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Mientras tantoLa última cena, la cena de la controversia

La última cena, la cena de la controversia

La merienda en el cabás   el blog de Nuria Blanco

 

Miguel Angel Almodovar, imagen Nuria Blanco

El periodista e investigador Miguel Ángel Almodovar, autor del documental ‘El cochinillo místico. Menús canónicos y sinópticos de la Última Cena’.

 

Del cochinillo al cordero asado pasando por la anguila veneciana y el conejillo de Indias. Menús variados para una única y última cena. Si hace escasas semanas el investigador y periodista gastronómico, Miguel Ángel Almodóvar, sorprendía con el desafío lanzado a los chefs, Ramón Freixa y Paco Roncero, quienes reinterpretaban para Canal Cocina la última cena con ojos de vanguardia, llega el turno para las teorías gastronómicas y religiosas a través del arte. El investigador, periodista y gastrónomo ofrece en dos nuevos documentales para Canal Historia las posibilidades de una mesa donde los alimentos terafá, alimentos prohibidos o inmundos por la Ley mosaica, desafían la ortodoxia de la Ley judía  y las abstinencias cristianas. 

 

Tomando como punto de partida la lectura que realizó en 2011 sobre el libro Jesús de Nazaret: Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección firmado por el único papa vivo y jubilado de todos los tiempos; con el antecedente de un descubrimiento sobre el menú pintado por Leonardo Da Vinci en su obra La última cena; y con un cuy o conejillo de Indias visible en la Catedral de Cuzco, en Perú, el periodista gastronómico e investigador del CSIC, Miguel Ángel Almodóvar, comenzó a interrogarse sobre los alimentos que se servirían durante la noche más famosa de la humanidad.

 

Al igual que Benedicto XVI, Miguel Ángel Almodóvar, sospechaba, entre otras cosas, que la última cena no habría tenido lugar durante la Pascua, sino que, probablemente, acaeciera en su víspera en función del calendario antiguo o calendario del Libro de los Jubileos. Tanto para uno como para otro la cena debió celebrarse la víspera de Pascua, es decir, la noche del miércoles y no la noche del jueves como ha quedado reconocido.

 

Almodóvar también considera más que probable que se sirviera una cena típicamente judía compuesta de codornices, por entonces ave vulgar y en abundancia, rellenas de cordero. Pero esto es conjetura o hipótesis deductiva en función de la disponibilidad alimenticia y las tradiciones del periodo.

 

Que Jesucristo, al igual que los apóstoles, era un hombre casado, en su caso con María de Magdala cuyo breve evangelio un papiro en el que Jesús se refiere a ella como su esposa ha sido reconocido recientemente como auténtico es otra de sus apuestas. Y que precisamente las mujeres, como era costumbre, estuvieran presentes pero no visibles durante el banquete que precedería a la muerte de Jesús es otra posibilidad plausible. Las mujeres habrían sido las responsables de la elaboración de la última cena, al fin y al cabo, la cocina y la alimentación formaban parte de sus funciones sociales.

 

Leonardo Da Vinci, La última cena

La última cena de Leonardo Da Vinci (1495-1498).


La investigación que Miguel Ángel Almodóvar ha llevado a cabo a este respecto ha sido prolífica, y es que la historia de Cristo, centrada en cualquiera de sus breves etapas e independientemente de sus múltiples versiones, es fuente inagotable, o recurrente. Más en estos días de pasión.

 

Tomando únicamente como referencia el periodo del tiempo en el que transcurren los acontecimientos que celebramos durante la Semana Santa y atendiendo al hecho alimenticio que le acompaña, este paleogastrónomo complementa la visión de la historia al tiempo que ensalza la gastronomía nacional. Con el documental de Canal Cocina en colaboración con Canal Historia en el que han participado los cocineros Ramón Freixa y Paco Roncero, ha conseguido, siguiendo la experiencia anterior con el también chef David Muñoz, que ambos cocineros reinterpreten la última cena inmortalizándola en pleno siglo XXI.

 

Esta tentadora propuesta rodeada de iconografía, religiosidad e historia continúa con la presentación de otros dos nuevos documentales en Canal Historia. En ellos, de una u otra manera, andan involucrados el pintor catalán José Anotonio Alcácer; el padre, empresario y gastrónomo Luis Lezama; y el cocinero y experto en asados Javier Rodríguez de la Iglesia responsable del restaurante asador Siboney de Arévalo (Ávila).

 

Explicar lo que resta de la investigación, la información y elocubración que quedan pendientes, precisa ante todo la narración de unos cuantos cuadros. De tres cuadros en realidad.

 

En primer lugar, la amistad que une a Miguel Ángel Almodóvar y al pintor José Antonio Alcácer, quien formó parte del movimiento artístico Estampa Popular e ilustró parte de La Codorniz, llevaron al primero a encargar al artista un cuadro muy especial: la última cena vista a día de hoy. Un cuadro que necesitaba, terminado en 2014 y titulado L’ultimo i sant sopar.

José Antonio Alcácer. L'ultimo i sant sopar

L’último i sant sopar, obra del pintor catalán José Antonio Alcócer (2014).


El motivo del encargo no era otro que el de unir dicha obra a otras dos con las que ya contaba, famosas y alabadas, para ofrecernos un conjunto pictórico, separado por varios siglos entre sí, y en el que los diferentes artistas implicados ofrecen su visión de la última cena. En los tres halllamos un elemento común y al tiempo distinto, ajeno casi siempre a la tradicional mirada del espectador, donde la comida acapara protagonismo. 


En segundo lugar, cabría explicar que Miguel Ángel Almodóvar ya contaba con el increíble hallazgo del historiador John Varriano, hecho público en la revista estadounidense Gastronomica en 2008, mediante el cual se admitía que lo que pintó Leonardo Da Vinci como menú en su cuadro La última cena (1495-1498) fue anguila a la veneciana. También disponía de un cuadro de la escuela cuzqueña, expuesto en la Catedral de Cuzco en Perú, firmado por Marcos Zapata sobre la misma escena. En este lienzo en particular, pintado entre 1748 y 1764, sorprendentemente la comida principal es un cuy o conejillo de Indias.

 

Pero a Almodóvar le faltaba una visión moderna con la que cerrar el ciclo de unas obras de temática común, visión gastronómica variada y mensaje transgresor. Faltaba una reproducción actual sobre la misma escena, cargada de simbolismo religioso y al tiempo pagana o popular atendiendo a los alimentos, de ahí el encargo a José Antonio Alcácer.

 

Marcos Zapata. La última cena.

La Última Cena de Marcos Zapata (1748-1764).


El resultado que ofreció el artista catalán con su cuadro respondía a dos intereses. Por un lado y en cuanto a la escena se refiere, observamos en él a un Jesucristo tremendamente familiar, imitación o reproducción del exhibido en la iglesia de San Clemente de Tahull. Un sincero homenaje o reivindicación del arte románico tan denostado en su momento y que sin embargo no dejó indiferente a grandes pintores de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX como Pablo Picasso, Paul Cézanne, Francis Picabia o Amadeo Modigliani.

 

El segundo aspecto relevante viene a señalar la popularidad de un alimento principal, la parte que más nos interesa. Es el nexo de unión con los otros dos cuadros y sus respectivos platos. Junto a la imagen de Cristo, rodeándole, se dispone a los apóstoles. No faltan sobre la mesa ni el pan ácimo, elaborado sin levadura, ni el cáliz de vino, transmutación del cuerpo y la sangre de Cristo. En el centro de la escena y frente a Jesucristo reposa un suculento cochinillo asado, cuya receta permanece prácticamente inalterable en el tiempo desde que lo degustaba la población hispanorromana. Un alimento y elaboración que tanto para Almodóvar como para muchos otros es un plato ejemplar, característico de la gastronomía nacional.

 

Lo que los tres lienzos tienen en común y es por lo que escandalizan o contarían al creyente ortodoxo es que los alimentos expuestos en dichas obras cochinillo, cuy y anguila son alimentos terafá, alimentos prohibidos o inmundos por la Ley mosaica o Ley judíaAdemás, el cuadro que pintó Da Vinci, encargo del conde Ludovico Sforza de Milán de regilión católica, descansa en el ex convento de Santa María delle Grazie en Milán; la obra de Marcos Zapata pertenece al conjunto de obras de la Catedral de Cúzco, también ligada a la religión católica; la ontroversia sobre el último alimento de Jesús atañe lógicamente al mundo católico rodeado de abstinencias y privación de carnes con lo que la última cena, la cena más apasionante de la historia, se ha convertido en la cena de la controversia.

 

Con respecto a los cuadros, en dos de ellos queda claro el motivo de la prohibición, cuy y cochinillo, ambos son carne animal, y por tanto no se pueden consumir durante la Pascua; la prohibición de comer anguila no reside en su especie sino en su variedad, dado que no posee ni aletas ni escamas, lo que le hubiera otorgado validez de consumo.

 

Miguel Ángel Almodóvar, que ha leído exhaustivamente las escrituras, sostiene que no estamos ante una contradicción si tenemos en cuenta que “releyendo los evangelios es evidente que Jesucristo no respeta la ley mosaica en cuanto a alimentación. Repetidamente le dice a sus discípulos que han de comer cualquier cosa que se les ofrezca; tampoco respeta el ayuno como se dice en el evangelio de Marcos y en parte de las escrituras atribuidas a Lucas así como a las de otros evangelistas, se les dice que no hay alimento impuro”.

 

Similar opinión, o venia, es la que concede el padre Luis Lezama a Jesús y su palabra con respecto al alimento: “No es importante lo que entra por la boca sino lo que sale del corazón”. Una frase con la que es difícil no sentirse identificado o estar de acuerdo.

 

El investigador estrena hoy lunes, a partir de las siete, en la librería A Punto de Madrid, el primero de los dos breves documentales elaborados para Canal Historia en los que desgrana a fondo los misterios que rodean pinturas y alimentos. Titulado El cochinillo místico. Menús canónicos y sinópticos de la Última Cena, en él y junto a Almodóvar intervienen el padre Lezama y el cocinero del Asador Siboney, Javier Rodríguez de la Iglesia quien proporciona las claves del posiblemente mejor cochinillo asado de estas tierras.

 

Un documental y un menú desafiante y grandilocuente con el que descubrir similitudes y diferencias que encierran las tres pinturas. En su conjunto no vienen sino a mostrar la considerada por este investigador como rutina alimenticia popular de cada uno de los periodos a los que pertencen las obras. Las bondades del cochinillo y sus misterios a la hora de asar cierran la visión particular de este acontecimiento, presente en toda la geografía española durante estos días. Una tesis o interpretación de un pequeño gigante fragmento de historia. 

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