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Mientras tantoDestierro de barro

Destierro de barro


 

 

Una de las claves de la transformación de una terraza madrileña en una Huerta con vocación literaria, era ganar espacio para poder habitarla. Las primeras en sufrir esta determinación fueron las plantas, sus tiestos de barro habían ido creciendo con ellas en el curso de los años, hasta adueñarse de todo el espacio.

 

El proceso de bonsaificación de la terraza, ya estaba en marcha. Como si de un edicto de gobernador de la plaza, se tratase, Faba hizo correr el rumor por la Huerta de que las plantas iban a ser reasignadas a nuevos tiestos, para que se fueran haciendo a la idea, y no les pillase de sorpresa. Ellas vivieron la operación como un exterminio, y algunas perecieron en tan drástico trasplante; véase las cintas, cuyas raíces quedaron colgadas de una puerta de palos, expuestas al sol hasta que se secaron.

 

El montaje fotográfico que hoy les revelamos resulta una prueba de la crasa persecución que sufrieron las plantas, en la que hasta entonces creían su propia tierra. La coreografía borracha de estas torres de tiestos de barro resulta casi humorística; así somos de crueles los que miramos, una imagen violenta nos excita más que una calma.

 

El haz de cañas de bambú vigilaba desde un rincón la organizada deportación de los tiestos, como si fuesen soldados romanos.

 

El botijo-torito mejicano, se dió la vuelta abochornado, para no salir en la imagen como un cómplice de la barbarie.

  

La leyenda en cerámica del SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS (a la que se atribuyen -desde antiguo- poderes de conjuro, porque se lee lo mismo de izquierda a derecha, de atrás hacia adelante, o de arriba a abajo), parecía dictar -desde lo alto- la sentencia de un destierro inaplazable.

 

Destierro de barro

Gabriel Faba.

Collage fotográfico. 42 X 26 cms.

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