
Las pecepatías que ha sufrido Faba en las últimas semanas, tras la agonía y final defunción de su anterior ordenador, le han tenido apartado de sus tareas bloguísticas, y de su tejer día a día en el telar creciente de su pequeña amistad con los lectores y visitantes de esta huerta de hierbabuena cibernética, a veces amarga y ácida y otras confiada y esperanzadora.
Revolviendo cajas y carpetas, hase el autor de este blog encontrado hoy con dos joyas del archivo de la revista Teatra: una carta mecanografiada y enviada por Paul Bowles a Vizcaíno, desde Tánger, precisando algunos datos de la entrevista que el director de la revista le realizara unos cinco años antes, en su casa tangerina, al novelista y compositor neoyorquino; quien además le informa de algunas novedades en su vida y en su obra trasladada a la gran pantalla.
El segundo de los encuentros ha sido esta cartilla escolar Amiguitos, que ha sobrevolado por encima de todas las décadas de la vida de Faba, hasta remontarse al origen de todo esto de publicar en el aire -como un radiotelegrafista- esperando estaciones receptoras del envío codificado.
Cuadernos amiguitos, aprendizaje de la escritura y dibujo. Gracias a estas entrañables cartillas, con su perfume de tinta y madera de banca, aprendió Faba que por medio de la escritura y las imágenes, plasmadas en un cuaderno-revista podían mantenerse amistades invisibles -aunque tenaces- por encima del espacio, y en el mismo tiempo.