Ese fiel amigo y compañero, que es muchas cosas, y solo llamamos: ajedrez

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Un pequeño homenaje a mi primer maestro, Orlando Concepción, que fue el primero que me descubrió este fascinante mundo llamado ajedrez.

 

Desapareció mi soledad el día en que descubrí el ajedrez. Tenía cinco años y ningún niño de mi edad cerca de la casa. Como aún no sabía leer me inventaba juegos intercambiando roles y personajes. Cualquier cuento, historia, relato o suceso que llegaran a mis oídos se convertían en versiones dramatizadas por mí, pero estas generalmente eran interrumpidas por los llamados al orden de mi madre:

 

¡¡¡Muchacho deja de hablar solo que vas a terminar loco!!!

¡¡¡No te dejes caer así al piso que te partes la cabeza o un hueso!!!.

 

Mis pocos juguetes rotos y el mundo de adultos que me rodeaba me hacían sentir sencillamente excluido. La única esperanza era crecer.

 

En mis frecuentes crisis de infección en la garganta me inyectaba una vecina, bella y dulce como un  ángel, pero temida por mí hasta cuando estaba sano. El llanto y los temblores acompañaban el corto recorrido de nuestra casa a la suya, y solo la fortaleza física de aquella mujer hija de asturiano, que era mi mamá, lograba que entrara en aquel sitio donde me esperaba una aguja enorme, y un líquido llamado “penisilina”, todo lo que me parecía un abuso y una injusticia, y que cuando fuera grande ya nunca nadie me obligaría a inyectarme, nunca más, abusadoras…pero esa vez que no he de olvidar, se cortó todo sin darme cuenta, llanto, temblor, gritos e improperios. Sobre la mesa de la sala un cuadrado grande de madera con unos cuadritos más pequeños y unas figuras raras de dos colores distintos, donde solo reconocía algunos caballitos como los de la casa de mis abuelos y mis tíos, allá en el campo. Ganaderos eran los dos abuelos, y el mejor regalo siempre podía ser una talla en madera de toros o caballos, y si no,  un cuadro con escenas alegóricas a estos animales. No recuerdo cómo fue el pinchazo de ese día, ni cómo regresamos. En mi mente solo la promesa de que el domingo me enseñarían a jugar con aquellas piezas, así me dijeron, piezas, y me reí mucho porque  piezas eran las que ponían y quitaban en el taller de mecánica de la esquina, piezas. Y no recordaba cómo se llamaba el juego, solo que no era un juego de hablar sino de pensar, y era como una batalla pero sin darse golpes de verdad, qué gran invento, una batalla donde ningún pesado abusador pueda pegarte. Un juego donde podrías ganar aunque el otro fuera mayor que tú o tuviera más fuerza. Y no te podrían hacer trampas porque dirías una palabra mágica y el otro tendría que hacer lo correcto, si no perdía. No recordaba la palabra mágica pero el domingo la aprendería bien para poder usarla, la repetiría cada noche muchas veces, así no se me olvidaría. Pero lo mejor de todo es que podría jugar solo, y cuando aprendiera mucho, hasta en mi mente.

 

Ese domingo de 1967, en Contramaestre, pueblo de la actual provincia Santiago de Cuba, me enseñó el movimiento de las piezas y algunas nociones elementales de Ajedrez Orlando Concepción, escritor ya premiado en esa época, excelente persona y amigo. Las primeras partidas con su hijo Orlandito, unos años mayor que yo, las gané, y Orlando me regaló aquel precioso juego de piezas de ajedrez hecho en madera. Nunca olvidé la palabra mágica ¡¡¡FIDE!!! Un poco después aprendí la primera frase en latín de mi vida “Gens una sumus”, lema del ajedrez universal: “Somos una gran familia”. Y es verdad. Tengo hermanos en Santiago de Cuba, Palma Soriano, La Habana, Madrid, Bilbao, Valencia, Barcelona, Berlín, Moscú, Caracas, San Felipe de Yaracuy, París, Miami, Argentina, Angola, Guinea, Surinam, Ecuador, México, Brasil, Australia. Todos gracias al ajedrez.

 

En la caja de madera de aquel primer juego con el que aprendí, y que me regaló Orlando Concepción, venía un recorte de periódico con una partida  de ajedrez que a continuación os mostraré. Por supuesto, no pude reproducirla inmediatamente. Ni siquiera sabía de qué se trataba. Hube de esperar más de un año hasta que aprendí a leer, luego, poco a poco fui descubriendo cómo reproducir partidas, y al hacerlo con ésta, cuando llegué a la jugada en que Capablanca entrega la Dama sufrí una gran conmoción, me sentí un poco mareado, no era posible, preferí pensar que sería un error de imprenta o algo así. De hecho, postergué la reproducción del resto de la partida unos días. Como cuando me tapaba los ojos en las películas de misterio. Avancé despacio cuando finalmente la retomé. No entendía nada. ¿Qué le había pasado al genio cubano? Al final de la partida, con la victoria de mi ídolo, aprendí que la pieza más fuerte no es imprescindible si las menores juegan coordinadamente. Fue una enseñanza para el tablero y para la vida.

 

Frank James Marshall vs Jose Raul Capablanca
Nueva York (1927) 0-1

 

1. d4 Cf6 2. Cf3 e6 3. Ag5 c5 4. c3 Db6 5. Dc2 cd4 6. Cd4 Cc6 7. e3 d5 8. Cd2 Bd7 9. C2f3 Ce4 10. Af4 f6 11. Ad3 e5 12. Ae4 de4 13. De4 O-O-O 14. Ag3 ed4 15. O-O de3 16. a4 Te8 17. Dd3 ef2 18. Rh1 De3 19. Dd1 Ag4 20. Tf2 h5 21. Df1 Bf3 22. Tf3 De2 23. Dg1 h4 24. Te1 hg3 25. Te2 Te2 26. Tg3 Ad6 27. Df1 The8 28. Df5 Rb8 29. Tf3 T8e5 30. Dd3 Te1 31. Tf1 Td5 32. Df3 Ce5 33. Df2 Tf1 34. Df1 Cg4   0-1

 

Desde aquella mañana de domingo en que aprendí el movimiento de las piezas en Contramaestre, me ha acompañado este juego amigo. Me sirve de refugio cuando el entorno me es hostil,  me aconseja, me enseña constantemente, me entrena para elegir cuál es en cada momento el mejor paso a dar, me compele a ensanchar mis márgenes del conocimiento y la información, me mantiene despierto y sin miedo a la vida. Allí donde vaya irá conmigo, y también sé que donde llegue, me estará esperando.

 

Salvador Palomino Menéndez

Juan Bohigues, coordinador del equipo, homenajes, obituarios y entrevistas.
Profesor del Master "Técnicas de Guionización" para la Universidad de Alcalá de Henares. Crítico de cine para "spaincinematogaphic". Autor de tres guiones para cine: "Hojas de la mañana", "La senda de los payasos" y "Pintando entre adoquines". Autor de un libro de viajes llamado "Muzungu". Trabaja en "365 international a project photo" junto a otros fotógrafos de otros países.   Luis Pérez. "Partidas que hicieron historia".
Profesor de Ajedrez Colegio Pi y Margall, Instituto Tirso de Molina, Colegio Rufino Blanco. Diploma Monitor Autonómico de Ajedrez. En 2014 juega la Previa de Madrid, quedando en primer lugar.   Mikel Menchero. "Ajedrez Social. La pedagogía aplicada al ajedrez".
Licenciado en administración y dirección de empresas.Tesorería para las sociedades Cepsa Perú. Elaboración de informes Dirección HBS Global y Cepsa Colombia.   René Mayer. "Problemas y entrenamiento". Es licenciado de la ESCP (Escuela Superior de Comercio de París) y en Filología inglesa (Complutense de Madrid).
Colaboró en la revista Jaque y se especializa en la publicación de libros en torno a la composición ajedrecística. Sobre finales artísticos: El cuadrado mágico (Jaque XXI, 1998). Problemas: Problemas para gente sin problemas (La Casa del Ajedrez, 2003), 222 problemas con solución para ajedrecistas sin solución (La Casa del ajedrez, 2008).   Jorge Castellanos. "¿Cómo mejorar tu juego?"
Licenciado en Psicología. Curso Internacional Psicogenética. Profesor Ajedrez Universidad Ciego de Ávila. Psicólogo Instituto nacional Deporte (INDER). Monitor de Ajedrez.   Salvador Palomino."Mejores jugadores de ajedrez". Licenciado en Educación. Actor, promotor y Gestor Cultural. Profesor de Ajedrez desde 1983. Periodismo cultural en radio y TV. Monitor de Ajedrez.