su vez que Petra anda ahora traduciendo a Cervantes. Carlitos se asombra de que quede algo de Cervantes por traducir al alemán y le digo que no se trata de eso, sino de que cada generación tiene sus propias traducciones de los clásicos. Le pongo el ejemplo de Rojo y negro, de Stendhal, cuya nueva traducción al neerlandés recibió Diny hace un par de días. Me confiesa Carlitos que es algo en lo que nunca había pensado, y pienso por mi parte que a decir verdad no es un tema en el que suela pensarse, y sin embargo es uno de los mejores índices de la buena salud de que disfrutan los clásicos.

 

Está teniendo mucho eco, entre mis corresponsales, el tuit que le regalé a Diego Aristizábal:

 

Curiosamente yo había escrito nada más que «La Historia es la dentadura postiza de la Justicia», porque de repente la frase se me ocurrió mientras pedaleaba en la bici fija, pero al regalársela a Diego decidí quitarle hierro y le antepuse esas palabras, casi como colchón o red de seguridá.

 

Javier nos envía el texto de Baudelaire donde se encuentra la expresión «basura cuidadosamente seleccionada» que yo uso desde que la leí, hasta el punto de que mis únicos poemas editados, en Hojas de Zenobia, hace ya 21 años, los publiqué bajo ese título, el del texto de Baudelaire es:

EL PERRO Y EL FRASCO

—Mi lindo perro, mi buen perro, mi querido pichicho, acércate y huele el excelente perfume comprado al mejor perfumista de la ciudad.


Y el perro, meneando la cola, que es, para estos pobres seres, el signo de la risa o la sonrisa, se acerca y pone curioso su nariz húmeda sobre el frasco abierto; luego, retrocediendo de repente con temor, me ladra como reprochándomelo.


—¡Ah! perro miserable, si te hubiera ofrecido un montón de excrementos lo hubieras husmeado con delicia y hasta lo hubieras comido. Tú también, indigno compañero de mi triste vida, te pareces al público, al que jamás hay que ofrecerle perfumes delicados que lo exasperen, sino basura cuidadosamente seleccionada. 

 

Weiß/Colonia, 14.1.

De repente, a la 1:35 pm el cielo se ennegrece todo, parece casi de noche y cae una lluvia tupida que convierte en redoblante la ventana de mi despacho. A las 2:00 reaparece el sol y transforma el cristal de la ventana en un mapa del firmamento, con cientos de estrellas titilando en él.

 

Encuentro en un tuit colombiano un sustantivo que no sé si es creación de la tuitera pero sea de quien fuere es una diana de 100 puntos:

 

El provincianismo español es casi tan inerradicable como la malaria. O la lepra. Un periódico de San Sebastián, que al parecer sin necesidad ni justificación ninguna se llama El Diario Vasco, rechaza un artículo mío con todas las referencias al País Vasco que aparecen en las cartas de Julio Cortázar, porque todas ellas son muy poco guipuzcoanas y donostiarras. Dicho de otro modo: según El Diario Vasco–diario, el País Vasco–nación ¿se limita a Guipúzcoa? Es de lo más curioso, para mí, pensar que un artículo mío acerca de una obra de Chillida, alguien bastante más donostiarra de lo que nunca jamás lo podrá llegar a ser ese lamentable Diario ¿Vasco?, me lo publicaron en el mensuario del ayuntamiento de Bilbao. Y para mí está claro el asunto: Bilbao fue fundada por castellanos. Y el que se pica, que se arrasque.


Weiß/Colonia, 15.1.

En el diario, en la primera página de la sección local, una gran foto de ¼ de página con los 130 niños de Weiß que, disfrazados de Reyes Magos, estuvieron recaudando fondos, casa por casa, en nuestro pueblo, para los niños de una escuela primaria en Haití; en total 11.695 €, lo que no es poco si se piensa que Weiß es un pueblo chico. En cualquier caso este año, por la razón que sea, no han pasado por el 11ª del Pflasterhofweg. Nosotros tuvimos nuestro óbolo preparado sobre la agenda del aparador del comedor, hasta hoy, cuando leímos el reportaje en el diario.

 

Programa de lujo esta noche en la tele. Un episodio de Jesse Stone, otro de Varg Veum y un tercero del inspector Lynley, y además en horarios sucesivos; una espléndida oportunidad para contrastar los estilos tan diferentes de las series policiales gringas, escandinavas e inglesas.

 

Weiß/Colonia, 16.1.

Día negro para mí. Me acuesto inmediatamente después de desayunar y leer el diario, pero no soporto la cama y me vuelvo a levantar al cabo de una ½ hora. Releo Vida de Don Quijote y Sancho, de Unamuno, tomando notas para mi conferencia sobre Altisidora, en el Cervantes de Hamburgo, el 8 de mayo. Unamuno me parece que no entendió a Altisidora ni le concedió la importancia que tiene, y que Cervantes sí le concede, desde el capítulo 44 siendo Don Quijote huésped de los duques, hasta el 71, en el camino de regreso a su hogar. Luego, sin almorzar, me devuelvo a la cama para una siesta que no se materializa en sueño, pero al menos estuve tendido, reposando. Diny regresa a las 4 pm de casa de Montse, y lo primero que me cuenta es que parece que Henri está enfermo, anda con fiebre. Lo que faltaba para levantarme el ánimo.

 

Me escribe Óscar, desde Bogotá: «Para una nota sobre envejecimiento, estoy haciendo algunas preguntas a varios «veteranos», entre los que te incluyo. Te las envío con la cordial solicitud de que me brindes respuestas cortas (para publicar, claro): ¿Qué significa envejecer para tí? ¿Cómo te has sentido en tu estado de adulto mayor? ¿Cuándo te diste cuenta de que habías empezado a envejecer?» Le contesto: «* Envejecer, para mí, significa una incalculable pérdida de calidad de vida y que cada vez me gustan más las mujeres jóvenes. * En mi estado de adulto mayor, ya septuagenario, me siento a disgusto, pero resignado. Otra no me queda.* Me di cuenta de que había empezado a envejecer cuando tuve que renunciar a mi bicicleta».

 

En torno a mi columna de hoy en EE, de Bogotá, llegó al foro un comentario al que tuve que responder de este modo: «Pongamos dos cosas en claro: a) yo no he dicho que «las excepciones no son la regla, acá en este caso», sino que son justamente, en esos casos, las excepciones que confirman la regla. b) a cambio le concedo que tiene gran parte de razón en el resto de lo que dice: es muy difícil distinguirse, sobre todo las mujeres, en cualquier actividad que no tenga desarrollos genéricos paralelos. Una de las pocas es el deporte, y aquí recuerdo mi encuentro en 1991 en los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial, con Emil Zátopek, «la locomotora humana», el corredor de fondo checo que batió todos los récords habidos y por haber en los Juegos Olímpicos del 52 en Helsinki, y a cuyo lado coincidí un día, en uno de los almuerzos; y cuando lo reconocí y me felicité por poderle estrechar la mano, yo que lo había admirado cuando niño, su esposa, que se sentaba a su lado, me dijo sonriendo: “Pero no olvide que yo gané una medalla más que él”, y nos reímos de buena gana, los tres, porque era cierto. Ahora bien, lo que Margaret Wertheim dice, en el fondo, no es que las mujeres no sirven para la actividad científica, sino que se lo impiden o se lo ponen mucho más difícil por un prejuicio que no tiene fundamento ninguno, como lo demuestran los espléndidos ejemplos que usted trae a cuento. Espero que ahora quede claro lo que estamos platicando». Imbécil de mí, sigo creyendo que hablando se entiende la gente. La que quiere entender, claro está.

 

Weiß/Colonia, 17.1.

Estoy enfermo. Me despierto sudoroso y con el cuerpo como enfebrecido, pero el termómetro me dice que no tengo fiebre. Lo peor no es eso sino que estoy lleno de gases y me paso todo el tiempo eructando, algo más que desagradable, con una sensación muy fea, como de náusea, en el fondo de la garganta. Llamo al Dr. Ruppert, con quien ya tengo cita para el viernes, pero no puedo esperar tanto. Paso luego una gran parte del día en la cama, hasta casi las 5 pm, y el Dr. Ruppert no contesta al mensaje que le dejé en su móvil, alrededor de las 10 am. Son las 6:30 pm y desde ayer por la mañana sólo he comido un yogur de higos y cuatro o cinco bizcochos secos, amén de haber bebido litros de té negro y de manzanilla. Entretanto he alcanzado un estado de resignación que no tiene nada de sabio, pero al menos me impide caer en el desespero. Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible, como dizque sabiamente dijo Guerrita, pero en realidad es una frase de Talleyrand.

 

***********FIN*********** 

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