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Brújula‘Loquibambia (sexo e insurgencia)’, de María Moreno

‘Loquibambia (sexo e insurgencia)’, de María Moreno

Las feministas me van a odiar por eso. Sobre todo porque soy mujer.

Ya saben: el vínculo de solidaridad femenina es sagrado.

Hace no muchos años, tanto en las universidades como en los círculos literarios y editoriales empezó la moda de crear líneas de investigación y proyectos de marketing centrados en las escritoras mujeres. Había que elegir a una mujer que, preferiblemente, hubiese fallecido de una muerte violenta, como poner la cabeza en el horno, ahogarse en el río, o dejarse llevar por la corriente del océano –no sé el por qué, tal vez como desesperada tentativa de socorro in extremis. Si además la autora había estado casada con algún escritor prestigioso que, seguramente, había recibido en vida mucha más atención que su consorte, entonces la elección se convertía en una revancha post-mortem bastante perversa y muy apetitosa. Pues bien, resulta que en muchos casos la sugerencia –o si prefieren el “si quieres, pero no estás obligada (pero sí que lo estás)– venía de algún macho neo-feminista.

Oigan. Yo no tengo nada contra los machos, que quede bien claro. Lo que sí me resultaba muy desagradable era la forma en la que la búsqueda tenía que convertirse: un rescate de un alma en pena vagando sin rumbo por las tierras desoladas de los anónimos. Y casi siempre tenía que ser una mujer neurótica enferma de depresión bipolar con manías suicidas, cuya escritura era un río infinito de recriminaciones apasionadas de amores no correspondidos. No quiero decir con eso que no existan ejemplos sublimes de escritoras neuróticas enfermas de depresión bipolar con manías suicidas, de hecho fueron mis favoritas por un tiempo. Pero había –y sigue habiendo– a menudo la tendencia a catalogar la escritura femenina bajo el estigma de ‘diario íntimo’, por lo que se espera de ellas un ‘estilo sensible y comprensivo’. Porque las mujeres –es sabido– son sensibles y comprensivas, se portan bien y no dicen palabrotas, en fin, son propio personitas adorables.

María Moreno, escritora, periodista y crítica cultural argentina, revierte por fin esa lógica depravada, creando una escritura aún más depravada y maldita, irreverente y masoquista. Cortante como un bisturí número 3 Bard-Parker; realista como los pliegues del cuello cuando pasas demasiado tiempo leyendo; atractiva y viscosa como el gusano en el mezcal que mi suegro compró; a ratos irritante y reconfortante a la vez, como los consejos de mi madre. En fin, noble.

Loquibambia es una palabra recuperada de algún pasado porteño, no se sabe bien lo qué significa, de todas formas la autora nos da una pista de las principales temáticas del libro, “sexo e insurgencia”, a través de los numerosos escritos, artículos y entrevistas publicados a lo largo de los últimos veinte años. Historias tortuosas, como cuando Sharon buscó por internet a un hombre que la torturara hasta matarla, y al final acabó matándola de verdad: “lo que verdaderamente mató a Sharon fue la irrupción de un grosero partidario del realismo en medio de una parodia posmoderna” (Moreno, 2019:13). O cuando el comandante de las SAS británicas, John White, quiso ser Joanna y tuvo que recurrir a los tribunales para que se reconociera su nueva identidad. Hay además entrevistas de trabajadoras y terapeutas del sexo para entender sin prejuicios el mundo del sadomasoquismo; diálogos con algunas de las activistas travestis que luchan para una mayor visibilidad en el seno de la Comunidad LGBTTTIQ, admitiendo incluso cierta responsabilidad por parte de los partidos de izquierdas. “Existe seguro una responsabilidad de las izquierdas que jamás se liberaron de su puritanismo fundante y adhieren a la sublimación de los deseos y al ascetismo rojo, como garantías de luchas ‘puras’ que se centran siempre en la economía y la lucha de clases” (Moreno, 2019:39).

Aunque las páginas más fulgurantes, apasionadas y brillantes, son las que cuentan de los amigos y colegas escritores, los “degenerados”, como Pedro Lemebel, Néstor Perlongher, Raúl Damonte Botana conocido como Copi, y Arturo Jacinto Álvarez. Vidas a contracorriente y por eso sufridas, pero únicas y malditamente visionarias como solo las existencias de los grandes artistas saben ser. Quizás el episodio más tierno es aquello después de la muerte de Copi en París, cuando María y un grupo de amigos puede que hayan fumado un porro hecho con las cenizas del muerto.

Loquibambia (sexo e insurgencia), de María Moreno
Primera edición: diciembre de 2019
Ediciones Universidad Diego Portales
ISBN: 978-956-314-454-3
https://ediciones.udp.cl/libro/loquibambia/

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