Donde acaba la carretera y empieza el cielo, en aquel punto lejano de la fotografía y de la realidad, a medianoche y cuarto pasadas, una hilera de hormigas oscuras cruza y cruzará de un lado a otro.
Donde acaba la carretera y empieza el cielo, en aquel punto lejano de la fotografía y de la realidad, a medianoche y cuarto pasadas, una hilera de hormigas oscuras cruza y cruzará de un lado a otro.