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Mientras tantoDe mi Diario : Semana 9 / 2023

De mi Diario : Semana 9 / 2023


Rodenkirchen, 26.2.

Hice un descubrimiento anoche, una peli de Sofia Coppola titulada On the Rocks [En las rocas]. También descubrí a Rashida Jones, una actriz que no conocía y me ha gustado bastante. La peli tiene escenas bellísimas, como por ejemplo la de las lágrimas de Laura cayendo sobre el martini (se nota que lo es por la aceituna) mientras suena la canción “I Get Alone Very Much Whithout You (Except Sometimes) [Me va muy bien sola sin ti (excepto algunas veces)]”. Y la guinda del pastel es un incombustible Bill Murray, en una performance sensacional y sin maquillaje para disimular sus años. Con tanto talento como tiene no necesita disimular nada.

Vino Rebeca para traer una carga de ropa limpia y para sacar de paseo a Diny. Como es la mayor de nuestros hijos imagino que es la que mayormente siente responsabilidad hacia sus padres, en estos momentos sobre todo hacia su madre. No sé de qué manera agradecerle por todo lo que nos ayuda. Y sé que ella es consciente de cuánto valoro esa ayuda, pero siente la carga como algo natural, y es en ello donde radica su grandeza de espíritu.

Redacté el texto de mi columna del viernes para EE. Se la he dedicado a Hedy Lamarr al cumplirse 90 años del estreno de Éxtasis, uno de los primeros grandes escándalos en la historia del cine, no escasa en ellos. En Éxtasis fue donde se vio por primera vez un desnudo femenino en una peli que no era pornográfica, y por primera vez también un rostro de mujer durante un orgasmo. “Éxtasis” era por aquellos tiempos un eufemismo para nombrar al orgasmo, sobre todo en la literatura erótica. Pero no sólo en ella, creo recordar que Valera lo usa también en Pepita Jiménez.

Rodenkirchen, 27.2.

Volví a ver En las rocas, para cerciorarme de mi primera impresión. Y me pasó como hace un par de días con La doncella, la peli coreana. Que esta vez me fijé sobre todo en la banda sonora, y es de una calidad excepcional: mece al film como si fuera un niño.

Mi deuda estherna también se ha interesado por el contenido de nuestras cajas fuertes. Le contesto: «En su caja, Diny guardaba su dinero: tiene dos pensiones de jubilación, la neerlandesa y la alemana, que son pequeñas (algo más de 400 € mensuales), pero dan para cubrir sus gastos menudos. Ahora guarda el dinero que le pasa Rebeca, quien administra su c/c. // En la mía hay pólizas de seguros, nuestro empadronamiento municipal, contratos de edición, mi contrato con la Welle, las cartas de felicitación que me escribieron sus respectivos intendentes cuando gané seis premios internacionales con mis programas, los certificados de jubilación, los poderes notariales para Rebeca de Diny y mío, algunos desnudos fotográficos y dos reservas financieras, una en €, la otra en US$: esta última la voy a ingresar en mi c/c. cuando vaya alguna vez al centro, lo haré en la sucursal principal de mi Banco en Colonia, que es la única que sigue teniendo una Caja y cajeros. Ahora, si querés ingresar dinero en mi sucursal, la de Rodenkirchen, se lo tenés que entregar a un cajero automático, que lo tasa y te lo acredita en tu c/c. ¡Adiós a los cajeros en modo pitecantropus erectus, viva la inteligencia artificial!  Espero haber satisfecho tu curiosidá»

Después de leer mi diario, José Luis me puntualiza desde Managua: «Aclaro que «chapines» es un apelativo que se dan ellos mismos [los guatemaltecos; N. de un servidor], así como los salvadoreños se autodenominan “guanacos” y nosotros “nicas”. En cambio, aunque muchos hondureños nos llaman «mucos», los nicas no usamos ese sustantivo como gentilicio legítimo». Le contesto que según sé, en Chile a los españoles los llaman “coños”, por lo mucho que usan esa exclamación. Escribo “usan” no porque renuncie a mi nacionalidad, sino porque no suelo usar esa palabra más que como sustantivo.

Rodenkirchen, 28.2.

Girasoles silvestres fue mi peli de anoche, una española. Me gustó sobre todo la interpretación de Anna Castillo. Aunque no suscribo su opinión, un crítico escribió que el director Jaime Rosales, de quien es la primera peli que veo, «busca un nuevo camino estilístico despojado de todo artificio con un tono que recuerda a los Dardenne». Ojalá, porque es un buen tono: los Dardenne son los herederos naturales de Truffaut.

También después de leer mi diario, anoche, me escribió mi compadre José María desde su retiro a orillas del Cauca: «​Supongo que en tus viajes a Colombia, sabes que en Bogotá hay un sector llamado «Chapinero», nombre derivado del permanente desfile de «Chapines» o «Paticorticos», apodo dado a las personas de baja estatura que era la media de la «pobrecía» de esa Bogotá cuando era un pueblito grande». Le contesto: «¿Es que no les bastaba con ser rolos o cachacos?»

En La Modicana, este mediodía, Diny espaguetis alla modicana, Ulli tallarines con ragú de gallina guinea y castañas asadas con azúcar, Carlitos el menú n.º 1 (polenta al horno y espaguettis con aceite de oliva y anchoas), y yo mi sopa de pescado, una vez más deliciosa. Les hablo de Girasoles gigantes, de La doncella y de On the Rocks y sus miniaturas que delatan una mente femenina tras la cámara. Mare mía de mi arma, cómo me gustan las pelis dirigidas por mujeres

¿Escribiré algo para el sesquicentenario de Jakob Wassermann? En mi cuento “Macho dulce”, que puedo datar alrededor de 1958, dejé un testimonio de lo vorazmente que lo leía en aquellos tiempos: «Yo, por aquél entonces, devoraba montañas de Jakob Wassermann, y puesto que me habían destinado a la carrera de Leyes, saboreaba libros como Laudín y los suyos; yo sería Laudín y el mundo estaría lleno de Lúes, las tirantas de cuyos sostenes se caerían con facilidad». ¿Releeré esa novela al cabo de 65 años? Lo decidiré mañana.

En este mes que termina hoy, y aunque no recuerdo el día exacto, se han cumplido 60 años de mi llegada a Alemania, concretamente a la estación de Deutz, en Colonia, y de allí con el tren hasta Remagen, donde me esperaba un obrero español, valenciano, de la fábrica de pieles de Bad Kripp en que inicié mi vida laboral en Alemania. En aquél momento ni de lejos hubiera podido imaginar que 60 años después estaría casado con una neerlandesa desde hace 56, tendríamos tres hijos y cuatro nietos, trabajaría 35 años en la Deutsche Welle (uno de los grandes sueños de la profesión en todo el mundo), me jubilaría después de conducir durante cinco años los dos informativos diarios en vivo para América Latina, me haría de un nombre como periodista radial y en la prensa de Colombia y México, publicaría en siete países siete libros y una plaqueta, amén de editar seis antologías en alemán y dos en español (la de mi Annuchka querida en Visor/Madrid, y Don Enrique, la de Heinrich Böll, en Bolivia), y sería el único periodista que ha entrevistado, además de a Böll y a Günter Grass también a Ernst Jünger. Aquel lejano día de febrero 1963, en lo único que podía pensar es en cuándo se moriría Franco para regresar a España y poder escribir sin censura.

Rodenkirchen, 1.3.

Anoche volví a ver Todo modo, que no la veía desde hace lo menos 40 años. La suma de la novela de Leonardo Sciascia, la música de Ennio Morricone y la dirección de Elio Petri, multiplicada pot las actuaciones de un elenco que parece haber filmado en estado de gracia, da como resultado algo que es sencillamente genial. Y aunque estaba en el portal www.pelisenespañol.net lo que pasan es la versión original en italiano. Quise oírla en su idioma y me hubiera gustado verla con Carla, de quien no sé nada desde el 16.3., pronto hará un año. La recuerdo en nuestro viejo piso, recitándome “El infinito”, esa joya de la poesía de Leopardi: fue una de las epifanías vividas en el 11a del Pflasterhofweg. Hay frases memorables en el guion de Todo modo, pero los libros de Sciascia han ido a parar al Centro Cultural Antonio Machado, no puede chequear si todas son suyas. Como fuere, me quedo con esta de Don Gaetano (¡insuperable Mastroianni!): «¿Has intentado alguna vez vestirte de cura? Inténtalo, por lo menos una vez. Es un poco como ser mujer. En verano la brisa entra por debajo de los genitales. Puedes ir sin calzoncillos. Los curas son mitad hombres y mitad mujeres».

Mi artículo de ayer en El Trujamán me ha deparado la sorpresa de la reacción de mi única amiga arabista. Me escribe: «Triste que «moros en la costa» y «aire sucio» se emparejen». Le contesto: «Más triste es que se dedicasen a la piratería, pienso yo. Y a Cervantes lo esclavizaron. ¿O no?» Me replica: «Sí, la piratería de todos es muy triste, también la de los no moros. También la esclavitud se practicó entre los no moros, muy triste. El aire sucio Piratas en la costa» Decido no contestarle. La quiero como amiga aunque me repele la corrección política.                                          

Vino Herr Nicol a traerme el vademécum del Maternus. Dice EL diccionario que el vademécum es un «libro de poco volumen y de fácil manejo para consulta inmediata de nociones o informaciones fundamentales», pero la definición se queda corta: el vademécum puede ser también un archivador (en el Río de la Plata lo llaman “bibliorato”) con hojas perforadas en el margen izquierdo, a fin de poderlas canjear por otras puestas a día. El del Maternus es espectacular, y yo diría que exhaustivo o poco menos. Junto con el vademécum, Herr Nicol me entrega una bolsa con el logo del Maternus, un llavero ídem, un taco de hojitas con el borde engomado (para pequeños memos o listas) y otro taco de tarjetas de visita, con nuestros dos nombres y la dirección completa. Se queda Herr Nicol un rato de palique conmigo y dice que le gusta mucho cómo ha quedado nuestro apartamento. Su mirada es desde luego aprobatoria y hasta diría que un poco sorprendida.

Rodenkirchen, 2.3.

Estuve anoche empezando a ver Eyes Wide Shut [título traducido como Ojos bien cerrados cuando en realidad debiera ser Ojos cerrados de par en par]. Es tan larga que he decidido verla en tres o cuatro noches, para gozarla a cabalidad. Y eso aunque el doblaje es mexicano y enfatiza la dicción de Nicole Kidman, pero la fuerza de las imágenes hace olvidar semejante desliz. Creo que en el doblaje español no habrá pasado porque, según tengo entendido, Stanley Kubrik impuso como condición para dichos doblajes que los dirigiese Carlos Saura.

Ayer olvidé anotar que desde ayer, 1.º de marzo, se suspendió la obligación de cargar mascarilla en las instituciones como el Maternus. Por cierto que en el comedor, al mediodía, me di cuenta de que las camareras todavía las llevaban y le pregunté a Blanca por qué las discriminaban. Sonriò debajo de la suya y me explicó: «Es porque las tres estamos resfriadas». ¡Atchisssssss! Pero hoy ya van sin la mascarilla todos los empleados, también las camareras. Ahora ya podemos ponerle rostro completo a quienes sólo conocíamos enmascarados.

El martes, a las 19:38 le escribí a Jorge, contándole nuestra desgracia, y luego: «Hoy, leyendo el último número de El Malpensante (revista colombiana, de Bogotá, que algunos consideran como The New Yorker en castellano), encontré un cuento de María Mercedes Andrade en cuyos capítulos II y VIII se menciona un libro editado por Anagrama y que resulta ser crucial para la protagonista. Estoy tratando de rehacer mi vida (¡a mis 83 años largos!) y lo que escribe MMA me despierta la curiosidad acuciosa por leer ese libro, que creo que también podrá ayudarme, como a la protagonista de su cuento. Por eso te ruego que me envíes, si buenamente puedes, un ejemplar a mi nueva dirección». Jorge me contestó el miércoles, ayer, a las 12:45: «Lamento mucho los percances que me comentas pero me alegra la creación de una biblioteca con tu nombre. Te envío el libro que se menciona en el relato de María Mercedes Andrade esperando que su lectura te estimule». Hoy, a las 10:15, me llaman de la recepción del Maternus porque me llegó un paquete enviado desde Barcelona. El libro pedido antier. Siempre ha sido así con Jorge, y es que ♫ ¡Hoy las ciencias adelantan / que es una barbaridad! ♫, como canta don Hilarión en La verbena de la Paloma.

Por primera vez en muchísimos meses, me atrevo a decir en varios años, el magazín de libros del KStAnz, ha elegido como libro del mes uno de un autor latinoamericano, en este caso de la novelista venezolana Karina Sainz Borgo. Se trata de la traducción alemana de su segunda novela, El tercer país. El jueves próximo la presentará acá en Colonia, y si yo siguiera trabajando en la Deutsche Welle tendría que ir a entrevistarla. Me da pereza tan sólo de pensarloPero lo cierto es que la reseña ha entusiasmado a Diny, quien me ha pedido que compre la novela. Y a decir verdad, la reseña también me ha despertado la curiosidad, tengo la impresión de que puede tratarse de algo tan bueno como esa poderosa distopía que es Ansilania o La historia subyacente, de Hernán Valdés, del que vengo a saber que murió hace 16 días, Qué raro que Rodrigo no me lo haya comentado. Descanse en paz el amigo.

Rodenkirchen, 3.3.

Vi anoche ½ hora más de Eyes Wide Shut, me resisto a llamarla Ojos bien cerrados porque los únicos bien cerrados fueron los de quienes tradujeron así ese título. Cada vez me convenzo más y más de que este canto del cisne Kubrik es otra de sus obras maestras.

Ayer tarde en la tarde comencé a escribir un artículo con motivo de los 150 años del nacimiento de Jakob Wassermann, un narrador al que leí con atención sostenida entre los 17 y los 21 años y al que luego perdí de vista. No tenía muchas esperanzas de que me saliese algo a derechas, pero son las 3:00 pm cuando acabo de ponerle punto final y me parece un texto decoroso. Llamé a Esther para leérselo al teléfono, pero no estaba. Se lo mandaré a Kathya dentro de un par de horas, quiero darle un tiempo de reposo antes del último repaso. (Vaya, me salió algo así como un retruécano)

Viene Diny a quejárseme de que está harta de telefonear a Ria para felicitarla en su cumpleaños y me muestra los telemandos del televisor y del tocaDVDs con que lo ha intentado. Le entrego el celular sin hacer ningún comentario. Para qué. Sólo decirle que los telemandos no sirven para telefonear.

Rodenkirchen, 4.3.

Continué viendo anoche Eyes Wide Shut, llegué hasta la escena cuando el Dr. Harford (Tom Cruise) regresa a su casa a las 4 am, después de la impresionante del aquelarre nocturno con máscaras, y sin querer despierta a Alice (Nicole Kidman), que estaba sufriendo una pesadilla. El doblaje mexicano es lo que no me gusta, pero no alcanza a empañar la obra maestra de Kubrik.

Nos visitan Angie y Vincent y los invitamos a almorzar en el Bistro Verde, que se ha convertido ya en nuestro “home pub” de Rodenkirchen, como www.dpl.com me traduce “Stammkneipe” al español. Hemos platicado sobre todo del cine de Stanley Kubrik y de La montaña mágica, que Vincent está leyendo ahora. Le explico que en 1914, cuando JRJ fechó Platero y yo, se adelantó en diez años al europeísmo que todo el mundo alabará en 1924 como uno de los principales méritos de la formidable novela de Thomas Mann. En Platero y yo hay citas en inglés, gallego, francés e italiano, como en Der Zauberberg las hay en italiano, francés y neerlandés, subrayando el carácter paneuropeo de ambos libros. Vincent coincide luego conmigo en que la declaración de amor de Hans Castorp a Clawdia  Chauchat es una de las páginas más hermosas de la literatura universal. Inolvidable la respuesta de ella: «Eres, en efecto, un galán que sabe solicitar de una manera profunda. A la alemana». Como nos solicita la obra toda de Thomas Mann.

Mi Arcángeles querida ha publicado en este último número de Nexos su columna habitual y le ha dedicado un hermoso homenaje a las cajas. Le he dejado al pie este comentario: «Con motivo del incendio doméstico que nos obligó a cambiar de domicilio, y reducir nuestro espacio vital, de 114 m² a sólo 47, mis hijos y yo tuvimos que deshacernos de muchísimas cosas. Pero a cambio descubrí que  poseía una media docena de cajas, de cartón y de madera, que en algún momento me regalaron y había imperdonablemente olvidado. Todas y cada una dellas tiene una historia que contarme y me las han contado. La que más amo fue un regalo de Gonzalo, más que una caja es un estuche, contiene un abrecartas con el mango de lapislázuli. Qué viejo divino. Vale (la última palabra de LA novela)».

*******************THE END*******************

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