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Mientras tantoSangre Española (IX) Ramón Rey Ardid

Sangre Española (IX) Ramón Rey Ardid


 

Ramón Rey Ardid, zaragozano nacido en 1903, fue uno de los más ilustres ajedrecistas de nuestra historia. Campeón de España desde 1930 hasta 1943, le arrebató el título a otro destacado ajedrecista como fue Manuel Golmayo, campeón durante 28 años. Este encuentro despertó mucha expectación, aunque sólo se disputaron 7 partidas, pues Golmayo abandonó el match cuando el marcador reflejaba 4 victorias por una derrota a favor de Rey Ardid, 20 años más joven que él.

 

Rey Ardid, por supuesto, no fue ajedrecista profesional, algo que si hoy día es algo verdaderamente difícil, imagínense en las primeras décadas del siglo XX. Su profesión fue la de médico, ejerciendo como catedrático en neurología y psiquiatría. Además, fue escritor pues publicó innumerables trabajos en revistas científicas y en lo referente al ajedrez, escribió varios libros, siendo los más reconocidos los cinco volúmenes que dedicó a los finales. Una monumental obra, nunca vista en España. Rey Ardid, era un gran finalista y daba una tremenda importancia a esta fase del juego, el propio Arturo Pomar -otro magnífico jugador de finales- fue un gran admirador suyo. Compuso algunos finales artísticos de verdadero valor, siendo uno de ellos galardonado en un concurso internacional.

 

Dedicado enteramente a su profesión, Rey Ardid, dejaba la práctica del ajedrez durante largos períodos, que abarcaban años completos sin jugar, rechazando continuamente invitaciones a interesantes competiciones internacionales. Pero a pesar de tan escasa dedicación por el juego rey, tal era su talento, que era capaz de jugar simultáneas a la ciega y en 1944, jugó un match contra el incomparable campeón mundial Alexander Alekhine, empatando tres partidas y perdiendo solo una, algo de indudable mérito.

 

En 1934, nuestro homenajeado, disputó un fortísimo torneo en la localidad barcelonesa de Sitges, en cuya nómina de 14 participantes, figuraban entre otros, auténticos maestros de talla mundial como Lilienthal, Koltanowski, Spielmann, etc. Rey Ardid dejó a todos con la boca abierta al clasificarse en segunda posición a medio punto del vencedor -único rival que le ganó- y por delante de nuestro coprotagonista (y víctima) de hoy, el ruso-polaco Savielly Tartakower. Legendario jugador que llegó a estar entre los mejores del mundo y del que ya hemos hablado en otras ocasiones.

 

Tartakower, en este torneo partía como uno de los favoritos y de hecho, sólo quedó a un punto del vencedor, Lilienthal. Punto que se lo arrebató (¿adivinan quién?) nuestro talentoso español en una extraordinaria partida, pues extraordinaria tiene que ser para que un aficionado gane a toda una leyenda mundial en tan solo 19 jugadas. Esta fabulosa victoria le significó el más alto reconocimiento internacional. Ya casi desde el comienzo de la partida, Tartakower, a pesar de que llevaba las piezas blancas, se encontró en inferioridad, fruto de lo que parecía una peligrosa jugada, pero que lejos de acobardar a nuestro compatriota, el dudoso lance recibió adecuada respuesta. A partir de ese momento y viendo que la partida se le iba de las manos (¡y hablamos de la jugada 10!), Tartakower enciende una traca de fuegos artificiales intentando engañar al español, pero para su desgracia, ni por asomo consigue su propósito, pues Rey Ardid responde con elegancia y absoluta precisión a todos y cada uno de los faroles lanzados por su desesperado rival, obsequiándole en el movimiento catorce con una portentosa jugada, justo cuando Tartakower pensaba que ya había pasado lo peor. Y no sólo esa jugada, todas las que realiza Rey Ardid desde que su rival comete el error, se pueden calificar de absolutamente perfectas ¡los análisis actuales no son capaces de mejorar ni uno solo de sus movimientos! Por esta magnífica demostración, le dieron la nada despreciable cifra de 400 pesetas de la época.

 

Veamos ahora la que fue la victoria más famosa de este español de leyenda, que nos obsequió con una de las mejores miniaturas de nuestro ajedrez:

 

 

 Blancas: Savielly Tartakower (1887-1956)

Negras: Ramón Rey Ardid (1903-1988)

Evento: I Torneo Internacional de Ajedrez

Lugar y fecha: Sitges, 1934

 

 

 1.d4 d5 2.c4 [Gambito de Dama. El blanco entrega momentáneamente un peón lateral para eliminar el central negro en «d5»]

 

2…e6 [El bando negro no acepta la propuesta y consolida su peón central]

 

3.Cf3 Cf6 4.Cc3 c5 [Así queda planteada la Defensa Semi-Tarrasch, una forma de desmantelar por la vía rápida el centro de peones] (Ver diagrama)

 

 

Defensa Semi-Tarrasch

 

 

5.cxd5 Cxd5 6.g3 [Un movimiento poco visto en la actualidad, aunque utilizado en su tiempo por jugadores legendarios como Rubinstein y Alekhine]

 

6…cxd4 [Con este cambio, Rey Ardid decide eliminar la tensión central]

 

7.Cxd4 [Ya esta jugada denota que Tartakower no tenía su día. Lo correcto hubiera sido 7. Cxd5. Desde este momento (¡jugada 7!) Rey Ardid se hace con la iniciativa y la mantendrá hasta el final]

 

7…Cxc3 8.bxc3 [Supongo que nadie en el mundo podrá explicar por qué un jugador como Tartakower, permite voluntariamente y sin ninguna compensación, el deterioro de sus peones del flanco de dama]

 

8…e5 [Sin vacilar, Rey Ardid pone en marcha una fuerte iniciativa. Con todas las piezas por desarrollar, mueve por segunda vez un peón. Saber cuándo aplicar las excepciones a los dogmas es propio de los buenos jugadores y Rey Ardid no era bueno, era magnífico]

 

9.Cb5 Da5 [¡Muy astuto, pues parece un error! Lo esperable contra un temible contrincante como Tartakower, sería 9… Dxd1+, y con el cambio de damas, jugar una partida sin complicaciones, pero a nuestro compatriota no le amedrantaba en absoluto la categoría del rival que tenía enfrente]

 

10.Dd5 [La jugada que se cae de las manos, pero en realidad, es un error impropio de la categoría de un jugador como Tartakower. Quizás menospreciando a su rival y jugando a «engañarle», Tartakower, comete un error importante. Su jugada parece lógica, pues al mismo tiempo que defiende el caballo, crea fortísimas amenazas como 11.Cd6+. El «pequeño» detalle es que es el turno del maestro español]

 

10…Cc6 [¡Así de simple! ¿Se le escapó algo tan evidente a Tartakower? Lo verdaderamente extraordinario, no es que la respuesta de Rey Ardid le conceda posición ganadora, es que cualquier otra jugada, perdería irremisiblemente. Este es un caballo fabuloso que defiende la dama y el peón «e5». Ahora la amenaza es 11… a3. ¡ El blanco está perdido en 10 jugadas ! ¡Así es la magia del ajedrez!]

 

11.Tb1 [La posición es complicadísima, pero no quiero aburrirles con innumerables variantes, así que me limito a decirles que la gravedad de la posición blanca viene dada porque el caballo no tiene retirada válida y aunque esto fuera posible (11.Cd6+ Axd6 12.Dxd6), la dama negra capturaría inmediatamente el desafortunado peón «c3» con jaque y seguidamente, la torre «a1». Así que no se puede hacer gran cosa. Si 11.Ad2 Ae6 12.Dd3 Td8 13.Db1 a6 y cae el caballo]

 

11…Ae6 [Acoso y derribo]

 

12.Cd6+ [Probablemente, Tartakower todavía conservaba la esperanza de salir poco deteriorado de esta situación]

 

12…Axd6 13.Dxd6 Td8 [Rey Ardid no da respiro y el final del drama blanco está próximo]

 

14.Da3 [Bueno, ¡pues todo en orden! ¿eso pensó Tartakower? Podría ser, pues el caballo consiguió cambiarlo por un alfil; la torre también escapó ilesa y los débiles peones «a2» y «c3» están defendidos, ¿entonces qué?] (Ver diagrama)

 

 

Tartakower cree tener controlada la situación

 

 

14…Cd4

 

[¡¡ Caramba con el caballo!! Con esta fulminante jugada, Rey Ardid despierta de su sueño a Tartakower y le dice «cómase usted la dama maestro, que yo me quedo con su rey» La amenaza es ni más ni menos que 15… Cc2 jaque mate.]

 

15.Db2 [La mejor defensa, pero solo servirá para prolongar la agonía del blanco]

 

15…Af5 [Renovando la amenaza del jaque en «c2»]

 

16.Ad2 [Tenaz la resistencia de Tartakower; bloquea la acción de la torre enemiga en la columna «d», dando una casilla de escape al rey]

 

16…Cc2+ [Probablemente, Tartakower soñó durante largo tiempo con este caballo]

 

17.Rd1 Ca3 [Entre varias jugadas buenas, Rey Ardid encuentra la mejor. Las amenazas se multiplican (18… Cxb1, 18… Txd2+, etc.)]

 

18.Db4 [Un tozudo Tartakower se resiste al abandono, pero tendremos que comprenderlo, dado que fue el autor de la famosa frase «Nunca se ha ganado una partida abandonándola»]

 

18…Dd5 [Dramática situación la de Tartakower. Tiene amenazadas las dos torres además de un jaque mate inmediato] (Ver diagrama)

 

 

Un tsunami arrasa el campamento blanco

 


19.Tb2 [Bueno, salva una torre y el jaque mate, pero… ]

 

19…Dxh1 [Cae la otra torre amenazada y por fin, Tartakower se convence que lo mejor es irse a descansar. El español resultó ser un enemigo de cuidado] 0–1

 

 

Posición final:

 

 

«Si un tablero tan pequeño no llega a dominarse, ¿cómo llegaremos a dominar nada en la vida?» (Ramón Rey Ardid)

 

 

Luis Pérez Agustí

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