
Inevitablemente voy cumpliendo años, no es algo que me agrede, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Con el tiempo uno aprende -o cree aprender- que es más efectivo decir las cosas sin gritos ni estridencias porque las formas agresivas predisponen al otro a no escucharte y, a menudo, a tacharte de radical e irracional, lo que te convierte en una persona “con la que no se puede hablar”. De verdad que intento parecer moderado, mis convicciones son las mismas y por dentro me queman las mismas cosas y en el mismo grado, pero procuro no exaltarme. Hoy no me va a salir.
Si dijera que estoy indignado lo mismo suena hasta elegante, de modo que diré que estoy muy cabreado, mucho. Me llevan los demonios cuando leo que una ciudad española (Valladolid) aprueba una ordenanza en la que en la que se prevén multas de hasta 750€ para aquellas personas que pidan dinero en la vía pública porque, intuyendo cuáles son los verdaderos motivos que han llevado al equipo de gobierno a dictarla, no puedo dejar de preguntarme por qué se entendió como delincuente a alguien que pide porque no tiene. No me valen de nada las seudoexcusas malintencionadas que apuntan a que una red de gitanos rumanos malísimos hace negocio con la mendicidad, y no me valen porque son falacias. Estoy harto de que se nos quiera presentar lo excepcional como la norma, la norma no es que el mendigo engañe y esté en la calle pidiendo cuando en realidad vive de lujo y no necesita apelar a la caridad de los demás. Si alguien me pide dinero y yo quiero dárselo ningún gobierno debe pensar que tiene el más mínimo derecho a decir absolutamente nada al respecto porque ¿qué es lo próximo? ¿Me van a impedir que sea yo el que invite al próxima vez que quede a cenar con mis amigos? Y esto no es demagogia, la demagogia es equiparar al mendigo con el vándalo, la demagogia es que digan que la gente que sale a manifestarse por sus derechos son violentos porque de los cientos de miles que estuvieron en la calle, treinta incendiaron un contenedor. La demagogia es decir que el aire de Madrid está contaminado porque no llueve. La demagogia es afirmar que se ejerce “violencia de género estructural” contra la mujer para obligarla a abortar, o contarnos que dando al empresario la capacidad de despedir a un trabajador si acumula nueve días justificados de baja en dos meses -jus-ti-fi-ca-dos- se crea empleo ¡Ja!
El Sindicato Unificado de Policía denuncia que sufre presiones de los estamentos políticos para hacer identificaciones y detenciones basadas en características raciales so pena de perder una “bonificación por productividad” que llega a los 500€ anuales ¿Por qué? ¿Por qué se nos vende mentirosamente que no hay racismo institucional en este país al tiempo que se ordena a los policía que detengan a negros, árabes y sudamericanos? ¿De verdad estamos en manos de personas que opinan que el indigente merece un castigo por serlo igual que el “no blanco” por haber nacido con su color de piel? Yo me planto. No me importa lo bonito que sea el lazo con el que quieren envolver la realidad. Son una panda mentirosos, especialistas en retorcer la verdad, que se han acostumbrado a vencer usando la retórica sin que nadie les haya dejado claro que sus palabras son tan inútiles como ellos incapaces de resolver nuestros problemas.