Vamos a hablar de Jerez, tierra de vinos y de artistas. Y también, como queda demostrado con esta entrada, de poetas, valga la doble redundancia, por artistas y por vino, porque como dijo Robert Louis Stevenson, ‘Wine is bottled poetry‘, es decir, que artisteo y mollate siempre se han llevado bien. Vamos con dos poetas jerezanos tratando de explicar su estilo: esto de recurrir a términos científicos en las definiciones es bastante habitual. El texto de Juan Bonilla me gusta más, me parece más sutil; el de Caballero Bonald también me gusta, pero tiene un deje demasiado ingenioso a lo Oscar Wilde
Luego me fui librando de la mecánica literaria tradicional […] Ahora me he quedado a solas con una definición de la poesía: esa mezcla de música y matemáticas que ocupa más espacio que el texto propiamente dicho
José Manuel Caballero Bonald
Mis poemas lo que persiguen es plantear una serie de ecuaciones cuyos resultados ya me había facilitado la realidad
Juan Bonilla
Los dos textos son interesantes y ambos tienen en común el aprecio por la matemática, pues hemos heredado la pretensión cartesiana de que sólo la matemática produce un saber que genera certeza y unanimidad. Es una antigua inclinación de los poetas, los literatos en general y también de muchos cultivadores de las ciencias llamadas humanas. Creo que deberíamos abandonar el sueño cartesiano y reconocer que asuntos como lo justo, lo bello, lo bueno etc. solo pueden ser expresados con mejor o peor fortuna en el lenguaje natural o en el lenguaje de la reflexión ética o estética o en el lenguaje de la poesía.