Hoy por la mañana me han contado un quiste muy bueno, vamos, para descojonarte de la ristra. Porque no vean la ristra de espera que tiene la seguridad social, que me han tenido tres meses en vilo y en directo pensando que podía estar desarrollando un sexto dedo en el pie. Finalmente, me han extirpado el bulto, aunque siguen sin saber lo que es, así que la seguridad social, lo que se dice seguridad, seguridad… coño, ni me han podido decir si era niño o niña.

   Por lo menos me han dado tres puntos en el pie ¡más que a España en Eurovisión!

   Y de paso me han hecho un chequeo completo: tengo los gordinfloncitos en niveles óptimos, los amigoácidos restringidos a la mitad y lo único es que me ha subido el azúcar de los profiteroles. Eso sí, me han recomendado no jugar al tenis sin plaquetas y cuidado con inflar glóbulos rojos, blancos, azules, verdes,… por el asma.

   He salido más tranquilo de la consulta después de ver los resultados y sabiendo que no era más que un rumor cerebral.

  Pero, tras los análisis morfeológicos nada de una siestecita y a olvidarse, no. Ahora toca lo que toca. Mucho responso, vida sana culito de rana y vigilar la dieta al ritmo de Dukan Dhu. Adiós a devorar orejas y minutejos para matar el tiempo.

P.D.: El personal sanitario me ha tratado fenomenal y han realizado su trabajo a la perfección. Muchas garcías.

Rodrigo Parrado

Si tuviera un título noveliario sería de suspense o de humor y si pudiera viejar me gustaría llegar a los 90 con buena salud.
Mi madre siempre me regañaba por ser un optimista, no por ver el vaso medio lleno o medio vacío, sino por creer que podía beber directamente de la botella. También desde pequeño empecé a desarrollar el gusto por la música, ya que carezco de oído y tacto para tocar cualquier instrumento. Me confieso disléxico habitual, de los que van al cine a leer y devora los bocadillos de los cómics.
Así que, bienavenidos a este viaje en blogo porque la realidad que nos rodea es diferente según el cristal con el que se mira, pero quizá, haciendo la vista gorda, podamos verla sin cristal. Por tanto, lo que nos queda es tomarnos la vida con mucho rumor, que la certeza absoluta nunca la vamos a tener e, iluminados por la lámpara del genio, veamos las coincidencias y las coinfusiones cotidianas.
Que ustedes lo pacen bien.

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