Sombras sin tiempo

0
234

Las sombras debilitan mis ojos. Hacen temblar mi voz y mis palabras se las lleva el viento herido de gases venenosos. La Tierra quemada, sostiene el último suspiro, la última llamada de ese aire limpio que se escapa por la explanada.

Me ahogo en ilusiones perdidas, en tambores lejanos que ahuyentan la timidez de un jardín sin colores, de un mar que se calienta sembrando el caos insostenible de una vida que se escapa.

Cuánta tristeza ensombrece el atardecer y el mañana. Cuánta soledad hundida en la ignorancia de una sociedad que cabalga ciega y errante ante el abismo de lo impensable.

Los árboles miran hacia abajo sin comprender la estupidez del que se cree sabio. La savia verde de sus poros alumbra días sombríos y sus ramas ya no sostienen los nidos que  alejaban antaño los senderos del bosque encantado.

 

Luces calladas

contemplan la noche

y el viento sonoro

retumba en los oídos

de caras amargas.

Aire de pólvora,

gritos que cierran

los ojos cansados,

niños que lloran

y truenos lejanos

que truncan vidas

cada mañana

Flores marchitas,

fuego que arrasa

senderos abiertos,

caminos llanos

y rumbos inciertos.

Suena el tambor

con ganas de guerra,

botas que aplastan

corazones heridos,

sangre y dolor,

banderas huracanadas

con fuertes mástiles

de dura ambición.

¿Dónde está la evolución?

¿Dónde las canciones

de amor?

¿Dónde poder llorar

por un mundo mejor?

Se agota el tiempo.

Las voces de cristal

se rompen escondidas

tras las sombras

 de la libertad.

Nos hundimos

en el túnel del olvido,

angustiados,

sin voz ni aliento,

sin ganas de sentir

la luz que refleja

la felicidad.

La paz.

Que simple palabra

y cuantas veces

mancillada,

Tan sencillo

como amar

y tan fácil

como odiar.

No sabemos caminar

sin que la violencia

nos siga como una sombra

en nuestro despertar.

Ya llora la luna,

y las estrellas cansadas

se ocultan

en el manto de la noche,

en la oscuridad

de nuestra mente,

y en el silencio

de la muerte

 

(Por un mundo que valore la humildad y la empatía, el perdón y el amor…y no perdamos la esperanza por un mundo que olvide la violencia, el odio y el rencor)

Pedro Pozas Terrados es escritor, naturalista, dibujante, poeta, investigador, crítico, aventurero, animalista, ecologista y amante de la vida en todas sus formas. Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio en España y miembro del Comité Español de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ambos cargos desempeñados de forma altruista. Ha escrito once libros, coautor de seis más. Posee doce cuadernos de campo (dibujos en lápiz) además de 400 láminas de dibujo y 50 en acuarela. Sostiene que la Tierra tiene que ser un ente jurídico con derechos propios recogidos en todas las constituciones de los gobiernos. Que los grandes simios deben ser considerados personas no humanas con sus derechos básicos y que todos los seres vivos tienen que ser respetados y tratados como seres sintientes.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, deja tu comentario!
Por favor, introduce tu nombre aquí