
Weiß/Colonia, 26.7.
1:45 am : He vuelto a ver The Iceman [El hombre de hielo], una peli bien interesante acerca de un Dr. Jekyll doblado de Mr. Hyde en el seno de una sociedad burguesa. Claro que el caso de un buen padre de familia doblado de criminal sicopático no es exclusivo de los USA, basta pensar en algunos jerarcas nazis, fascistas, falangistas, golpistas latinoamericanos (Videla me parece recordar que era de los de misa diaria). A decir verdad prefiero los asesinos a sueldo más que a quienes matan en nombre de una ideología. Y lo que más me gusta de esta peli es la actuación de Michael Shannon interpretando al criminal Richard Kuklinski. Es fabuloso lo que un actor de reparto puede dar de sí cuando le ofrecen un papel protagónico. Lo mismo pasó con Timothy Spall cuando Mike Leigh le ofreció el papel del pintor Turner. Aunque no debo olvidar lo que decía Stanislawsky, que no hay papeles secundarios sino actores de segunda.
Cosecha de la lectura del quinto episodio de la saga del inspector Van der Valk: «Todas las fachadas masivas casi desaparecen bajo el exuberante esplendor de los árboles delante de ellas: tilos en pleno follaje, una rareza en Ámsterdam como en todas las ciudades holandesas, donde la neurótica manía por la limpieza de las administraciones municipales casi roza lo enfermizo al enfrentarse a algo tan desordenado y tan antihigiénico como un árbol»; «Dientes pequeños y regulares, bastante raros en Holanda, donde las mujeres tienen por lo general excelentes dentaduras que parecen una fila de lápidas sepulcrales de mármol pulido»; «Una ciudad más provinciana y puritana que Ámsterdam antes de la guerra no se la puede uno imaginar»; «Usted es muy holandés. Tiene la tosquedad y la brutalidad características. Su predilección por los chistes propios de las paredes en las letrinas es lamentable. Tiene virtudes holandesas: estabilidad, perseverancia, obstinación, y además, tiene mucha, no, demasiada fantasía, cosa poco común en este país, y es absurdamente un individualista».
La nueva entrada de Alma Delia en su blog me provoca dejarle este comentario: «Taruguita querida, dices «¿Por qué el premio Nobel de Física en principio le fue otorgado a su marido y no a Marie Curie?» y para quien no lo sepa, parecería que Marie Curie no recibió el Nobel de Física, siendo así que es una de las sólo dos personas que han ganado el Nobel dos veces (en 1903 el de Física, en 1911 el de Química). Por lo demás estoy contigo en casi todo lo que postulas en este y en todos tus textos, pero hay plurales femeninos inclusivos de sobra, sin necesidad de recurrir a los juristas o los terrícolas, que son plurales a doble banda, aunque por lo general solemos enunciarlos como masculinos. En cambio asómate al mundo de la zoología, con sus ranas, panteras, jirafas, onzas, abejas, avispas, golondrinas, urracas, cigüeñas, tortugas, ballenas, sardinas, truchas, caballas, anchoas, cobras, cebras, moscas, garzas, martas, etc. etc. etc. ad infinitum: ¡si hasta las aves es un plural femenino, como si no hubiera machos entre las aves! Para decirte derecho viejo lo que pienso, esto del lenguaje inclusivo me recuerda mucho las discusiones que continuaban en el parlamento bizantino, acerca del sexo de los ángeles, mientras los turcos estaban ya apoderándose de la ciudad. El mundo se nos está yendo de las manos, el colapso nos ronda cada vez más cerca y nosotros discutiendo por mor de una «a» o de una «o». Lo siento, pero a eso no juego. No me lo tomes a mal, taruguita».
Weiß/Colonia, 27.7.
A la edad de 104 años ha muerto Olivia de Havilland. Me ha hecho recordar una vieja idea que arrastro desde hace no sé cuánto, y es el de las actrices de Hollywood que nacieron en el Lejano Oriente: Olivia y su hermana Joan Fontaine en Tokio; Vivien Leigh en Darjeeling, Bengala; y Merle Oberon, en Bombay, son las que recuerdo ahora. Lo que me resulta bien divertido es que cuando Hollywood nos quiso presentar una belleza arquetípicamente oriental, en pelis tales como Las mil y una noches, La salvaje blanca, Ali Baba y los 40 ladrones, La reina de Cobra, Alma zíngara… echó mano de la bellísima Maria Montez, nacida en Barahona, en la República Dominicana. Pienso que es un tema sobre el cual Marcos podría escribir una nota documentada y bien sabrosa. Se lo propongo y acepta encantado, además de recordarme que Julie Christie es otra de las actrices que caben en este rubro. Cierto. Y debe de haber más.
Me jalé de una sentada el sexto episodio de Van der Valk, que fue premio Edgar, el Nobel de la novela policial. El título, The King of the Rainy Country, está tomado de un verso de Baudelaire en el poema “Spleen”: «Je suis comme le roi d’un pays pluvieux», y el episodio se cierra con una cita de La Bruyère: «Tout es dit et l’on vient trop tard depuis plus de sept mille ans qu’il y a des hommes et qui pensent [Todo se ha dicho, y es demasiado tarde después de más de siete mil años que hay seres humanos y que piensan]». He marcado tres párrafos que no tienen pierde: «Cuando la capital política del mundo era Madrid, y la capital diplomática y artística Venecia, Ámsterdam era la capital comercial y bancaria del mundo. El turista, que ve pocas evidencias obvias de esto, tiende a ser escéptico, porque los ediles citadinos, menos inteligentes que los de Venecia o de Innsbruck o incluso St. Malo, le concedieron plena libertad al automóvil y de ese modo prácticamente destruyeron toda la belleza de la ciudad»; «”¿Ha engañado usted alguna vez a su marido?” “No, curiosamnete en ese aspecto soy muy española”»; «En Vancouver, pensó Van der Valk, no se encuentra uno una casa de Bernarda Alba». Y unas líneas más allá: «Soy demasiado nórdico, nada que no sea Ibsen corre por mis venas». Nicolas Freeling es, con toda seguridad, uno de los autores más literarios en el mundo de la novela policial.
Weiß/Colonia, 28.7.
Anoche me pasó de nuevo. En el primer canal, ARD, daban a las 0:25 am Three Billboards Outside Ebbing, Missouri [Tres anuncios en las afueras], y era una peli que no me la quería perder por nada del mundo. De modo que me senté frente al televisor y empecé a verla, pero en algún momento la rotura interior que me acompaña y me zapa en estos días le ganó la mano a mi consciencia y me puso a dormir cuando no habría pasado ni ½ hora desde que comenzó la peli. De repente me desperté y eran las 2:30 am y ya estaban proyectando otra. Mentándole la madre a todos los dioses de todas las cosmogonías me serví un nuevo whisky, lo bebí en dos o tres tragos y me fui a la cama repitiéndome «C’est inutile, la tristesse durera toute la vie».
Diny, Rebeca y Montse se fueron de compras al mercado de Sülz, de manera que hoy tan sólo estuvimos Ulli, Carlitos y yo en La Modicana, de la que debemos despedirnos hasta septiembre, a partir de la semana que viene estarán un mes de vacaciones. Hubo una ensalada de pulpo y calamarcitos para Carlos, que parece abonado a ella, una pizza con higos, mozzarella y jamón de Parma para Ulli, y raviolini rellenos de ternera y papa para mí. El tema general de la charla, más bien diálogo entre Ulli y yo (Carlitos cada día enmudece más, si acaso me corrige alguna de mis tosquedades gramaticales en alemán), fue la arquitectura. Habíamos visto los dos, hace poco, en el canal Arte, las entregas 1 y 2 de un documental sobre Ámsterdam, Londres y Nueva York, de modo que teníamos tela cortada para rato, sobre todo por lo mucho que sabemos de Ámsterdam y lo que no sabíamos y lo aprendimos viendo esa documentación. Me hizo recordar una vez allá por 1974, que Jaime Montaner vino a Colonia para un encuentro clandestino del PSOE y se alojó en nuestra casa, pero tenía un día libre y me dijo que sabía que podía visitar Ámsterdam yendo y regresando el mismo día. Le dije que sí era posible, tomé un día libre en la emisora y lo acompañé para enseñarle la ciudad, que era la de mi novizago con Diny y yo creía conocer bastante bien. Pero para mi sorpresa, apenas salimos de la Estación Central, me agarró Jaime del brazo, me señaló sin la más mínima vacilación un edificio al otro lado del canal, y me dijo con un brillo de excitación en la mirada: «¡La Bolsa de Berlage!» Y así fue cómo redescubrí Ámsterdam de la mano de un arquitecto, con Jaime, quien me dio a conocer cosas que yo ni sospechaba que existieran en la ciudad.
Weiß/Colonia, 29.7.
2:30 am : Estuve viendo un estreno en TV, la peli inglesa Fishmore’s Friends, deliciosa. En un pueblito costero de Cornualles un coro de pescadores canta los tradicionales shanties, canciones marinas, y un productor de una empresa discográfica de Londres se empeña en grabar un disco con ellos y hacerlos famosos. La anécdota es trivial y el desarrollo previsible, pero los paisajes de esa costa, la entrega con que cantan esos shanties, la naturalidad de los actores, que dan la impresión de ser amateurs interpretando sus propias personas, ah, eso es cosa que casi solo se pueden encontrar hoy en día en pelis inglesas que transcurren en medios proletarios. Adoro este cine. Después alcancé a ver el final de, Hail Caesar!, una de las pocas pelis flojas de los Coen, pero aún así un boccato di cardinale para cinéfilos como menda y el tío de las almendras.
El plano de Colonia siempre me ha sugerido la siguiente imagen : En tiempos lejanísimos, un meteoro cayó en la orilla izquierda del Rhin, y del impacto surgieron unos círculos concéntricos del agua del río, que con el paso del tiempo se fueron solidificando y convirtiendo en avenidas semicirculares: el Ring (=anillo), el Gürtel (=cinturón), la Äußere Kanalstraße (=calle del canal exterior). En cuanto al meteoro, conforme la población crecía y fue cambiando de costumbres y religión, de ser un ara tribal para los sacrificios pasó a convertirse en un templo romano y al fin en una catedral católica. E se non é vero…
MM leyó la entrada en mi blog de EE acerca de la aspirina en la literatura iberoamericana, y me escribe admirada por mis proezas de investigador. Además ha visto la teleserie española que se basa en La forja de un rebelde, y me cuenta que tiene amigos españoles a quienes el nombre de Arturo Barea no les dice nada. Le respondo ipso fuckto: «No se trata de ninguna proeza de investigación. Una vez cayó en mis manos un ejemplar de un librito editado por la Bayer, que era una antología de textos literarios donde aparecía la aspirina. De los 27 autores, 13 eran alemanes, 11 anglosajones, un israelí, un checo (que no era Kafka) y un italiano. Ni un solo iberoamericano. Eso me cabreó tanto que tomé la decisión de anotar la aparición de la palabra «aspirina» en todos los libros que leyese de autores de nuestro ámbito. Y como leo mucho, y empecé hace muchos años (en el milenio pasado, según diría Carlitos), con el tiempo se han ido sumando citas. Casi un centenar tengo, entretanto. // En cuanto al par de amigos españoles tuyos que no conocen el nombre ni la obra de Barea, no tiene nada de extraño, La forja de un rebelde era uno de los dos libros más prohibidos en la España del inferiocre, no en vano en él se describe con pelos y detalles cómo es que en su etapa africana, Franco asesinó de un disparo a sangre fría, en presencia de la Legión formada al toque de fajina, a un legionario que se negó a comer la bazofia que les servían de comida. (El segundo más prohibido era Otros hombres, de Manuel Lamana, donde se narra la espectacular fuga del autor y el hijo de Sánchez Albornoz de los trabajos forzados en la construcción del Valle de los Caídos, gracias a dos intrépidas gringas que manejaban un auto que les prestó Norman Mailer o John Dos Passos, no recuerdo exactamente). Yo los pude leer en Madrid, durante mi servicio militar, gracias a mi primo Antonio, el poco menos que fundador de la Estadística española, funcionario internacional (dirigió la sección sudamericana de la FAO en Santiago de Chile cuando el pinochetazo y con su auto con chapa de la ONU salvó no pocas vidas) y lector voraz, en cuya biblioteca tenía todo lo prohibido además de lo no prohibido».
Weiß/Colonia, 30.7.
1:45 am : Acabo de rever The Score [Un golpe maestro], que no añade nada a las obras maestras del género, como Ascensor para el cadalso, Rififi, El primer gran asalto al tren, Como robar un millón, Rey de ladrones, Un plan brillante (estas dos con un Michael Caine en estado de gracia) …pero es entretenida y un buen pasatiempo. Edward Norton contó una vez que su único motivo para actuar en ella fue ver su nombre junto a los de Marlon Brando y Robert de Niro.
Vuelvo a escribirle a MM, esta vez contestando un email suyo en que me recomienda la serie de RTVE sobre Lorca: «¿Ves? Creo que sobre Lorca nunca hemos hablado. Pues has de saber que nunca fue santo de mi devoción, siempre nos lo quieren vender como el arquetipo de lo andaluz y le faltaba justamente lo que es más arquetípico nuestro: el sentido del humor. No niego que fuera un buen poeta (Aleixandre y sobre todo Cernuda son muy superiores a él, en la generación del 27, y no digamos ya Machado y Juan Ramón, cuyos pariguales hay que buscarlos en el Siglo de Oro). Desde siempre he tenido la impresión de que si a Lorca no lo hubiesen fusilado en su Granada los franquistas, habría llegado a ser académico de la Real. Lo bautizaron Federico del Sagrado Corazón de Jesús, y claro, él no tuvo la culpa de ello, pero esas cosas marcan».
Weiß/Colonia, 31.7.
1:35 am : Acabo de ver L’amante double [El amante doble] y la pregunta que me hago es esta: Si soy lo menos francófilo que se despacha en botica, ¿por qué me creo, pues, los melodramas de François Ozon y no los del señor Almodóvar? Si uno fuese francófilo, lo entendería, pero como más bien tiendo a ser un francófobo domesticado, pues no. La única respuesta posible es que las pelis de Ozon las creo mejores que las de PA, lo cual es cuestión de gustos, como todo.
De uno de los Kölner Stadt Anzeiger de esta semana, antes de que Diny los depolucione (este debería ser el verbo correcto), recorto un chiste gráfico de Thomas Plaßmann. En él se ve un despacho de la administración de una clínica y al director de la misma dándole una palmadita amistosa en el hombro a una enfermera y diciéndole: «¿Gratificación especial por el Corona? Con seguridad después de la segunda ola, hermana Pia». Lo guardo para Pia, que ahora anda de vacaciones con Chico por el sur de Francia. Tengo la certeza de que le va a divertir.
36º en el termómetro, pero el higrómetro sólo señala 30% de humedad ambiente. Menos mal, porque si no estaríamos cociéndonos en nuestra propia salsa. Lo único positivo sería si a la vez se cociesen los Covid19 y quedasen p’al arrastre. ¡Hijos de la lemilglanputísima madle! Es en lo único que coincido con the fake president. Con otro hijo de una homologable madre.
Weiß/Colonia, 1.8.
1:25 am : Reencuentro con Shane [Raíces profundas], en la que quizás sea, junto con La llave de cristal, la mejor actuación de Alan Ladd ante la cámara. Y reencuentro con Jack Palance, con un nombre doble, Walter Jack Palance. En este caso reencuentro auténtico, porque a Palance me lo encontré en el ascensor de un hotel de Madrid, en la Plaza de España, en 1970, y me lo quedé mirando con asombro, no todos los días viaja uno a solas con una estrella de Hollywood en el ascensor de un hotel. Viendo mi asombro, sonrió amable y me dijo: «Yes, I’m». Ni siquiera le pedí un autógrafo: ¿fue tal vez una descortesía? Todavía me lo pregunto al cabo de ½ siglo.
Acaban de pasar las entregas 3 y 4 de la formidable serie documental dedicada a Ámsterdam, Londres y Nueva York, como ciudades que han dominado imperios comerciales universales. La veré de nuevo en la mediateca del canal Arte. Y mañana, en el Alfama, volveré a tener un buen tema de conversación con Ulli. Uno de los detalles que más se me han quedado en la memoria es el origen de la palabra “rascacielos”. Es un origen humilde y no tiene nada que ver con la elefantiasis (¿o es acromegalia?) arquitectónica. Cuando Nueva York todavía era una ciudad plana, su silueta la dominaban las torres de las iglesias y los mástiles de los barcos fondeados en el puerto, y en la punta de aquellos mástiles ondeaba una banderola, indicando que ese era el punto del barco más cercano al cielo: the skycraper. Et voilà!
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