
Weiß/Colonia, 17.7.
Después de haber leído la última entrega de mi diario, el buen Jorge Rodríguez Padrón me escribe lo siguiente: «Mi buen Ricardo: Sólo hacer constar mi adhesión a tu celebración de la incomparable Kristin Scott Thomas. La actriz, pero no menos (y qué tanto más) la mujer. Es que no me he podido contener, hermano, al ver en ti al primero que oigo decir lo que tanto he pensado –en silencio íntimo– durante tanto tiempo». Le contesto: «Gracias, Jorge querido, y esta noche me toca ver otra de sus performances de esas que te dejan con la boca abierta, La llave de Sarah, no sé si la conoces. Tengo un par de actrices a las que sigo y admiro a todo trapo: Jennifer Ehle sobre todo (aunque no se prodiga en el cine, prefiere el teatro), Meryl Streep, Annette Benning, Helen Mirren, Brenda Blethyn, Fanny Ardant, Sandrine Bonnaire… pero la relación con KST es distinta, es la que se tiene con las diosas, es la relación que se tiene con Artemisa, con Isis, con Yemanyá…»
A las 5 pm nos encontramos con Paul en la parada del tranvía, en Sürth, y vamos a Colonia para cenar juntos. Una cena temprana porque Paul ha encontrado un buen trabajo muy bien pagado en una fábrica al otro lado del río y mañana le toca turno primero, o sea que tiene que estar allá a las 6 am. Y la razón de reunirnos con Paul a comer es doble. Primero porque no pudo acudir a nuestra fiesta de las bodas de oro nupciales. Y segundo para hacerle entrega oficial del seguro que abrimos a su nombre cuando nació, a fin de que se le pagase al cumplir la mayoría de edad. Habría tenido que ser en el 2015, pero su padre y yo acordamos que el dinero se le entregara oficialmente un año después, cuando terminase su bachillerato (del que tuvo que repetir un año). Paul abre unos ojos como platos cuando le decimos que hay una cuenta a su nombre en la Caja Postal de Ahorros con unos 14.000 €. Y luego charlamos largo y tendido acerca de sus proyectos inmediatos, que son ahorrar en el actual trabajo lo bastante para darle una vuelta al mundo (¡eso sin contar con que ya podría hacerlo!) comenzando por Asia y terminando por América Latina, donde sus prioridades son claras: Brasil, Uruguay, Argentina, Colombia, Costa Rica. Como es lógico, le aseguramos que vamos a apoyarlo logísticamente desde Colonia con el amplio abanico de nuestras amistades en esos países. Regresamos juntos a Sürth tras una opípara/carnívora cena en una parrilla (fue deseo expreso de Paul) y al despedirnos me dice que todavía no se cree que tenga tanto dinero que hayamos ahorrado para él durante 18 años. Creo que así ha empezado a entender lo que implica el concepto alemán Fürsorge [=previsión, en el sentido de garantizar la seguridad o, en este caso, colaborar a asentar los cimientos de la vida].
Weiß/Colonia, 18.7.
Visita inesperada de Rebeca, que nos plantea el dilema de aceptar o no un regalo. No suyo, sino de Mónica, quien le delegó la tarea de entregárnoslo en persona porque pensó, ¡bien pensado!, que si nos lo hubiese entregado ella no se lo habríamos aceptado, y con muy buenas razones. Tácitamente, aunque de común acuerdo, pensamos que lo mejor será que lo consultemos con nuestro zahorí de toda la vida, el sabio árabe Al Mohada.
Weiß/Colonia, 19.7.
0:50 am : 2 episodios de Barnaby (el bueno, John, no ese idiota que les gusta a los alemanes, el tal Tom), y uno de los mejores de Jack Taylor, con el trasfondo de las monjas magdalenienses, que en nombre de su esposo Jesús convirtieron en un círculo del infierno el asilo de las pobres irlandesas marcadas por la letra escarlata. Hijas de puta. Las monjas, claro.
Al levantarme y abrir la compu, leo lo primero, como siempre, mi agenda, y encuentro que hoy me toca hacer la transferencia a Hacienda por el finiquito del año 2014, pero al echar mano a la carta del Finanzamt [=Oficina de Hacienda], para rellenar el formulario del Banco, me llevo un susto del copón: ¡esta transferencia tenía que haberla hecho el día 10! Me llevan los demonios por mi black out, como decimos los puristas, no por otra cosa, de sobra sé que en Hacienda no son ogros y siempre admiten un margen de tolerancia de una semana, diez días, pero no me quedo tranquilo hasta haber hecho la transferencia y haberle escrito unas líneas de explicación y disculpa a la funcionaria que controla mis declaraciones. Ufffff.
Vamos a comer al ex italiano con cocina italiana (es la misma carta de sus predecesores) de la orilla del Rhin, y al maniobrar para entrar al aparcamiento se acerca al auto un quídam a todas luces extranjis que le dice a Carlitos que en los años 80 tuvo en París dos Citroën tiburón pero ninguno “combi”, como el suyo, y que si lo quiere vender. Carlitos se mimetiza en Tayllerand y le deja saber que por menos de 40.000 € no se desprende de semejante obra de arte. Pero luego, cuando venimos de regreso a casa, me dice que finalmente tendrá que venderlo, en realidad no lo necesita, y además le ocupa un garaje. Le sugiero que se lo venda a Ulli, para que se quede en la familia. Pero no parece que mi sugerencia le resulte practicable. Hèlas!
9:45 pm : Termina en el canal Phoenix un excelente documental de hora y ½ acerca de América antes de la llegada de los europeos. Lo que pasa es que casi a partir del final de la primera parte ya tomé cum grano salis todos los datos que se nos daban… y los que se nos habían dado. Fue a partir del instante en que la voz del locutor anunció que en el verano de 1492, «con una horda de desesperados, Colón partió con sus tres naves del puerto de Sevilla». ¡Bastardos analfabetos! Los guionistas, digo.
Weiß/Colonia, 20.7.
2:15 am : Luna llena. Iluminando directamente mi cuarto de trabajo como si fuese una linterna celeste financiada al alimón por la NSA y la CIA. Hija de puta.
Le escribo a Teresa: «Esta semana te mandaré un paquete con cinco novelas de Simenon, de la serie Maigret, y si te gustan te puedes quedar con ellas. Pero si acaso no y me las devolvieses, piensa siempre en hacerlo como BOOKS, que es tarifa reducida, la propia de un país civilizado, no como España o los Países Bajos. Por un envío de libros hasta 500 gr se paga un franqueo de 1,00 € y por un envío de hasta un kilo 1,65 €. Cuando recibí de vuelta Sangre inocente casi me da un infarto al ver el franqueo, 2,65 €, que es el de una carta. Te podías haber ahorrado 1,65 €. Yo, en estas cosas, soy Harpagón, el avaro de Molière, no gasto un céntimo de más…, y mucho menos si es en beneficio del Estado, que ya me explota de sobra con sus impuestos». Ay.
Diny tomó ayer su decisión en lo que se refiere al regalo de Mónica, y ha invertido el 86% de la ½ que le correspondía en comprar un olivo en maceta, para que haya siempre en esta casa un recuerdo de la visita de la Nena, Mónica y Nuria. Se lo acaban de traer y en verdad en verdad os digo (como dice Jesús en los evangelios) que es una preciosidad. Ahora, cada vez que volvamos a casa, el olivo en el balcón nos saludará con su recuerdo de estos día de junio/julio 2016. Creo que Diny ha dado en el clavo con su decisión. En cuanto a la parte que me corresponde, no sé, la dejo de momento en stand by, ya se me ocurrirá cómo y dónde invertirla.
Weiß/Colonia, 21.7.
BTS me escribió hace una semana pidiéndome que le recomendase algún buen ensayo sobre el tema del Tiempo. Le contesté: «Maestro, el tema del Tiempo ha sido tratado tanto y a tantos niveles que no me atrevo a recomendarte ningún libro concreto hasta no saber cuál es tu curiosidad específica o para qué quieres ahondar en este tema. En cualquier caso, abre este enlace y por él ya puedes irte haciendo una idea. Amén de ello, sobre la incidencia del Tiempo en el ser humano es muy recomendable la lectura del tratado De la vejez, de Cicerón, y de la novela Viejo muere el cisne, de Aldous Huxley. Y alguien que tiene mucho dicho (y mucho bueno) acerca del Tiempo es Bergson (gran escritor, ¡premio Nobel!, además de filósofo), al que llegué a través de Antonio Machado, quien también pensó mucho sobre dicho tema. Trata de encontrar Materia y Memoria, de Bergson, y relee los libros de don Antonio sobre sus dos maestros, Abel Martín y Juan de Mairena». Hoy me escribe BTS para comentarme: «Su recomendación sobre el tiempo fue muy grata. Mil gracias. En algún momento haré un ensayo sobre cómo transcurre el tiempo en cada deporte. No es igual en fútbol que en béisbol o en boxeo. Y era por eso que pedía su auxilio». Le contesto: «Sabiendo ahora para qué querías literatura acerca del Tiempo, te recomiendo iniciar el trabajo de campo leyendo un ensayo que aparentemente no tiene nada que ver con el tema, pero acabo de releerlo, después de abrir tu email, y sí la tiene. Se titula «El origen deportivo del Estado», es de los filósofos españoles Ortega y Gasset, y se encuentra en el tomo VII de El Espectador (Colección Austral, # 1420). Asimismo te recomiendo mencionar una anécdota que ambos filósofos cuentan en el ensayo «Conversación en el golf o la idea del dharma«, en el tomo IV de EE (Austral, # 1407), y que pone de relieve la inversión de tiempo que es necesario hacer a veces para la práctica de un deporte que requiere grandes espacios. En su ensayo, Ortega y Gasset cuentan que una vez un agregado de la embajada británica en España comentó en presencia de ellos: «Realmente, ha sido una buena idea construir Madrid al lado del campo de golf». Otrosí : La reflexión que hizo mi entrañable Cinna Lomnitz acerca de la diferencia de la noción de tiempo en el futbol y el beisbol, puedes verla en este homenaje que le dediqué en Nexos. Así espero contribuir con un par de granitos de arena a tu ensayo, que si lo escribes antes de que aquí tu negro entregue la cuchara, quisiera leer; estoy de a deveras curioso, como dicen los cantinflos».
Para cenar, un filete a la plancha de salmón silvestre (o sea, no de esa miseria del salmón de acquacultura, que es más bien una entrecôte de antibióticos) acompañado de una ensalada de aguacate y pomelo rosa que es la primera vez en mi vida en que la guarnición me supo mejor que el plato al que acompañaba, y que por cierto era bastante sabroso.
Weiß/Colonia, 22.7.
XB me pregunta desde San José de Costa Rica que por qué suelo citar en inglés el título de The Catcher in the Rye, y le digo tiene que ver conque the catcher es un personaje importante en el beisbol, él es quien atrapa in the rye las pelotas que no llegan a ser bateadas, y yo siempre me he preguntado si, con independencia de la mención expresa en el libro, al poema de Burns sobre el guardián entre el centeno, no será así que Salinger le atribuyó otro significado subyacente a su título. Reconozco que es una chiquilinada, pero no acierto a desprenderme de esa ospecha.
Diny, de regreso de casa de Montse, me cuenta que Paul, al volver a la suya el domimgo, tras de cenar con nosotros, se encerró en su cuarto y mucho después salió y le dijo a Montse que todavía no podía creerse que tenía todo ese dinero depositado a su nombre, y que había estado surfeando en la red a la busca de todo lo que le gustaría comprarse pero de pronto se había dado cuenta de que para nada necesitaba de todo eso, y que al darse cuenta también se la dio de que cuando uno tiene mucho dinero se vuelve avaro. Nos ha salido todo un señor filósofo, este Paul.
Weiß/Colonia, 23.7.
Termino de leer La rubia de ojos negros, la policial de Benjamin Black convertido en sosias de nadie menos que Raymond Chandler y resucitando a Philip Marlowe. Está realmente muy bien conseguida la mímesis. Cuando Marlowe, casi al final de la novela, viaja a la mansión de Clare Cavendish, prende la radio del auto y están transmitiendo música de Paul Whiteman, «música caliente, congelada para un uso seguro por parte de las masas. No sé cómo es que un tipo que se llama Whiteman se atreve a hacer jazz». ¿Chandler, Black? Pero además me hace recordar que en un poema alemán que leí hoy en el diario, se plantea un problema de traducción insoluble en castellano. La frase de Benjamin Black la entendemos incluido el juego de palabras, porque hasta quienes no sabemos inglés sí sabemos que Whiteman significa “hombre blanco”. Pero en ese poema de Rolf Persch que lei esta mañana, los versos «das war an einem nachmittag / einem mittwoch etwa (dem einzigen tag / ohne tag am ende)» no hay manera de traducirlos a nuestro idioma: «fue por la tarde / de quizás un miércoles (el único día / sin un día al final)», tal sería la traducción literal que en español es una estupidez totalmente ininteligible, pero en alemán funciona de manera perfecta porque los nombres de los días de la semana (Montag, Dienstag, Donnerstag, Freitag, Samstag, Sonntag) terminan todos con la palabra “Tag [=día]”, menos justamente el miércoles, “Mittwoch [± en mitad de la semana]”. En francés quizás si se podría traducir, porque los nombres de todos los días de la semana terminan en “i” menos el domingo, “dimanche”, pero la gracia del sentido original de los versos alemanes está en que el poeta se refiere al único día cuyo nombre no incluye la palabra “día”, es algo así como una terra incógnita en el calendario. Como diría Verlaine: «De la Poésie avant toute chose!»
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