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Mientras tantoPremio de Belleza (IX)

Premio de Belleza (IX)


 

La partida que he seleccionado para esta ocasión, tiene “su miga”. Se disputó en el histórico torneo de San Petesburgo en 1914, considerado uno de los más fuertes de todos los tiempos. Reunió a un fantástico elenco de jugadores en el que coincidieron por vez primera, los tres grandes de mitad del siglo XX: Lasker, Capablanca y Alekhine. El joven Capablanca (25 años) ganó cómodamente la fase clasificatoria, pero en la fase final, el viejo Lasker -¡campeón mundial con 56 años!-, le sacó dos puntos al genial cubano y al sumar ambas fases que daban el resultado final, Lasker consiguió el primer puesto por un escasísimo medio punto de ventaja.

 

La partida decisiva de Lasker contra Capablanca fue un clarísimo ejemplo del estilo psicológico que aplicaba en el ajedrez el campeón del mundo. Lasker planteó la Variante del Cambio de la Apertura Española, considerada tablífera y poco ambiciosa. Esto hizo que Capablanca se confiase, pues le bastaba con el empate, pero olvidó que para hacer tablas con negras contra el campeón mundial, hay que jugar con energía, cosa que no hizo y Lasker se impuso en esta ya histórica partida de manera brillante.

 

Otro hecho relevante de este fantástico torneo es que significó el origen del término “Gran Maestro”, título otorgado por el zar Nicolás II a los cinco finalistas: Lasker, Capablanca, Alekhine, Tarrasch y Marshall. El zar dictaminó: “Los cinco mejores ajedrecistas recibirán el título de gran maestro de ajedrez, creado a partir de este momento por disposición del Imperio Ruso”. Posteriormente, en 1924, se creó en París la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) y en un congreso organizado en 1950, se revalidaron los cinco títulos otorgados por el zar y fueron reconocidos otros 27 jugadores, y de esta forma el título de GM, adquirió carácter oficial.

 

Bueno, como les anticipaba al principio, la partida que les voy a mostrar originó una airada aunque educada protesta por parte de su autor, Siegbert Tarrasch, pues a la misma, se le otorgó el segundo Premio de Belleza, cuando a todas luces, la partida que ganó tal galardón, era claramente menos espectacular. El primer premio se concedió a la que disputaron Capablanca y Bernstein, que si bien, fue una gran partida, ni de lejos, reunía más requisitos que la de Tarrasch para tal galardón. Tan tremendo fue el enfado de Tarrasch, que dejó escrita esta denuncia: «Los jueces concedieron el segundo premio a mi partida. No estaría bien formular aquí mi crítica y me contentaré con indicar los nombres de los jueces para que la posteridad pueda juzgarlos: fueron los señores Burn, Pollner y Znosko Borovsky«. También, en la autorizada opinión de Kasparov, “esta partida -la de Tarrasch- era mejor”

 

En esta extraordinaria partida, Tarrasch, sacrifica los dos alfiles contra el enroque del rey enemigo. El mismo ataque temático que ya había realizado Lasker en 1889, aunque el que nos ocupa, es incluso, bastante más complejo. Sin embargo, como ya he expuesto -y quizás motivado por el precedente de Lasker-, sólo le concedieron el segundo Premio de Belleza. La partida figura en casi todas las recopilaciones de las mejores de la historia, a la que hay que añadir el atractivo que supone la categoría y estilo de juego de los oponentes, pues mientras Tarrasch tenía un estilo “clásico”, su oponente, Aron Nimzowitsch, fue uno de los mayores exponentes de la denominada “Escuela Hipermoderna” y ambos, en algún momento de su carrera, estuvieron entre los mejores del mundo.

 

En la ceremonia de clausura, copa en mano, Tarrasch se acercó a Lasker y le preguntó su opinión, acerca de cuál de las dos partidas le parecía más valiosa. El campeón del mundo no quiso comprometerse y dijo que no deseaba cuestionar el dictamen de los jueces, pero dejó esta confesión para la historia:

 

“Su partida, doctor, es una auténtica obra maestra de las que sólo se ven cada 25 años.”

 

Bien, creo que ahora ha llegado el momento de disfrutar de esta fabulosa producción, que tuvo como protagonista a dos grandes de la historia:

 

 

 

Blancas: Aron Nimzowitsch (1886-1935)

Negras: Siegbert Tarrasch (1862-1934)

Evento: Torneo de San Petersburgo, preliminares

Lugar y fecha: Club Liteiny Prospekt, San Petesburgo, 1914

 

 

 

1.d4 d5 2.Cf3 c5 [Jugada que Tarrasch empleaba casi sistemáticamente]

 

3.c4 e6 [Se ha llegado a la Defensa Tarrasch, aunque lo usual es que el caballo de dama blanco, esté en «c3»] (Ver diagrama)

 

 

Siegbert Tarrasch, utiliza la defensa que lleva su nombre

4.e3 Cf6 5.Ad3 Cc6 6.0–0 Ad6 7.b3 0–0 8.Ab2 b6 [Posición absolutamente simétrica, que ahora romperá Nimzowitsch]

 

9.Cbd2 [A la Defensa Tarrasch «normal», se llega con el caballo blanco en «c3». Lo que persigue Nimzowitsch con esta ubicación más modesta, es no obstaculizar la acción que ejerce el alfil por la gran diagonal negra]

 

9…Ab7 [Ahora no se aprecia ningún peligro, pero observen ya los dos alfiles negros apuntando a la guarida del monarca enemigo. No los pierdan de vista ¡serán los protagonistas de este cuento!]

 

10.Tc1 De7 11.cxd5 exd5 12.Ch4 [El caballo amenaza con instalarse en la poderosa casilla «f5»]

 

12…g6 [Mejor evitarlo, piensa Tarrasch]

 

13.Chf3 [Cumplido el objetivo, el caballo retorna a casa]

 

13…Tad8 14.dxc5 bxc5 [Y aquí tienen dos escuelas enfrentadas: La hipermoderna de Nimzowitsch (presión en el centro sin peones) y la clásica de Tarrasch: Ocupación del centro con peones. Las dos opuestas y ambas válidas ¡Fascinante el ajedrez!]

 

15.Ab5 [Se abre el aula: ¿Qué pieza negra se opone a la acción del alfil blanco en «b2»?, pues -entre otras- el caballo en «c6» que controla las casillas «d4» y «e5» ¡Pues vamos a eliminarlo, razona Nimzowitsch!]

 

15…Ce4 16.Axc6 Axc6 17.Dc2 Cxd2 [Cambiar este magnífico caballo puede parecer sorprendente. La razón es que Tarrasch tiene previsto abrir la gran diagonal blanca a su poderoso alfil en «c6»]

 

18.Cxd2 [Dudosa elección al capturar el caballo. Ahora el monarca blanco está totalmente falto de protección. Más prudente era capturar con la dama]

 

18…d4 [Totalmente lógico. Tarrasch cierra el camino del alfil enemigo y abre el del suyo propio. No me negarán que imponen los dos alfiles negros apuntando al enroque blanco]

 

19.exd4 [Ahora, cualquier jugada «normal», lo único que conseguiría es mantener una posición más o menos igualada, pero Tarrasch va a llevar a cabo la idea que hace tiempo le ronda la mente] (Ver diagrama)

 

Tarrasch va a castigar a un rey indefenso

 

 

19…Axh2+

 

[Súbitamente, un misil se infiltra en la guarida del rey]

 

20.Rxh2 [Obligado. Si 20.Rh1 Dh4 y se acabó el cuento]

 

20…Dh4+ 21.Rg1 [¿Tiene más pólvora Tarrasch?] (Ver diagrama)


 Tarrasch no dará respiro al monarca enemigo

 

 

21…Axg2

 

 [¡¡ Por supuesto !! Este doble sacrificio de alfil, ya es un clásico desde que lo realizara Lasker en 1889. La lección se funda en que dejar al rey sin protección, puede tener graves consecuencias]

 

22.f3 [Si 22.Rxg2 cuesta la dama después de 22…Dg4+ 23.Rh2 Td5 24.Dxc5 Th5+ 25.Dxh5 Dxh5+ 26.Rg2 Dg5+ 27.Rh2 Dxd2 Con ventaja decisiva. Ahora Nimzowitsch confiaba en que Tarrasch capturaría la torre (22… Axf1) y mantener la posición equilibrada después de 23.Cxf1, pero Caissa le había dedicado esa jornada a Tarrasch]

 

22…Tfe8 [¡Absoluta precisión! La mortal amenaza es 23… Te2]

 

23.Ce4 [Buen aunque inútil intento. Nimzowitsch bloquea la torre enemiga y amenaza 24.Dxg2, pero su causa está perdida, salvo que a Tarrasch se le vaya «el santo al Cielo»]

 

23…Dh1+ [Con esta jugada, Tarrasch «invita» al monarca a un paseo involuntario, que finalizará con su alteza en territorio enemigo]

 

24.Rf2 Axf1 [Ahora sí que cae la torre, pues si 25.Txf1 Dh2+ y la dama blanca se despide de la partida]

 

25.d5 [¡Pero ojo! que Nimzowitsch demuestra su enorme categoría y no se lo va a poner fácil a su rival. Con este astuto avance de peón, abre la diagonal negra y si ahora tuviera el turno de juego, simplemente ¡conseguiría el empate con una asombrosa combinación! Por ejemplo: 26.Cf6+ Rf8 27.Dxc5+ Te7 28.Cxh7+ Dxh7, 29.Af6, etc.]

 

25…f5 [Lo más difícil: Entre varias opciones buenas, Tarrasch encuentra la mejor]

 

26.Dc3 [¡Un chiste de Nimzowitsch! En posición perdida, amenaza mate en una (27.Dg7) ¡Nunca se sabe!] (Ver diagrama)

 

 

Nimzowitsch plantea una amenaza inmediata

 

 

26…Dg2+ [¡¡ Pero es el turno de Tarrasch y tiene mate en 5 !!

 

 

27.Re3 [Su destino está sellado] (Ver diagrama)

 

El rey blanco ha sido expulsado de su guarida. No saldrá ileso

27…Txe4+ [Sin contemplaciones]

 

28.fxe4 f4+ [Retrasa algo el mate, pero dada la enemistad que existía entre los contendientes, hay sospechas de que Tarrasch prolongara a propósito la agonía de su rival.]

 

29.Rxf4 Tf8+ 30.Re5 Dh2+ 31.Re6 Te8+ 32.Rd7 Ab5 jaque mate

 

 

Final dramático y fantástica partida

 

 

Posición final

  

 

El genial Bobby Fischer, elaboró una lista con los mejores jugadores de la historia, en la que figuraba Siegbert Tarrasch

 

 

Luis Pérez Agustí

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