
Lo tienes que ver. Fundación Juan March.
La invitación es un imperativo.
A veces es de agradecer.
“El color carece de partes”, Plotino.
Josef Albers y Barnett Newman, en parejas que salen a bailar.
¿Qué arte dialoga mejor consigo mismo y afines, el arte abstracto o el figurativo?
Robert Ryman y Piet Mondrian. Un cierto misticismo, ajeno a ellos o claramente interior a ellos. Otras iglesias, acaso más íntimas, donde rezamos de otra forma y probablemente a otros dioses.
Piero Manzoni y las sábanas de las camas efímeras de C. Me da pie para escribirle y romper el hielo.
Estudios suprematistas de Iván Kliun: los que acaso hiciste cuando ibas huyendo camino de los Países Bajos, que entonces eran Holanda.
Y el Cuadrado rojo de Malévich que anoto en mi cuaderno rojo. En Instagram anoto más detalles.
Rupprecht Geiger y el sistema solar que origina la luz y que comparte con Din Matamoro, que atesora méritos y perseverancia sobrados para haber estado (aquí).
Gabinete de curiosidades (una isla para pensar dentro de lo visto hasta ahora). Añil o índigo de El Salvador (que salva el honor del país hundido en la crueldad, la seguridad y la miseria moral). Grana cochinilla, Oaxaca, México (que es una forma prodigiosa de viajar sin moverse del sitio).
Lapislázuli y conjunto de líquenes: palabras con tanta sonoridad como color. La sinestesia es una sombra luminosa aquí.
“El color es una m a”. Henri Cartier-Bresson. Del blanco y negro y la fotografía, y de la memoria, podríamos estar hablando hasta el anochecer.
El negro absoluto que todo lo absorbe y que no se puede fotografiar y que compró Anish Kapoor? Eco silencioso (porque también absorbe el sonido) de un agujero negro.
Con Donald Judd volvemos sin cesar a Marfa y esta vez nos quedamos mucho más tiempo. La escultura podría encajar perfectamente en su Land Rover adaptado para recorrer Texas, Arizona, Nuevo México (siempre sures de un norte) y practicar pequeñas e intensas catas arqueológicas en lo real.
En el caso de Judd la sombra importa tanto o más que el objeto original.
Con mi padre acaso lo que más nos unía era
el azul
el número cinco
y el mar.
No creo que Yves Klein se apropiara del azul que lleva su nombre (igual que hay un verde Armada). Pero nos hizo más conscientes de él.
¿Cuánto tiene que ver la conciencia física del cubismo con la conciencia material del color?
“Casi nunca vemos en nuestras mentes qué es físicamente el color, porque el color es el medio artístico más relativo. Es el resultado tanto de la interacción como de la interdependencia entre color y color, entre color y forma”. Josef Albers.
¿El color es un medio artístico?
¿El arte es el medio relativo por antonomasia?
¿El gusto es político
amoral
ideológico
soberbio
psicológico
religioso
autónomo
histórico
banal?
“El color es un hecho autónomo que no requiere de la forma”. Carlos Cruz-Diez.
Gerhard Richter (STRIP
(921-2)). Tan sólo citarle aquí por su sombra consistente a lo largo del tiempo, las fotografías trasvasadas al lienzo como una traslación del terror de la realidad que los periódicos pretender trascender al informar y a veces lo conseguían, pero ahora están (estamos) perdidos. ¿Hay que ofrecer imágenes más atroces, más cercanas a la realidad de Gaza, para que la toma de conciencia acabe provocando un cambio en la realidad, entre quienes tienen capacidad para imponer al menos la razón, ya que no la justicia, ya que no la compasión?
¿La matemática de la emoción cromática mata la emoción matemática (o viceversa)… gracias a la geometría
la topografía
la paciencia (del observador)
la pericia (del artesano)
la devoción (y la humildad de los que cantan en coros)
la soledad (del artista)?
“El color nos abandonará porque al contrario de aquello de lo que nuestro cerebro intenta persuadirnos constantemente no es una propiedad de los objetos, no habita en los materiales, no está unido de modo físico a nada en absoluto”. Daniel Batchelor.
Si la sintaxis es una cualidad del alma, ¿qué es en realidad el color?
Si el color no existe, ¿qué podeos entonces pensar de la realidad? Como dice Mircea Eliade en Medianoche en Serampor, “nada de lo que ocurre en nuestro mundo es real (…) Todo lo que se manifiesta en este mundo es ilusorio”.
* * *
Días después, y gracias a mi amigo el poeta Íñigo Linaje, me encuentro con Manuel Martínez-Forega, que con su Verissimum mendaciu. Celebración de la ocurrencia, me proporciona un inesperado colofón (en realidad dos) a la conmovedora exposición Lo que tienes que ver. La autonomía del color en el arte abstracto, que para mi sorpresa cierra el 8 de junio y no voy a poder volver a perderme en ella (aunque atesoro el catálogo, que le hubiera gustado a la Alicia del País de las Maravillas):
“Los límites del arte no se encuentran en la imaginación, ni en la experiencia emocional, ni en la inspiración, ni siquiera en la experiencia de la vida o en la experiencia de la práctica formal. Los límites del arte se encuentran en el lenguaje, y el lenguaje de la pintura es la pintura misma, una sintaxis y una lexicografía morfocromáticas”
y
“En toda actividad artística (‘creativa’) prevalece –tal vez oculto e inconsciente– un deseo final: el de reconocerse como ser humano frente a cualquier otra definición abstracta”.
¿Vale?