Otegui, el hombre de paz, y Évole, el periodista incisivo…

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Jordi Évole es un tipo majete. Progresista. Un reportero incisivo, mordaz.  Como toda gran virtud esconde algún pequeño defecto, reconozcamos también que a veces, muy levemente, asomando sólo la puntita, deja ver ese ligero vicio de adherir a las grandes causas, las prácticamente inamovibles, las que por su estéril eco dan permiso para orillar otras más pequeñas, más modestas. Quizás más próximas, pero… ¿y qué? Porque si las primeras granjean la ovación del respetable, las segundas levantan sarpullidos y a veces rompen las filas del rebaño. Conviene por eso no tocarlas. En estos menesteres de irreprochable doblez, nuestro particular Quijote se coronó hace poco con un programa sobre la moda, combatiendo al malvado capital, que deslocaliza allí donde los salarios son más bajos y los estándares más laxos… Tanto que a las empresas no les cuesta demasiado subir con mucho el listón medio del país de turno en ambas dimensiones. ¡Encima se apuntan un tanto!

 

Pero, ay, dejemos de lado el tratamiento demagógico y lacrimógeno de un problema que, al parecer, tiene demasiadas aristas como para ser tratado frontalmente desde el formato de nuestro héroe.

 

A lo que iba. Aunque ya se han escrito chorros de virtual tinta sobre la entrevista de ayer, me gustaría añadir algo. Al parecer hay quien se quejó de la entrevista incluso antes de ser emitida. Y, por supuesto, esto sólo puede ser un síntoma: en este país hay mucho censor fascista que no soporta el periodismo comprometido, inteligente y mordaz. Así lo cree el discípulo de Gabilondo: «Todos esos que han opinado sin ver son los que intentan amedrentarnos para que no nos salgamos del carril. De su carril». «No os esforcéis. No lo vais a conseguir. Por más que os empeñéis, y por más que intentéis difamarnos, no dejaremos de abordar ningún tema por miedo a lo que vayáis a decir de nosotros. Y evidentemente, muchas veces nos equivocaremos. Pero sería mayor equivocación ceder ante los que hacéis del pensamiento único vuestra bandera».

 

Claro que sí. Pero, con la venia del ínclito, y como puro ejercicio especulativo, dejen que me entrene en las artes de la retórica de saldo y que haga, sólo por un segundo, de abogado del diablo. No vaya a ser que a Évole se le pase alguna crítica constructiva entre tanto bárbaro que osa menospreciar a nuestro periodista más prestigioso.

 

Lo primero, querría dejar claro que no tengo ningún inconveniente en que se entreviste a Otegui, pues cada palabra suya retrata su miseria moral. Dicho lo cual, yo diría (un suponer…) que hubo gente molesta con esta foto. No tengo dudas de que Évole también se haría esta foto con el ex ministro Soria y Esperanza Aguirre, pero tuvo la mala pata de que horas antes de emitirse su entrevista, fue ésta la que circuló por redes.

 

 

Por lo demás, y ya después de ver la entrevista, intuyo que hubo quien pudo quedar molesto porque, habiendo hoy más de 300 asesinatos sin resolver (de los 858 asesinatos de ETA) y siendo Euskadi una Comunidad donde el dirigente de Batasuna (que es ETA) podía estar tranquilamente en la playa el mismo día que las personas decentes mirábamos consternados, en una pantalla, una cuenta atrás que sentíamos como un cañón en cada una de nuestras nucas, nuestro reportero se dedicara a poner, de un lado, las torturas policiales (¡de la época del GAL! ¡Con ministros en prisión!) y, de otro, el terrorismo. “Tú lo que quieres es callar la tortura”, se me rebatirá… No hombre, es sólo ‘un intentar’ no alimentar eso de los dos bandos, forzando retorcidamente una lista de afrentas a lado y lado. Prevengo de no alimentar la tesis del ‘conflicto’, vaya. Entre otras cosas porque si hubiera un conflicto, como quizás hubo en Irlanda, yo diría que ese día, en la playa, algunos habrían secuestrado a Otegui y pedido la vida de Miguel Ángel a cambio de la suya. No le soltaron ni un lapo… ¿Conflicto?

 

Quizás hubo a quien le molestó (un decir…) que Évole dijera (O:30:30) que la negativa de Otegui de condenar a ETA es comparable “al argumento que utiliza el PP cuando hablas del franquismo y hablas de los muertos que hay en las cunetas”. Hombre,  por enmarcar, como recordaba ayer en el Facebook el amigo Fernández Soldevilla:

 

“Desde 1977 a 1987, año de su primera detención, Arnaldo Otegi fue miembro activo de ETA: en realidad, de ETApm, ETApm VIII Asamblea, ETApm VIII Asamblea pro KAS y ETAm (la ETA que ha sobrevivido; ETA a secas, vamos). En total, su carrera de terrorista duró unos diez años. Está judicialmente probado (fue condenado por ello) que en 1979 Otegi participó en el secuestro del director de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua, pero no sabemos exactamente que hizo el resto de la década que pasó en ETA.”

 

No sé cuántos del PP fusilaron o mandaron fusilar o aplaudieron y legitimaron los fusilamientos de los rojos en la Guerra Civil; igual habría que revisar los datos, pero creo que les pilló algo jóvenes. Debió ser un desliz, nada tendencioso. Una comparación inocente, sin ánimo de perpetuar en la conciencia social el infausto Pacto del Tinell… ese que trata siempre al PP como enemigo con el que no se puede negociar. O lo de Sánchez, que prefiere escrutar alternativas con Puigdemont, que directamente nos trata de enemigos a todos los españoles. Por cierto, hablando de Puigdemont… habrá que seguir esta pista que denuncia Ciudadanos, no vaya a ser que la Generalitat esté pagando para que cadenas generalistas, muy progresistas, hagan un lavado de cara al nacionalismo étnico (ya saben, el de los étnicamente ricos, que se quieren ir con lo que es de todos).

 

Por supuesto, no se le pueden pedir cuentas a Évole por las palabras de Otegui. Puesto que Batasuna ‘consiguió’ (fue la policía y la Guardia Civil, amigo Évole: eso sí se lo podrías haber recordado 100 veces si hace falta) que ETA dejara las armas para que los amenazados pudieran vivir tranquilos, “lo que [ahora] les pid[e] es un esfuerzo de reciprocidad”; lo que les pide (¡ojo!, “no voy a decir ‘exijo’”, dice…) es que “aligeren el sufrimiento de la otra parte”, porque “nosotros hemos hecho mucho” (00:53:50). En fin, que después de haber matado por la independencia igual ahora creen que la van a conseguir por dejar de matar. (Imaginen a un asesino en serie perdonado por interrumpir la serie: “Venga, va… ¿lo dejamos? Ni para ti ni para mí”). Y nos cuenta luego Otegui que un Guardia Civil le dijo que “si no queréis saber nada de los españoles, poned un muro; se pensaba [dice Otegui del Guardia Civil] que nuestra actitud despreciativa era hacia el pueblo español”. Igual se lo pensaba, pero desde luego estaba equivocado aunque nadie lo haya sacado todavía del error. Su actitud asesina (no despreciativa) iba contra todo aquel que no pensara como ellos… Que resulta que vascos fueron gran cantidad de sus víctimas.

 

Tampoco culparemos a Évole, porque sólo Otegui es culpable, de las amenazas que el buen patriota nos volvió a lanzar a todos los españoles, escondiendo después la mano. Porque, ya me dirán ustedes si esto (minuto 00:58:00) no es una amenaza y, por tanto, un delito que a buen seguro pasará como si nada…

 

Donde sí tuvo Évole un pequeño desliz, que se le perdonará sin duda por su cara de buen chico y su incuestionable buena intención, es en su afable despedida. Si a los del PP los vinculó con las fosas (por la propia pragmática de la comparación, no lo ocultemos…), quizás (pienso…) estuvo fuera de lugar que le dijera a Otegui que la próxima vez esperaba poder hablar de política y no del pasado terrorista… Claro, al fin y cabo, si ETA no ha dejado las armas es sólo porque el malvado Estado se interfiere y Otegui evitó en todo momento condenar la violencia porque sólo es un tabú (¡todo el día el Estado con el maldito tabú!). En fin, que lo normal la siguiente vez que se vean y se abracen será no sacar más este tema, que apenas está tangencialmente vinculado con Arnaldo. Por eso lo han puesto de líder los herederos del terrorismo, porque quieren pasar página.

 

Alguno dirá que lo de anoche fue un insulto a nuestra inteligencia. Pero en realidad es puro periodismo incisivo. Y es que hemos de entender que lo de Soria es mucho más grave que lo de Otegui. Que uno puede hacerse una foto con el segundo, pero que hacérsela con un apestado como el primero sería una vergüenza. Y que donde Soria tiene que dimitir aunque no se haya probado el delito (incluso le preguntó Évole a Rajoy, conociendo seguramente lo que guardaba Panamá, qué tendría que pasar en su gobierno para que él dimitiera), a Otegui ha de quitársele la inhabilitación y permitírsele que vuelva a la política por la puerta grande, como “hombre de paz”, injustamente encarcelado (que era injustamente encarcelado lo decía Gabilondo –guía espiritual de Évole-, en un fragmento recogido al principio de la entrevista de ayer) ¡Y con una propaganda de una hora en prime time!

 

Unos últimos apuntes…


Cuando decía al principio que quizás la ambición de lo grande oculta lo pequeño pero asequible, y lo lejano a lo cercano, lo que quería decir es que, con los años que lleva Évole haciendo el programa, algunos echamos de menos algún tema en sus investigaciones. Sé que no le gusta que nadie le marque el camino… y tiene razón, qué carajo, para eso es periodista. Pero, si me permite, le sugiero muy esquemáticamente alguna idea que no le vendría mal a nuestra maltrecha opinión pública. Igual le parece interesante preparar con ello algún programa:

 

Le sugiero, para contener los agravios a Cataluña (¡y al resto de españoles!) y en aras de lograr un país más igualitario y justo, que ponga sobre la mesa el chollo que tienen los vascos y los navarros con sus respectivos Concierto y Cupo.

 

Le recuerdo, por si quiere investigar, que existen más de 300 asesinatos de ETA sin resolver

 

Le advierto de que el Gobierno vasco está mezclando demasiadas víctimas en sus informes; y que quizás esto entorpece una memoria que (como sí ocurrió en Alemania contra el nacionalismo étnico que condujo, en su paroxismo, a Auschwitz) entierre la legitimidad popular de un proyecto excluyente, que no trata a sus conciudadanos como iguales. Vaya, que se diría que el Gobierno vasco prefiere que todos pensemos que en Euskadi se han superpuesto múltiples violencias para no tener que reprochar nada a un proyecto político incompatible con la democracia y que hoy sigue en las instituciones.  Aquí extracto un trozo del Informe base de vulneraciones de derechos humanos en el caso vasco (1960-2013), escrito, entre otras personas, por Manuela Carmena (junto a Jon Mirena Landa, Ramón Mújica y Juan Mª Uriarte):

 

“el padecimiento de cada miembro de la familia de alguien que se ha visto amenazado, extorsionado o difamado por ETA. El padecimiento añadido de las familias de los presos, o el de cada una de las familias de los 40.000 personas detenidas, de las que, según el Ministerio de Interior menos de 10.000 fueron imputadas por su relación con ETA. Pero, sobre todo, téngase en cuenta que 277 personas más han perdido la vida de muy diversas maneras en acontecimientos o circunstancias vinculadas a la violencia: suicidios, enfrentamientos, manipulando su propio armamento, por disparos fortuitos entre cuerpos policiales… Aunque todo ello no puede considerarse en sentido estricto vulneración de derechos humanos, forma parte de la memoria de lo sucedido.”

 

Por último, y por acercarnos a su tierra, en lugar de lavar la cara a Junqueras y buscar la armonía a cualquier precio y sobre cualquier bomba de relojería, podría desvelar cómo CIU urdió durante 25 años un proceso de construcción nacional en Cataluña. Me reconocerá que, desde cierta perspectiva, tiene gracia cómo se le echaron al cuello a Wert por lo de españolizar a los catalanes… Y, de paso, podría desmentir en un programa algunas cositas que andan pululando por Cataluña sin apenas resistencia. Como eso de que fue la sentencia del Estatut lo que disparó el independentismo (y no el clientelismo brutal de toda una sociedad y de los medios de comunicación ) ¿Por qué, si no, iba a dejar de haber semejante Diada este año? ¿No queda voluntad ni ambiente festivo? También podría desmentir eso de que los catalanes quieren la inmersión lingüística. A pesar de algunos talibanes como los que firmaron este manifiesto.

 

Repito, no querría dictarle la agenda. Pero algunos estaríamos encantados de que investigara usted estos asuntos. Supongo, al menos, que no me negará su interés periodístico, su actualidad, su impacto en la opinión pública.