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BrújulaEl idiota de Zaragoza

El idiota de Zaragoza

Así titulaba su provocadora crónica en las páginas del suplemento ‘Cultura/s’ de La Vanguardia el escritor y poeta Julio José Ordovás para animar a que no pasaran inadvertidas las cuatro exposiciones dedicadas a Víctor Mira (1949-2003) cuando se cumplen diez años de su muerte. Según Ordovás, Mira “se columpiaba sobre el abismo riéndose con carcajadas sombrías”. Después de trasladarse a Barcelona en 1978 para instalarse en un diminuto piso de la Gran Via de les Corts Catalanes “y mezclarse con la multitud del barrio chino, donde, agarrado a su tragedia y sonriéndole, se sentía ‘pobre pero capaz de pensar’”. Entre Barcelona y Alemania vivió y experimentó este artista nacida en la ciudad marroquí de Larache. Según Ordovás, “más que un soliloquio, la obra de Mira es un monólogo interior, pero también un encendido diálogo con la historia del arte, desde los cazadores d ela pintura rupestre levantina a las crucifixiones de Saura”. Las galerías Eude, N2 e Ignacio de Lassaletta de Barcelona (la última cerró su muestra el 1 de marzo) y el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneas Pablo Serrano dedican sendas muestras desde el Mira más íntimo al más desgarrado, desde sus guiños a Picasso a sus grabados y papeles más íntimos y humildes de un artista que escribió en Humus, su diario: “ni el dinero a puñados podrá comprar el valor de mis pinceles”.

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