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Educación de arquitectura en Primaria de Bogotá. Conversatorio en la Universidad Pedagógica Nacional

La Tierra y otras escuelas   el blog de Jorge Raedó

El 24 de septiembre de 2024 grabamos un conversatorio por el canal youtube de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia sobre la investigación de doctorado que llevo a cabo desde octubre de 2022 con la Facultad de Educación de la Universitat de Girona y la Facultad de Arte y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia. El objetivo de la investigación es introducir la educación de arquitectura -como nexo de contenidos- en Primaria de Bogotá. El objetivo de esta charla fue socializar algunos de los avances de la investigación, principalmente de las 40 horas de talleres llevados a cabo con 55 estudiantes de 6 a 9 años del Colegio Técnico Menorah y el Colegio San Bartolomé La Merced.

En el conversatorio participaron la Dra Sandra Durán de la Facultad de Educación de la Universidad Pedagógica Nacional como anfitriona, el Dr Albert Macaya del Departamento de Historia e Historia del Arte de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona como director principal del doctorando, el Dr Víctor Hugo Velásquez de la Facultad de Arte y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia en representación de la Dra Silvia Arango que es la co-directora, la profesora Martha Guerrero del Colegio Técnico Menorah, la profesora Giovanna Suárez del Colegio San Bartolomé La Merced y el doctorando Jorge Raedó -quien aquí escribe-. El ingeniero «Lucho» se encargó del sonido y la imagen. Agradezco a la Universidad Pedagógica Nacional la oportunidad de este conversatorio que deseamos sea útil para los estudiantes y profesionales de la educación o la arquitectura.

Resumiré las intervenciones por orden de aparición.

La Dra Sandra Durán dio la bienvenida dentro del marco académico de la Licenciatura en Educación Infantil – Seminario optativo «Diálogo entre Arquitectura y Pedagogía». El espacio y tiempo son pilares del fundamento pedagógico de la Educación Infantil que nos interrogan por la estética, la habitabilidad, el sentido del lugar, etc. Grandes pedagogos como Froebel, Montessori y Malaguzzi estudiaron el espacio como elemento básico del aprendizaje. Por eso los maestros deberían preguntarse cómo el espacio afecta a niñas y niños, crea vínculos, sentido de pertenencia, apegos, identidades, etc.

El Dr Albert Macaya planteó tres posibles objetivos generales de la educación del arte para la infancia. El primer objetivo es como modo de conocimiento o mediador cognitivo, el arte como poderosa herramienta para acompañar al estudiante en su descubrimiento del mundo. Max van Manen decía que los niños son niños porque están en un pretexto de llegar a ser y experimentan el mundo como una posibilidad. Entonces, actuamos con sentido pedagógico cuando mostramos intencionalmente formas posibles de ser. El segundo objetivo es como experiencia estética única que no se encuentra en otra parte. Elliot W. Eisner define así la educación del arte y afirmaba que el arte tiene un valor educativo intrínseco. El tercer objetivo es el defendido por Loris Malaguzzi y los cien lenguajes del niño: si el arte son lenguajes, la arquitectura es uno de esos lenguajes. ¿Cómo ligar la educación artística con la de la arquitectura? El Dr Macaya citó el ejemplo de Eileen Adams que introdujo la Educación del Entorno Construido para que la infancia conozca el ambiente que habita y tenga la capacidad de transformarlo con un pensamiento crítico gracias al dominio del dibujo y otras técnicas expresivas. Otros ejemplos citados que mezclan el arte y el espacio para mediar en el desarrollo de la infancia fueron Tonucci y su visión de la ciudad como el espacio de la infancia, Gardner y el Proyecto Zero de Harvard, el proyecto Reggio Tutta, la herencia difusa de la Bauhaus donde los valores formales de la arquitectura se basan en un abc sistematizado que integra varias disciplinas, las instalaciones de juego libre de Palle Nielsen en los 60 y 70 del siglo XX, las instalaciones de juego actuales de Javier Abad, los parques infantiles de Noguchi, las instalaciones artísticas de Toshiro Horiuchi, Yayoi Kusama o Ernesto Neto.

La Dra Sandra Durán señaló que el juego es experiencia cultural, y es reto con riesgo, cualidades imprescindibles también en la educación de la infancia. La relación consciente entre el cuerpo, el espacio y los objetos está presente en toda buena educación.

Luego yo expliqué el porqué de la investigación. Nuestro objetivo es introducir la educación de arquitectura en Primaria de Bogotá como un lenguaje del arte cuya esencia es el espacio. Nos concentramos en los colegios porque ahí están -o deberían estar- todos los niños y las niñas de la ciudad. Tras dieciséis años de ejercer como profesor de arte para la infancia en varios países he visto que los proyectos de educación de arquitectura para infancia que nacen desde el sector de la arquitectura son poco aceptados en el sector de la educación, y viceversa. Sucede porque cada sector tiene objetivos distintos. Por eso la base teórica de la investigación es una intersección de los campos de la educación y la arquitectura hasta encontrar nociones concretas comunes. Los hallazgos de Piaget e Inhelder de los años 40 del siglo XX sobre la representación del espacio en la infancia son importantes en nuestra investigación: de los 3 a 6 años la niña se desarrolla principalmente en el espacio topológico, de los 6 a 9 años se desarrolla en el espacio proyectivo, de los 9 años 12 años se desarrolla más en el espacio euclidiano. Nos concentramos en estudiantes de 6 a 9 años y en su percepción, expresión y comprensión del espacio proyectivo: la niña se hace consciente de que tiene un punto de vista que cambia de lugar, que las compañeras tienen sus propios puntos de vista y que todos los puntos de vista juntos tienen que dialogar para vivir en armonía. El colegio es el lugar de socialización por excelencia, donde el niño se construye como ciudadano responsable de sí mismo y de la comunidad. Por eso proponemos que los estudiantes de 6 a 9 años investiguen el espacio de su colegio y desarrollen la conciencia espacial mediante el estudio del espacio proyectivo. Mostré imágenes de los talleres que realizamos en el Colegio Técnico Menorah con la profesora Guerrero -y la colaboración de la arquitecta Fabiola Uribe- y en el Colegio San Bartolomé La Merced con la profesora Suárez. Fueron unas 20 horas de talleres en cada colegio. Actualmente analizamos el registro de los talleres para proponer una didáctica específica que sea útil en todos los centros de Primaria de Bogotá.

La Dra Sandra Durán recordó que la UPN lleva años educando a las futuras maestras de Educación Infantil en el buen uso del espacio con fines pedagógicos. Esta formación es el primer nivel en la relación de la educación con la arquitectura. Un segundo nivel es la arquitectura como contenido o nexo de contenidos que ayuda a las maestras a hacer su trabajo docente.

La profesora Martha Guerrero del Colegio Técnico Menorah tiene a su cargo al grupo 101 con treinta niñas de 6 o 7 años en su primer año en Primaria. Este colegio público fue creado en 1974 por un grupo de mujeres hebreas que querían educar a las niñas de familias con vulnerabilidad económica de Bogotá. Las veinte horas de talleres fomentaron el desarrollo de la motricidad gruesa y fina -bastante lastradas en las niñas por la aún próxima pandemia del covid-. El trabajo con el papel mediante varias técnicas de manipulación, el uso de la regla, colorear, etc ayudó a ello. Como el proyecto transversal del colegio es LEO para mejorar la expresión oral y las capacidades lectoras y de escritura, los talleres encajaron bien porque incitaba a las estudiantes al diálogo para resolver los problemas espaciales propuestos. Martha considera que fueron actividades educativas lúdicas y divertidas que las niñas disfrutaron y sus padres valoraron positivamente.

La profesora Giovanna Suárez del Colegio San Bartolomé La Merced tiene a su cargo varios grupos que constan de unos 25 estudiantes cada uno con niñas y niños de 6 a 9 años. Este colegio privado de los jesuitas enmarcó los talleres dentro de los «retos», actividades que fomentan las habilidades blandas como el trabajo colaborativo, resolución de problemas y la aplicación de habilidades. Giovanna mostró imágenes de los talleres y destacó algunas actividades como salir del aula para explorar otros espacios del colegio, dibujar perspectivas a mano alzada de esos espacios, imaginar «el aula imaginada» y expresarla en dibujo (dos dimensiones) y en maqueta (3 dimensiones). En general, considera que la arquitectura así planteada es un buen nexo de contenidos porque es una propuesta flexible que ayuda a alcanzar los objetivos de los «retos», así como al desarrollo de las tres competencias básicas de la educación del arte (percepción, producción, comprensión) defendidas por la investigación y basadas en las propuestas por Elliot W.Eisner.

Tras la intervención de las dos maestras, yo comenté que los estudiantes de 6 años de los dos colegios son capaces de entender los conceptos punto de vista, perspectiva o plano. Cada vez que se los explicamos personalmente a cada estudiante los entendieron y representaron. La dificultad está en que se aprendan en grupos de treinta estudiantes en tiempos escolares siempre limitados. La investigación quiere concluir con la propuesta de una didáctica específica que ayude a las maestras a hacer su trabajo en sus condiciones diarias.

El Dr Víctor Hugo Velásquez reflexionó sobre la relación entre la arquitectura y la educación como un camino de doble vía. Los profesionales de la arquitectura tienen conocimientos y habilidades que la sociedad no suele tener. Pero ese saber tiene que llevarse a cabo en diálogo con las comunidades donde se interviene para que el proyecto arquitectónico sea verdaderamente útil. Por eso es sano y necesario el debate continuo entre la sociedad y la disciplina. La arquitectura tiene que estar presente en la toma de decisiones para lograr la buena calidad de vida de las poblaciones. Para ello hay que conectar mejor la formación en la universidad con la realidad de la ciudad, fomentar la arquitectura como parte integral de la cultura ciudadana que somos todos, incluir a todas las disciplinas en la toma de conciencia de nuestras responsabilidades para una vida en paz. Los formadores, en especial los profesores de los colegios, juegan un papel esencial para que la infancia y la juventud aprendan la arquitectura como un bien cultural compartido. Y sobre todo, para que toda la sociedad comprenda que la educación del arte es básico para el desarrollo cognitivo completo. Tras una observación de la Dra Durán, el Dr Velásquez subraya el saber que la arquitectura aporta a la comunidad cuando se dan los canales: con técnicas -como el dibujo y la perspectiva- para percibir, comprender y transformar el espacio, con el lenguaje del arte del espacio para el desarrollo cognitivo del individuo y de la comunidad, con propuestas de convivencia propias de las Humanidades.

El conversatorio finalizó con una corta reflexión de cada participante. Albert Macaya animó a utilizar las artes y la arquitectura en la escuela, que aunque saturadas de contenidos, pueden hacerlo de manera lúdica con materiales como Amag! Revista de Arquitectura para Niños. Yo afirmé que cualquier mejora en educación pasará por las maestras y los maestros, y por las universidades donde se forman. Martha Guerrero dijo que la arquitectura sí sirve para desarrollar de forma lúdica la oralidad y la motricidad de las estudiantes. Giovanna Suárez destacó el papel del arte para educar la expresión y nos animó a extender la investigación a otras edades escolares. Víctor Hugo Velásquez afirmó que la experiencia de la Universidad Nacional de Colombia en la formación de arquitectos puede contribuir a la educación de arquitectura en Primaria de Bogotá.

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