Frente al Mediterráneo, Capri y el Vesubio, entre los lujosos oropeles del Teatro di San Carlo o el esplendor del Real Orto Botanico, pero también, por sorpresa, en medio del bullicio callejero del puerto, de la oficina de correos, del funicular o del supermercado, la muy cómica y dramática Nápoles acoge entre el 4 y el 27 de junio la tercera edición de su Festival Internacional de Teatro. Se verá una versión de Crimen y castigo ambientada en los bajos fondos napolitanos del Quartieri degli Spagnoli, una instalación sobre el Teorema de Pasolini, el Football, football de Haris Pasovic, el Frankenstein de Mary Shelley, el Tango toilet de Rodrigo Pardo, el Kant de Thomas Bernhard dirigido por Alessandro Gassman, la Bizarra de Rafael Spregelburd, a Juan Luis Galiargo haciendo de El Avaro en el montaje de Jorge Lavelli, seis monólogos de autores italianos sobre el fundamentalismo, el Cabaret-Hamlet de Matthias Langhoff, la interpretación de Tokyo Ballet de las coreografías de Maurice Béjart y hasta una obra escrita para la ocasión por el novelista Antonio Skármeta, junto a decenas de espectáculos más