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Mientras tantoLdeLetras (9): Versos con eco

LdeLetras (9): Versos con eco


La poesía siempre ha sido pasto para la juventud. Y los versos han conformado canales para que la energía de esa época de la vida se despliegue. Es el camino que decidió transitar y sigue transitando María Sotelo (Valladolid, 2000), quien ya cuenta en su haber con dos poemarios: Ya no hay excusas (Kafka, 2020) y Ánima (Bala perdida, 2024). En este último libro encontramos un ejemplo de esa energía que comentaba y en el poema Cara B de los recuerdos dice: «A veces, me entran ganas de arrancarme los ojos/y tirar tan fuerte hasta desarraigar el corazón./Mirarlo de frente y preguntarme/ si la cuarentena de toda una vida es suficiente/para diagnosticar esta angustia». Pero la mirada de María no se dirige solo a su interior y con sus ojos, que destilan una particular mezcla de expectación y curiosidad, observa el mundo que la rodea, tal y como apunta en Aforismo (los que triunfan): «Veo a través de mi ventana/a los que triunfan./No puedo dejar de mirarlos./Y en mi reflejo me siento incapaz de reconocerme en ellos./ Yo jamás seré de las que triunfan». No sabemos con certeza si se cumplirá esta premonición de Sotelo, pero lo que está claro es que aspira a que una serie de ideales, que construyan una sociedad más justa, sí que triunfen. Esa aspiración se refleja claramente en poemas como Repensar la revolución, Millares y millares (todos ellos de Ya no hay excusas) y otros como Algún día gritará «camarada» y no habrá quien lo responda, o Esclavas del siglo XXI (pertenecientes a Ánima); y se transforma en un compromiso con sus orígenes en los versos de corte machadiano de Volveré a Castilla («Volveré a Castilla cuando/sin haberme ido, sienta que habito/la tierra que nos prometieron.») y Embrujo de Castilla: «Pero yo te canto/porque es la única forma que tengo/de entender la vida.»

Este último verso es toda una declaración de intenciones. Porque los poemas de María parecen haber sido creados para saltar de sus propias páginas a través del ritmo y la musicalidad, para que encuentren en su voz el lugar donde hacer eco y expandirse. Sotelo ya demostró su capacidad para hacerlo y para hibridar sus poemas, con aparente naturalidad y sin complejos, con diferentes estilos musicales, y con una cuidada producción, su Ya no hay excusas (Cuando los poemas nacen), la traducción de su primer poemario a formato sonoro, es una muestra de todo ello.

Dice María que tiene alma de música frustada aunque al verla actuar esa sensación parece diluirse. Porque es encima de un escenario donde creo que mayor fuerza adquiere su poesía, donde en la tradición del Spoken word o del Slam, marida sus versos con la música pero también con sus gestos, su mirada (otra vez la mirada), y la entonación o el tono de su voz. El pasado día 19 de junio desplegó esas cualidades en un encuentro poético organizado en Valladolid por el Colectivo fuera de lugar, como antesala del Welcome Summer Festival. Tras un primer recital, con el que emocionó a los asistentes el poeta Gonzalo Sánchez-Terán en la librería La Perecquiana, María Sotelo recitó, de memoria y con su expresivo y contundente estilo, en The Bowie (acompañada al teclado por el productor y músico JAM3S). Convirtió así las paredes de un bar en una caja de resonancia, creando una atmósfera envolvente que buscaba atrapar y hacer viajar junto a ella a quien la escuchaba. Puedo asegurar que lo consiguió.

María Sotelo recitando «Poema delicado», junto con JAM3S, en el
encuentro poético «Letras fuera de lugar» (Valladolid, 19-06-2025)

 

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