«Me interesa la vida cotidiana de gente que, por suerte, nunca será parte de sucesos noticiosos. Fotografío lo más banal, lo obvio y lo anodino porque ahí siento que encuentro la poesía más íntima de la condición humana, todo el abanico de sentimientos y emociones que so parte de nuestra existencia diaria». Son palabras de Ernesto Bazan en la presentación de una exposición en Rita Castellote de la que se pueden decir muchas cosas, salvo que las estampas del trabajo en el campo cubano son obvias o anodinas. Todo lo contrario. Declarada «personan non grata» por el castrismo, la mirada de Bazan sobre Cuba es más que una elegía.