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AcordeónEl nuevo racismo en Alemania. East Side Gallery

El nuevo racismo en Alemania. East Side Gallery

 

 

“Negros hijos de puta”, como un grafiti, adorna uno de los escalones laterales que dan al río Spree, en el East Side Gallery, el kilómetro de Muro de Berlín que ha quedado como un recuerdo de la atroz división de la Guerra Fría. A lo largo de la orilla del río, jóvenes sedientos, con cara de resaca, duermen abrazados a los envases de las Berliner Kindl, las cervezas pilsner de medio litro. La fascinación por el Tercer Reich y la raza aria, con su arquitectura imperial –el Olympiastadion en el que corrió Jesse Owens en 1936 da fe de ello–, no podría ser una realidad sin la consiguiente ingesta de litros de alcohol, que dan rienda suelta a los peores deseos. Las autoridades municipales de Berlín son conscientes de ello, y si bien regular el consumo de cerveza sería un suicidio político (el restaurante Löwenbräu, en la calle Leipziger, tendría que cerrar sus puertas), contrarrestar su consumo con campañas culturales son acciones viables que se llevan a cabo.

 

Así, se potencian monumentos y centros de información como el memorial del Holocausto en Eberstrasse: “El Monumento en Memoria de los Judíos Asesinados de Europa está en el centro de Berlín y es el memorial más importante de Alemania que recuerda a los judíos asesinados. Se remonta a una iniciativa ciudadana de finales de 1980 promovida por el periodista Lea Rosh y por el historiador Eberhard Jäckel”. El 25 de junio de 1999, el Parlamento alemán aprobó la propuesta de ley para la construcción del monumento, según el proyecto de Peter Eisenman, y la creación de una Fundación Federal para su manutención. El 1 de abril del 2003 comenzó la construcción, y el 12 de mayo del 2005 se inauguró al público. “El monumento consta de un campo de estelas de 19.000 metros cuadrados con 2.711 cubos de hormigón, y con un centro de información. Tanto la exposición sobre la persecución y exterminio de los judíos de Europa como los lugares históricos del crimen fueron diseñados por Dagmar von Wilcken. Este lugar recibe la visita de cerca de medio millón de visitantes por año”.

 

La visita al Holocaust Denkmal con sus bloques de cemento puede ir acompañada de una mañana en el campo de concentración de Sachsenhausen (Strasse der Nationen, 22, en las afueras, en Oranienburg), construido por los nazis en 1936 y liberado por los rusos en 1945. “Más de doscientas mil personas fueron encerradas en este campo durante sus nueve años de existencia. Sin embargo, cuando el Ejército Rojo entró en Sachsenhausen sólo había 3.000 prisioneros en el campo, la mayoría mujeres y enfermos”, indica la guía Dorling Kinderlsley. En los albergues juveniles como el All in Hotel and Hostel (calle de Gruenberger), varios trípticos ofrecen publicidad relativa a las visitas al campo “y monumento conmemorativo”: “Durante tres horas paseando por las instalaciones intentaremos comprender lo incomprensible: el exterminio sistematizado de millones de personas. Vive Berlín Tours realiza esta visita de forma gratuita. Consideramos que esta es una parte de la historia que debe ser accesible a todos”.

 

La empresa Sandemans New Berlín ofrece sin coste alguno el Tour de Sachsenhausen, “todos los días a las 11 horas Y 13 horas en Berlín Oriental, frente a la puerta de Brandeburgo, frente al Starbucks Coffee”: “La trágica historia continúa entre 1945 y 1950. Los ocupantes soviéticos usarían el campo para recluir a sus enemigos políticos”. Además del Berlín de noche (“cinco  bares y discotecas, ¡chupito de bienvenida GRATIS en el primer bar de 20 a 20.45 horas!”), también hay un recorrido por “la capital nazi del Tercer Reich”: “¿Cómo pudo ocurrir? ¿Cómo pudo un pueblo conocido por su racionalidad dejar que ocurriera lo que probablemente es la tragedia más grande del siglo XX? ¿Cómo pudo el mundo permanecer dormido mientras los nazis construían su maquinaria bélica y solidificaban su poder? Desde el genio enfermizo del Ministerio de Propaganda de Goebbels hasta las SS de Himmler, desde la Fuerza Aérea de élite de Göring hasta el plan maestro de Hitler, el guía te desvelará cómo un país que aún sufría las consecuencias de la Primera Guerra Mundial casi logra convertirse en el vencedor de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente nos preguntamos: ¿podría ocurrir nuevamente?”.

 

Los amigos del memorial de Sachsenhausen (The Friends of the Sachsenhausen Memorial e. V.) cuenta con sus propias guías: “La visita al Monumento Conmemorativo y Museo de Sachsenshausen es gratuita. Por su participación en nuestras visitas guiadas le solicitamos y agradecemos una donación para poder seguir apoyando el trabajo de la Asociación de Fomento del Monumento Conmemorativo y Museo de Sachsenhausen”.

 

En el año 2010, la Fundación Topografía del Terror inauguró un centro de documentación en las calles berlinesas de Wilhelm y Prinz Albrecht, lugares en los que se encontraban las sedes de la policía política del Estado (Gestapo), la jefatura suprema de las Escuadras de Protección (SS) y del Servicio de Seguridad del Reich (SD), y, a partir de 1939, la Oficina Principal de Seguridad del Reich (RSHA). La pretensión es “transmitir conocimientos históricos sobre el terror nazi y fomentar el debate activo sobre este capítulo de la historia y sus consecuencias después de 1945”.

 

“Los edificios –parcialmente destruidos y fuertemente dañados en la última fase de la Segunda Guerra Mundial– fueron demolidos en 1956. La historia de este lugar se sumió en el olvido y sólo a finales de los años setenta fue incorporándose nueva y paulatinamente a la conciencia pública”, se afirma en el folleto informativo.

 

 

Archivo de prensa

 

El Periódico de Catalunya, bajo el titular ‘Kohl recibe en su propio cuerpo la violencia neonazi’, publicaba el 4 de octubre de 1992: “El canciller alemán, Helmut Kohl, fue agredido ayer por un individuo que, tras burlar su escolta, le propinó un puñetazo en el estómago que le hizo retroceder medio metro, según informó la policía. El individuo, que logró huir, se acercó a Kohl cuando salía de una iglesia del centro de la ciudad de Schwerin, donde se celebró una misa con motivo del segundo aniversario de la unificación alemana. Kohl, después de recibir el puñetazo, afirmó: “Miren su cara, este es el verdadero rostro del odio nazi”.  


[Escribe el filólogo alemán Ivan Vasilievitsch Groznij:

 

“Sin márgenes culturales no pueden existir ni el individuo ni una sociedad, por lo menos en el mundo en el que vivimos. Por supuesto esto viene de la condición básica del ser humano, que siempre busca fronteras culturales para orientarse y la necesidad de decir así soy yo y así eres tú. El pensamiento radical, a grandes rasgos, se basa en una situación del individuo desesperado que busca un apoyo en el cual aferrarse. Conectando los tres puntos mencionados (cultura, condición humana y situación personal), se puede decir sobre Alemania lo siguiente:

 

I

 

El derrumbe de la República Democrática Alemana (RDA) fue un fracaso total en cuanto al reparto de los recursos. Sea como fuere, no se dio el tiempo necesario a los alemanes del Este para acostumbrarse tanto en el sentido de la economía como en el sentido del sistema en general. Además se ha producido un robo de envergadura de los recursos y de las empresas por parte del Oeste de Alemania. (No es un tema muy discutido, aunque sí existen libros, empero el mainstream calla sobre ello).
Estos acontecimientos han producido una desconfianza enorme hacia el sistema democrático en las regiones afectadas, que es casi todo el Este de Alemania. Además, mucha gente ha pasado de la seguridad social de la RDA, a la nada del nuevo sistema. Por ello se buscan otros caminos de reafirmación personal. Esto puede ser una reorientación hacia la RDA o, más claro aún, hacia la Alemania  nazi.

 

II

 

Parece que la situación económica de Alemania es un oso vigoroso, pero el mercado laboral se vuelve pura frustración, sobre todo para la gente de clase baja. Se calcula que entre seis y ocho millones de alemanes dependen de subsidios estatales. La política del mercado libre tiene como resultado una sección de empresas fortísimas, mientras al otro lado mucha gente trabaja en circunstancias que darían vergüenza a un español (incluso se paga tres euros por hora). Esto es algo que, según mi entender, es aplicable a toda Alemania y no sólo al Este.

 

III

 

Otro punto es la percepción cool de lo prohibido. Cuando uno dice “Hitler” o “Heil” en el tranvía puede estar seguro de que los pasajeros le están prestando atención. Pero ¿para qué persona joven no es atractivo llamar la atención de su alrededor? Unos tocan la guitarra, otros se hacen actores, y ellos gritan en la calle “Ausländer raus” (fuera extranjeros). Puede parecer extremadamente relativista, pero yo quiero enfatizar el momento púber de tal actitud.

 

IV

 

Doy mucha importancia también al desarrollo del mundo actual. La caída del sistema soviético ha creado un hueco en la identidad alemana. No sólo en el Alemania del Este, sino también en la del Oeste, donde todo lo malo del mundo se podía adscribir al sistema soviético. ¿Dónde  está el demonio ahora? La gente busca su nuevo enemigo, su nuevo “quien yo NO quiero ser”.

 

V

 

Los intelectuales apuntan a las contradicciones del sistema y hallan sus propias respuestas.

 

VI

 

Los políticos alemanes de la derecha sueltan de vez en cuando frases muy peligrosas. El primer ministro de Bavaria, Horst Seehofer, dijo en un discurso durante una campaña electoral: “Vamos a defendernos contra los inmigrantes que quieran abusar de nuestro sistema social”. Justamente en aquel momento, un grupo fascista (la llamada NSU, o Zwickauer Terrorzelle) estaba matando a alemanes de origen extranjero. No se sabe si actuaron con el apoyo del servicio secreto de Alemania, porque los documentos han sido destruidos.

 

VII

 

El nazismo nunca ha dejado de formar parte de la sociedad alemana, y la arrogancia y el orgullo nacional han sobrevivido después de medio siglo, al abrigo del anticomunismo y el odio a los extranjeros. El racismo sigue vivo. Os cuento una historia de hace cinco años: Una pareja de origen turco que regentaba una panadería quería alquilar un piso en la zona alta de Charlottenburg. La mujer turca se puso en contacto con los dueños, y le respondían directamente que no, con el argumento de que el barrio perdería su prestigio por tener a unos turcos de vecinos: “Si viene uno, vendrán más”. Acto seguido, la mujer volvió a llamar sin mencionar su verdadero nombre, y sin acento turco, y el dueño le dijo: “Me gustaría enseñarle el piso”.

 

VIII

 

Los partidos neonazis no juegan un papel señero en Alemania. A veces no tienen suficientes recursos ni hasta para la formación de una sucursal. En Nordrhein-Westfalen, el servicio secreto, proporcionó a los neonazis los fondos suficientes para crear una célula de la NPD en este Bundesland. La idea era la siguiente: 1) concentrar a los fascistas en un “grupo malo y pequeño”;  2) controlar de esta manera sus actividades, y 3) tener un chivo expiatorio al que acusar cuando convenga.

 

IX

 

Finalmente, creo que la sociedad debe dejar de condenar totalmente los partidos neonazi. No porque ellos tengan razón, sino porque cumplen un papel importante de crítica de la sociedad y del sistema. Quienes combaten los partidos neonazis dicen: “¡Ojo! Están organizando actividades y así seducen a los jóvenes y hasta los niños!”. Yo pienso: “¿Por qué lo hacen los neonazis y no la sociedad sana? Hay un caso muy interesante en el nomansland de Brandenburgo y en el Mecklenburg-Vorpommern: en un pueblecito de tres mil habitantes, había un grupo de jóvenes neonazis, y atraían a los adeptos de la comarca. Entonces, las autoridades les cedieron una casa para que montaran sus actos, con la condición de no hacer proselitismo de su ideología. Así, los jóvenes comenzaron a disfrutar y el mensaje hitleriano comenzó a perder fuelle.”]

 

 

“Su objetivo son los extranjeros”

 

La puerta giratoria del edificio que alberga la redacción del diario Berliner Zeitung, uno de los más populares de la capital alemana, no da tantas vueltas como el periodista Hinnerk Berlekamp, encargado de la contraportada del rotativo. Forma parte del departamento de Política (especialista en América Latina), en la planta 13. Hinnerk lleva más de veinte años en el medio. Entró en el diario poco después de que cayera el Muro de Berlín.

 

“La ideología de los partidos de extrema derecha es una aberración histórica. Por suerte, el auge de ellos (¿todavía?) es relativo si se compara con la fuerza que está adquiriendo o ya ha adquirido la derecha-derecha en países como Holanda y Hungría”, pronostica Hinnerk, menudo y con gafas, sobre las formaciones como PRO Deutschland, NPD y Die Freiheit. “Lo que hacen estos partidos es aprovechar resentimientos viejos y nuevos contra los otros. Pero ¡ojo! Su objetivo principal son los extranjeros, preferiblemente musulmanes. Los prejuicios contra los judíos se propagan con más cuidado debido a la siniestra historia alemana. Revisionistas duros y puros, haberlos, haylos, pero los partidos mencionados no son tontos; o no lo son la mayoría de sus cuadros, por lo menos. Y públicamente se cuidan del tema del Holocausto”.

 

Para el editor del Berliner Zeitung, pervive el sentimiento de culpa por lo que ocurrió con la subida al poder de los nazis: “La tantas veces mencionada ‘relación especial entre Alemania e Israel’, que hasta lleva a que Alemania exporte a Israel submarinos con facilidades de disparar cohetes nucleares, es un ejemplo”.

 

Y la actual crisis financiera mundial echa más leña al fuego: “La crisis hace vulnerable a más de uno, que se impregna de esta ideología; de estar contento con su vida, no se metería”.

 

Sería complejo definir el perfil de un neonazi alemán, hoy: intelectuales (pocos), postergados en lo socioeconómico (muchos de sus electores, por lo menos)… Hay más seguidores neonazis en el Este de Alemania, donde las condiciones socioeconómicas (no el “pasado comunista”, por favor) fomentan el descontento; y hay más cuadros venidos del Oeste.

 

Aún así, existen campañas cívicas para concienciar a la población del peligro de la xenofobia y el racismo. Lo explica el periodista Hinnerk Berlekamp: “Desgraciadamente, entre el centroderecha gobernante de este país hay gente que suele descalificar a parte de este movimiento antifascista porque algunos grupos le parecen demasiado izquierdistas, a sus ojos. Un ejemplo: hay una controversia pendiente en Alemania porque el gobierno quiere limitar la ayuda económica a varios proyectos, y sólo se financiarán actividades que demuestren que ni los responsables ni nadie de sus colaboradores son consideradas por los servicios secretos como posibles ‘enemigos de la Constitución’, calificativo que, según la provincia, se suele dar también al partido Die Linke y a grupos adscritos a Los Verdes”.

 

 

 

Jesús Martínez Fernández es periodista. En FronteraD ha publicado, entre otros artículos, Diario de Buzz Lightyear. Visto y oído en Israel y Palestina‘West Side Story’ suena con fuerza en el cuartel de El Bruch,  Cenizas gitanas en Hungría, Corazón de hierro, La suma de dos da 89. Paquistaníes en Barcelona y Facebook d. C.

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